Una butaca al pol nord es la nueva pieza de Mercè Sarrias, dramaturga conocida por espectáculos como África 30 y L'any que ve serà millor. Es la obra que esta Navidad (y hasta el 10 de febrero) se puede ver en la sala Flyhard. Susanna Garachana y Maria Pau Pigem son las protagonistas de esta historia. Sobre el escenario, dos psicólogas. Una de ellas recibe atención de la otra. En este intercambio, la relación se cambia, y el personaje que interpreta Garachana, la paciente, obliga al público a posicionarsde ante sus dilemas, llevando al límite la relación con el personaje que interpreta a Pau Pigem. Dirige Mònica Glaenzel en la que es su primera experiencia al frente de un espectáculo. Debut que combina con el personaje en que está dando vida a Conqueridors, la obra de Ramon Madaula que estos días ocupa la cartelera del Teatro Goya. Lo entrevistamos.

¿Es tu primera dirección?
Sí, es así. Y he tenido mucha suerte que sea un texto de Mercè. Tenemos gustos compartidos. Me escribió diciendo que había un papel para mí, y le respondí que no, que no quería interpretarla sino dirigirla. He dirigido clases y talleres. Fue el impulso del texto, lo que me hizo dirigirlo. Es otra creatividad que he disfrutado. He aprendido mucho.

Fue el impulso del texto, lo que me hizo dirigirlo. Es otra creatividad que he disfrutado. He aprendido mucho

¿Qué te ha permitido hacer?
Da mucho margen. Hemos tenido que escoger el punto de vista. Los puntos de vista tienen un carácter muy claro, pero no qué tipo de mujeres eran. He podido dibujar el perfil de qué tipo de mujeres eran. Si las protagonistas hubieran sido unos personajes muy politizados, habría ido a otro lugar. Personas que, de salida, no son proclives a la violencia, pero me interesaba eso de ponerlas ante ciertas situaciones.

Entrevista Mònica Glaenzel, actriz / Foto: Roser Gamonal
Mònica Glaenzel debuta en la dirección con el espectáculo Una butaca al pol nord / Foto: Roser Gamonal

Actoralmente qué buscabas.
Que todo venga de una organicidad. A nivel de ritmo y pequeñas intenciones, un mismo texto puede ir de un género al otro. Todo tiene que ser muy orgánico porque en la Flyhard es muy difícil engañar haciendo eso. No puede haber rendijas|resquicios de composición. Hace falta coherencia entre la actriz y el personaje.

Son actrices que no han trabajado especialmente mucho...
Sí. Este es un mundo muy cruel. Nos encasillan mucho. A mí me pasa. Como actriz, y ahora directora, quiero romper con eso. Sabía de la calidad actoral de las dos, y les he propuesto papeles que otras personas no les ofrecen. Sue actuaba en comedias, pero yo sabía de ella y sabía que lo podría hacer perfectamente. Lo mismo con Pau, porque sé cómo son. Y son muy versátiles.

Violencia de género, amistad, mentira... Todo eso sale en la obra.
Para mí, el tema de la violencia de género es circunstancial. El tema es la violencia estructural. La de muchos profesionales que se dedican a eso, al cuidado. Su tarea es prácticamente inútil, y tu vocación es un pecado. No se puede ayudar. En qué lugar te deja la vulnerabilidad. Pienso por ejemplo en la gente que ayuda a los inmigrantes de los CIES. Hablamos de este tipo de personas

Nos encasillan mucho. A mí me pasa. Como actriz, y ahora directora, quiero romper con eso

Hablamos del inicio.
Partimos de una escena que quizás no es verosímil. Nunca una sesión de supervisión psicológica se hace con una amiga. Y eso, es importante. Porque es el disparador de la obra. Las sesiones de supervisión, en cambio, sí que son muy populares. Se hace muy habitualmente, con otros psicólogos. Y gracias a eso sabemos más cosas del personaje que hace Susanna.

Entrevista Mònica Glaenzel, actriz / Foto: Roser Gamonal
Mònica Glaenzel también forma parte del reparto del espectáculo Conquistadors. / Foto: Roser Gamonal

No podemos hacer muchos espóileres, pero el final es muy potente.
Forma parte de mi punto de vista. Las he hecho unas heroínas. Las dos actrices son muy amigas. Las conozco de hace muchos años y eso era lo que me hacía falta: la calidad de las actrices y la complicidad de dos amigas.

En ese final hay un aviso informativo que te deja helado.
Sí, por eso he permitido que el espectador pueda aplaudir a las actrices. Eso es voluntad de la autora. Yo lo he respetado en todo. Propicio estos pequeños minutos de aplauso. Piensa que la obra es una ficción, plantea muchas cosas, y el colofón que escribió Mercè, quizás sí que es un poco largo, pero dentro de la ficción quiere dar apoyo a estas personas que curan a las otras personas. Pensé: "Primero que aplauden a las actrices y hacemos el epílogo". Y mi trabajo era poder hacerlo. Pero ciertamente, es un poco antiespectáculo, sí.

Los trabajos son los que te dan, y ya ves claramente qué esperan que hagas. Como actriz necesitaría hacer otro tipo de personajes

Ahora además estás haciendo de actriz.
Sí. En el Goya con Conquistadors. Los trabajos son los que te dan, y ya ves claramente qué esperan que hagas. Como actriz necesitaría hacer otro tipo de personajes. Me apetecería mucho hacerlo. Redescubrir cosas nuevas a mí me apasiona. Pero domino el ritmo de la comedia y me cogen para dar un resultado concreto.

¡No puedo acabar la entrevista sin poner en valor el resto del equipo artístico, que son tus hermanos: Max, grandísimo escenógrafo, y Bárbara, grandísima figurinista.
¡Sí! Que bien que digas eso, porque yo también lo pienso. Además trabajamos muy bien, y lo compartimos todo, y saben todo lo que me pasa por la cabeza. Yo también pienso que son los mejores, son fantásticos y confío mucho en ellos. Y siempre nos vemos las cosas los unos en los otros y compartimos siempre los proyectos con mucha ilusión.