A veces mi padre me pregunta si no escribo a mano antes de ponerme a hacerlo en el ordenador. Y no, no lo hago. Escribo directamente aquí y sin mucho orden ni previsión. Pero, en cambio, no me gusta leer ficción en una pantalla. Me marea y me cansa. El papel y la pantalla. El conocimiento estable, perdurable, sólido. La vida líquida y superficial, insaciables de click en click, absorbiendo y anulando información progresivamente. Es un gran tema.

Escribo directamente aquí y sin mucho orden ni previsión. Pero, en cambio, no me gusta leer ficción en una pantalla. Me marea y me cansa. El papel y la pantalla

Aunque no seamos muy conscientes existe toda una literatura tecnológica que vive más allá de los libros de papel. Con la llegada de internet y las tecnologías de la información se abrió un mundo inagotable para el hecho literario, por todo lo que permite a nivel de producción, almacenaje y difusión. Quiero empezar explicando las Love letters, que creó Cristopher Strachey el año (atención) 1952. Es una historia maravillosa. Strachey no era escritor, era informático. E inventó un generador para "escribir" cartas de amor, con un solo click. El programa funcionaba a través de probabilidades, con una base de datos con muchas palabras de diferentes categorías gramaticales. Los textos que generaba fueron la primera manifestación de literatura digital y más adelante se vieron también como una crítica interesante en el heteronorma (porque la máquina no entendía de género). El resultado eran unas cartas cortitas, discutibles a nivel poético, pero convincentes y totalmente creadas a través de un algoritmo.

Con la llegada de internet y las tecnologías de la información se abrió un mundo inagotable para el hecho literario

Vamos mucho más adelante, en el 2010, cuando ya existían creaciones digitales bastante más complejas. Serge Bouchardon publica Déprise, la historia en seis escenas de un hombre que pierde el control de su vida. Es una obra interactiva y al final de cada escena el lector redirecciona la lectura: en un lado, por ejemplo, podemos leer (justamente) una carta de amor, en la otra, una de ruptura. La obra pide, por lo tanto, nuestra implicación directa y mientras leemos tenemos que decidir qué queremos seguir leyendo (al estilo de Rayuela o de los míticos Escoge tu aventura).

Y mucho más reciente, el sábado pasado, día de Sant Jordi. Si paseasteis por el centro de Barcelona quizás visteis la cola infinita de Joana Marcús, cuya obra nació en Wattpad. Mis alumnos son fans, de la Marcús y de Wattpad. Leen y publican (de la misma manera que los que teníamos ínfulas literarias lo hicimos en fotolog en su momento). Wattpad ha creado todo un nuevo sistema literario al margen del margen del tradicional. Porque todo el mundo puede publicar y todo el mundo puede leer y comentar lo que lee, es comunidad de millones de escritores, lectores y críticos (de hecho, puedes ser las tres cosas a la vez). Mis alumnos dicen que lo que les gusta más es esta interacción entre quien escribe y quien lee; esta inmediatez y este feedback: poder opinar sobre qué les gustaría que hiciera el personaje en el próximo capítulo. Hay una vía instantánea con el autor, inexistente e imposible de otra manera. Y me dicen que lo que los satisface más de todo es que sea gratis e ilimitado.

Wattpad ha creado todo un nuevo sistema literario al margen del margen del tradicional. Porque todo el mundo puede publicar y todo el mundo puede leer y comentar lo que lee

Quizás es cierto que la revolución digital es como una explosión de la cual hemos oído|sentido el sonido, pero todavía no hemos visto los efectos. Estos jóvenes conciben la escritura como un acto de creación online. Y tiene todo el sentido del mundo: es absolutamente revolucionario poder llegar tantísima gente. Porque tienen la pulsión de escribir y la función de la literatura culmina cuando hay alguien al otro lado (de este black mirror o de las páginas con olor de libro nuevo) que te lee.

¿Pero, es todo maravilloso en Wattpad? No. Evidentemente. Puedes publicar cualquier cosa. Réplicas y réplicas de historias llenas de clichés, nocivas y delirantes que no recomendaríamos a nadie o textos llenos de faltas de ortografía que tienen miles de lecturas. No hay filtro. No hay editor, no hay una mirada que controle ni revise, ni siquiera el espacio para dejar reponer aquello que se ha escrito. Es todo y puede ser todo, de lo mejor y de lo peor. Internet es una gran herramienta de crear y publicar que une intereses comunes y lengua. A la vez, distorsiona los métodos de publicación y edición establecido; pensamos en la cadena autor, editor, imprenta, mayorista y distribuidor (y en los meses que pasan desde que acabas un libro hasta que se puede comprar en las librerías).

Hay quien dice que si los libros han sobrevivido a las hogueras, sobrevivirán a internet

Quizás habéis leído eso y os planteáis cuál es el futuro del libro en papel. Lo cierto es que ahora mismo sigue siendo el elemento de prestigio dentro del sistema literario. También hay quien dice que si los libros han sobrevivido a las hogueras, sobrevivirán a internet. Yo pienso que convivirán las dos cosas: estos nuevos fenómenos digitales, que serán cada vez más sofisticados, con el hecho de ir a una librería de viejo y comprar una de las páginas amarillas y derrotas, con la letra decimonónica de la firma de quien lo compró ves a saber cuando.