El pleno de la Secció Filològica de l'Institut d'Estudis Catalans (IEC) ratificó ayer la nueva Ortografia de la llengua catalana. El texto ha sido presentado hoy en rueda de prensa, donde han intervenido Jandomènec Ros, el presidente del IEC; M. Teresa Cabre, la presidenta de la Secció Filològica, y Vicent Pitarch, el coordinador del grupo de trabajo de la Ortografia. Después de todo el revuelo surgido a partir de la primera filtración del texto, los portavoces han querido incidir en todo momento en la idoneidad de los cambios.

¿Eran necesarios los cambios?

El objetivo principal era aglutinar en una sola obra todas las modificaciones y propuestas que se habían hecho desde la Ortografia de Pompeu Fabra de 1913. Ante las críticas que se han podido oír últimamente, Pitarch ha querido defender la obra: "Es absolutamente coherente, oportuna y, por lo tanto, necesaria".

Desde el Institut han querido remarcar que muchos de los cambios eran demandas recurrentes al IEC por parte de los profesionales de la lengua y profesores de aspectos que complicaban el uso de la lengua. Por este motivo, uno de los objetivos principales que se ha querido alcanzar con esta nueva Gramàtica de la llengua catalana es facilitar el aprendizaje de la lengua.

Se ha insistido en todo momento en que no es ninguna reforma ortográfica, sólo toca algunos puntos de la norma. Destacan sobre todo que las modificaciones se han hecho con mucha prudencia y que en ningún caso se ha querido romper con la ortografía fundacional de Fabra. Los cambios se centran sobre todo en los procesos que las lenguas tienen de enriquecimiento: la formación compuestos y los préstamos.

Los diacríticos

La versión que finalmente se publicará presenta algunos cambios con respecto a las primeras informaciones que se filtraron. Por ejemplo, no se elimina el acento diacrítico del monosílabo sol/sòl. Por lo tanto, la lista actual de los diacríticos consta de 15 pares de palabras:  bé/be, déu/deu, és/es, mà/ma, més/mes, món/mon, pèl/pel, què/que, sé/se, sí/si, sòl/sol, són/son, té/te, ús/us y vós/vos. Y todos los compuestos y derivados de estas palabras se escriben sin acento: adeu, adeu-siau, rodamon o entresol.

Otra novedad con respecto a las informaciones previas es que se permite el uso del acento diacrítico en los contextos donde puede haber confusión.

La reducción de la lista de diacríticos se ha querido justificar en todo momento como una decisión muy meditada, era un aspecto que, afirman, "se había escapado de las manos", desde la Ortografía de Fabra el número de diacríticos había ido creciendo sin un criterio concreto. El criterio que se ha seguido en la nueva Ortografía es que no hace falta que lleven diacrítico las palabras de escasa frecuencia ni los polisílabos ni los compuestos.

En un primer momento se propuso eliminar todos los acentos diacríticos, pero por consenso se optó por mantener algunos. Uno de los motivos que han apuntado para mantener la lista es que no se quería deshacer la imagen que tenían los usuarios de la lengua de estas palabras, por lo tanto, han dejado las más frecuentes.

Otros cambios significativos

- Palabras prefijadas y compuestos con el segundo formado empezado por r. Se escriben con rr las palabras prefijadas: arrítmia, corresponsable, erradicar, por así facilitar la lectura correcta de las palabras.

- Nuevos usos del guión en palabras compuestas y prefijados. Se separa por un guión el prefijo y el sintagma (ex-directora general, vice-primer ministre). También en los conjuntos formados por un sustantivo o un adjetivo cuando les precede el adverbio no (art no-figuratiu). En cambio se escriben sin guión expresiones lexicalizadas como sensepapers, contrarrellotge y compuestos como matadegolla, picabaralla o clocpiu (en cambio, con guión déu-n’hi-do o cotó-en-pél, que tienen un acento en el primer componente). Finalmente, se admite el uso discrecional del guión en casos de homonimia (co-rector/corrector) o para evitar ciertas grafías (ex-exiliat, ex-xa).

- Se añade una e en las palabras compuestas y prefijadas cuando el segundo formante empieza por s seguida de consonante y coincide con una palabra catalana, como arterioesclerosi, cardioespasme, electroestàtic. En cambio: microscòpic, termòstat o atmosfera.

- Se acentúan las formas baleares de la primera persona de los presentes de indicativo de los verbos de la primera conjugación acabados en -enar, -esar, -essar, -osar y -ossar. Como, avés, dispòs, supòs, destròs, confés o ingrés.

- Supresión de la diéresis en los derivados cultos acabados en sufijo -al cuando la palabra primitiva no presenta un hiato: fluidal (fluid), laical (laic). En cambio: proïsmal (proïsme), vecinal (veí).

Implantación de la nueva ortografía

Se abre un periodo de cuatro años para que los cambios se conozcan y se integren. No está cerrado del todo cómo y cuándo se tienen que aplicar las nuevas normas. Se quiere hacer mediante acuerdos con los estamentos que hacen efectivos los cambios ortográficos, básicamente, la administración y el mundo educativo.

"Revuelo mediático"

La presentación ha girado continuamente en torno a todas las críticas y reacciones en los medios de comunicación y redes sociales que se produjeron las semanas pasadas a raíz de la filtración de los cambios, sobre todo por la reducción de los diacríticos. Los tres han coincidido en que "se ha exagerado" y que no se ha tratado el tema correctamente. Parte de los discursos se han centrado en contestar las críticas que se han generado estas últimas semanas sobre la idoneidad de la nueva Ortografía.

Afirman que hace 4 años que se trabaja con intensidad y que no son propuestas superficiales, sino hechas con rigor y responsabilidad social. Y también niegan que sean propuestas hechas desde la superioridad, sino que se ha tenido muy en cuenta la opinión de los profesionales de la lengua y que se ha trabajado conjuntamente tanto con los medios de comunicación, profesores, escritores, traductores y correctores.

Aunque también comprenden que se produzca cierto descontento cuando se cambian aspectos como la ortografía, que han definido como un elemento simbólico de la lengua y que los usuarios reconocen como un rasgo identitario. Pero han defendido que desde hace unos años uno de los objetivos principales que se marcó la Secció Filològica era la apertura y la modernización e iniciar una relación interactiva con la sociedad con el fin de simplificar el aprendizaje de la lengua y que todo este esfuerzo se ha materializado en las obras que se publicarán próximamente.