Signos del tiempo, ayer se supo que el mítico local musical barcelonés Milano Jazz Club cerrará las puertas, después de casi 20 años de historia, y en su lugar se abrirá una franquicia de una popular cadena de restaurantes italianos. La capital catalana perderá, una vez más, uno de aquellos puntos que le daban personalidad, desapareciendo con él parte de su esencia, para, de Pekín en Nueva York, de Helsinki en Sidney, ceder su espacio a uno de aquellos establecimientos que puedes encontrar, iguales, idénticos, en cualquier otra ciudad del mundo. Ironías del destino: que un local denominado Milano tenga que cerrar para dejar paso en un impersonal restaurante italiano.

Ironías del destino: que un local denominado Milano tenga que cerrar para dejar paso en un impersonal restaurante italiano

Víctima de un 'franquicidio'

Las reacciones en contra del cierre no han tardado en invadir las redes, destacando especialmente la iniciativa propulsada por el periodista Carlos Pérez Cruz, que ha empezado a recoger firmas para evitar el cierre del Milano Jazz Club de Barcelona, situado en el sótano del número 35 de la Ronda Universitat, bajo el Bracafé. Demasiado goloso para no caer víctima de la especulación inmobiliaria y la gentrificación que marca el estilo de vida del siglo XXI. Aunque todavía no se ha concretado la fecha exacta, el local, una de las salas con mejor programación jazzística en vivo de la capital catalana, cerrará en unas semanas, muy probablemente a finales de septiembre.

Según Carlos Pérez Cruz, periodista que dio a conocer la noticia ayer a través de su podcast Club de Jazz Radio, aunque el local funciona, muere "víctima de un franquicidio", ya que el propietario ha decidido alquilarlo a una cadena de restaurantes italianos, en la línea de toda aquella isla de casas en el centro de Barcelona. "Sé que la administración pública no es omnipotente, pero espero que no se declare impotente ni cómplice del avance de la desertificación cultural de Barcelona", dice Pérez Cruz dirigiéndose al Ayuntamiento de Barcelona.

El propietario ha decidido alquilarlo a una cadena de restaurantes italianos, en la línea de toda aquella isla de casas en el centro de Barcelona

"El propietario del negocio, que hace ocho meses que nos lo dijo, tenía la intención de subarrendárnoslo y estuvimos a punto, pero al final no fue posible y prefirió traspasarlo", ha hecho público Guim Cifré, programador y director artístico del local. "Buscamos socios (el saxofonista Liba Villavechia) y ya estaba todo firmado hasta que llegó una empresa negociando directamente con la propiedad del inmueble". Esta empresa dobló el alquiler y el propietario del inmueble presionó al arrendador para que lo traspasara a esta franquicia, según dice Cifré. Aunque parece muy complicado revertir la situación, la campaña iniciada por Pérez Cruz, lleva en menos de 24 horas casi 3.000 firmas pidiendo que se evite la clausura del local que abrió en el 2007. ¡s podéis sumar a la iniciativa 'Salvemel Milano!' desde aquí.