El fotógrafo y publicista Leopoldo Pomés, retratista de la Gauche Divine, creador de anuncios míticos y reputado gastrónomo, ha muerto hoy en Barcelona a los 87 años. Nacido el año 1931 en una familia pequeñoburguesa de ideas progresistas, vivió una infancia marcada por la Guerra Civil y el nacionalcatolicismo franquista. De su padre, el hijo de un soplador de vidrio que había prosperado como agente comercial del sector alimentario, heredó el sentido de la orden y de la elegancia, los secretos de la música, las primeras nociones gastronómicas y la cámara Kodak familiar que le cambió la vida.

Pomés acababa de publicar su libro de memorias No era pecat, escrito con la colaboración de Lídia Penelo. Durante la presentación a la prensa aseguró que "mirar, para mí, es lo más importante de todo". Una importancia de la mirada clave no sólo en su trabajo, sino en su día a día. "No he podido dejar de mirar y cada día me gusta más. No paro de mirar, no es que me lo proponga".

Amigo de los artistas de Dau al Set, poeta ocasional y fotógrafo autodidacta, Pomés expuso por primera vez en el año 1958 en las prestigiosas Galerías Layetanas. A pesar de estos inicios artísticos, Pomés ha sido especialmente conocido por su fotografía publicitaria y de moda y por su vinculación a la Gauche Divine. Por aquellos anuncios de mujeres bonitas y caballos, Manuel Vázquez Montalbán aseguró que Pomés había erotizado a todo un país. Con su inseparable socia, compañera y exmujer Karin Lenz, creó el tándem personal y profesional: creadora de las mejores campañas de Studio Pomés, con encargos tan conocidos como los tradicionales anuncios de cava Freixenet, los de las famosas "burbujas", que realizaron hasta el año 2006. También fue responsable de la ceremonia de apertura del Mundial de Fútbol de 1982 y creó la campaña de presentación de la candidatura de Barcelona para los Juegos Olímpicos de 1992.

Hedonista y gastrónomo –dedicó un libro a la teoría y práctica del pan con tomate– y buen anfitrión, junto con el arquitecto Alfonso Milà montaron el Flash-Flash de la calle de la Granada del Penedés, restaurante exclusivamente dedicado a las tortillas y decorado con las memorables imágenes de Karin Lenz. Años más tarde abriría Il Giardinetto, su otro restaurante, obra de otro arquitecto buen amigo suyo, Federico Correa, especializado en cocina italiana. Padre de cuatro hijos –Juliet, Poldo, Iván y Ciro– y abuelo de varios nietos, en el año 2018 fue galardonado con el Premio Nacional de Fotografía.

Tras publicarse la notícia de su muerte empezaron a llegar las condolencias, entre ellas, la del president Quim Torra. 

La Generalitat y el Gobierno han lamentado la muerte de Pomés. A través de un tuit, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha destacado que a lo largo de su carrera "contribuyó a aportar una mirada moderna y renovadora de la sociedad a través de sus imágenes".

Por su parte, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha remarcado, también en Twitter, que la trayectoria de Pomés estuvo vinculada a la vanguardia artística "siempre comprometida con la modernidad. Hoy nos deja Leopoldo Pomés, pero nos queda su creatividad, patrimonio de la imagen y la publicidad en nuestro país".

El Departamento de Cultura ha definido Pomés como "un referente indiscutible de la fotografía catalana contemporánea, y Creu de Sant Jordi el año 1999". Cultura ha trasladado su pésame a los familiares del artista y ha asegurado que echarán de menos su mirada. "Nos duele la muerte del artista Leopold Pomés", ha señalado la consellera de Cultura, Mariàngela Vilallonga también a través de Twitter. "Lo visité hace unos años en su casa, un lugar especial como él. Amable, cordial y de ojos penetrantes".

A través de un comunicado, el ministro de Cultura en funciones, José Guirao, ha indicado que Pomés fue "un renuevo del lenguaje fotográfico, especialmente en el ámbito de la publicidad y la comunicación visual." Guirao ha recordado que desde el 2006 se dedicó plenamente a su obra fotográfica. "Introdujo la mirada artística en el ámbito publicitario".