Ha muerto Miss.Tic, todo un icono del arte urbano, especialmente en el distrito 13 de París, infinito lienzo de sus obras. Tenía 66 años. Las cosas no le fueron nunca fáciles.
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Punk y esprays
MIss.Tic era el nombre artístico tras el que se escondía Radhia Novat. Había nacido en Montmartre, muy cerca de la emblemática basílica del Sacré-Coeur, una noche de finales de febrero de 1956, hija de un imigrante tunecino y una madre de la Normandía. Tiempo después la familia se mudaría al suburbio de Orly, en el sur de la capital francesa. Tiempo después Radhia perdió a su madre, su abuela y su hermano pequeño en un accidente de coche. Sólo le quedaba su padre. Murió seis años más tarde. Eran los inicios de al década de los ochenta. Quiso dejar atrás todo su universo rasgado. Se refugió en California, haciendo vida con la incipiente comunidad punk que emergía en ciudades como Los Angeles o San Francisco. Allí descubrió el mundo del grafiti. En las grandes urbes norteamericanas, el arte urbano estaba en pleno proceso de ebullición y eclosión y ella quedó fascinada con el poder subversivo de aquella joven expresión de creación.
Volvió a París después de una tormentosa ruptura sentimental. Intentó olvidar aquella derrota emotiva estudiando artes aplicadas y teatro de calle. Dos pasiones que unificó cuando decidió dar salida a su creatividad a través del grafiti, convirtiéndose así en una de las primeras artistas urbanas de Europa (hombres y mujeres), todo una referente y pionera de la técnica de los stencils (el dibujo de grafitis haciendo uso de plantillas). Creaciones que completaba con poemas, versos que daban mucha más fuerza a sus obras.
Fantasías y estereotipos
En aquellos años, los primeros de la década de los ochenta, era imposible pasear por barrios parisinos como Ménilmontant, Montmartre, Le Marais, Montorgueil, Butte-aux-Cailles y no tropezarse con una obra de Miss.Tic. A través de sus murales, el artista explicaba su vida, deseos, rupturas, defectos o fantasías. Jugaba con los estereotipos de la mujer seductora, el fetichismo y cuestionaba la imagen de la "mujer objeto". "Perdemos a una artista inmensa, una mujer conmovedora y profunda; sus plantillas, que se han convertido en icónicas, seguirán poetizando nuestras calles durante mucho tiempo", ha destacado el Ministerio de Cultura francés en una nota publicada este lunes.
La relación con las autoridades no siempre fue tan... idílica. En 1997 fue detenida por considerar que sus pinturas eran un acto de vandalismo que deterioraba las fachadas. Tres años después, en enero del 2000, fue condenada por el Tribunal de Apelación de París a una multa de más de 3.000 euros. Y no fue hasta la llegada del siglo XXI, que su arte pasó a ser aclamado por las instituciones. Ya avalada por los estamentos, empezó a exponer en galerías como el Victoria & Albert Museum de Londres o ferias de arte contemporáneo en ciudades como Venecia o Miami, además de colaborar con marcas de moda como Kenzo o Louis Vuitton. Y pese a todo, siempre volvía a salir a la calle con sus plantillas.