La frase de Gabriel Celaya, tantas veces cantada por Paco Ibáñez, "estamos tocando fondo", es más cierta que nunca en estos tiempos, según dice el cantautor, "casi obscenos, en los que hay 100 Gernika por día en Alepo y nadie protesta". Ibáñez prepara un recital donde "llamarà a la sublevación".

El concierto tendrá lugar el próximo 28 de diciembre en el Palau de la Música de Barcelona, dentro del Festival Mil·lenni, y en él Ibáñez incluirá canciones con letras subversivas, como "aquel poema de Luis Cernuda que anima a levantarse contra los «vientres sentados» que dominan «a lo largo y ancho de la tierra» y emiten «plenas necieses»".

"Este no será un concierto más –ha asegurado el músico–, porque estamos en un dilema y hay que decir basta, hasta aquí hemos llegado, basta de fútbol y consumismo vulgar que paraliza a la gente y le impide reaccionar".

"Se tiene que reaccionar, y quien no reacciona es cómplice", ha sentenciado el artista, de 82 años, quelleva seis décadas de compromiso y lucha, siempre con la voz y la palabra como armas.

Como ya viene siendo habitual en los conciertos del "basclenciano catalano-francés", como él se define, el recital del Palau de la Música empezará con el poema de José Agustín Goytisolo En tiempos de ignominia como ahora porque "vivimos tiempos de ignominia a escala planetaria", advierte Ibáñez.

Acompañado de Mario Mas a la guitarra y César Stroscio al bandoneón, el intérprete volverá a subir al escenario del Palau vestido de negro, como siempre, con la guitarra sobre su pierna apoyada en el taburete que diseñó para él Frederic Amat.

De pie, porque él no se arrodilla ante nadie, Ibáñez ofrecerá una selección de su amplio repertorio, que es toda una antología de la poesía en lengua castellana desde el siglo XVIII hasta nuestros días.

Georges Brassens tampoco suele faltar en sus conciertos. Ibáñez és gran admirador del poeta y cantante francés, autor de frases tan bellas como "aquel final de Le parapluie que dice «Et je l'ai vue toute petite / Partir gaiement vers mon oubli», recuerda Ibáñez, que vivió su juventud exiliado en Francia.

"La belleza es revolucionaria", según este hombre convencido del poder de la poesía, "no solo cuando es contundente por su contenido político, sino también cuando habla con sensibilidad del amor o cualquier otra cosa" porque, como dice Celaya: "La poesía es un arma cargada de futuro".

Los conciertos de Paco Ibáñez son momentos "donde sentir emociones y tomar fuerzas" para después salir a la calle y "combatir la oscuridad", según el intérprete.

Su ambición es alimentar la sensibilidad de sus contemporáneos porque "si consigues emocionar a alguien con una canción", quizás consigas que salga de la sala "con una mirada sobre el mundo más precisa".

El mismo Paco Ibáñez vive sus conciertos como un alimento para el alma, tan necesario como el alimento del cuerpo.

"Los conciertos son mi arroz con leche", dice el cantante, que a su adelantada edad no tiene "para nada" previsto retirarse, y le cuesta entender, aunque respeta, la decisión de Raimon, que hace poco anunció que el próximo año abandonará los escenarios.

Desde su casa de Barcelona recuenta sus proyectos para el año que viene: "Un concierto en Valladolid, otro en Castelldefels, el del anfiteatro de la Sorbona de París y la reedición de varios discos que ya os iré anunciando", concluye.