Entre 1966 y 1973, la cadena norteamericana CBS emitió Misión: Imposible, una serie, heredera del fenómeno de las películas de James Bond e hija de la Guerra Fría, sobre un grupo de espías dedicados a misiones de contra-inteligencia y sabotaje, tan peligrosas que se tenían que sacar adelante de forma casi clandestina. Recibían instrucciones en cintas magnetofónicas que se autodestruyen cinco segundos después de llegar al final de un mensaje que siempre acababa diciendo: "Si Usted o algunos de sus miembros de la Fuerza Misión Imposible es capturado o muerto, el secretario negará cualquier conocimiento de sus acciones".

El año 1996, un seguidor de la serie que acababa de inaugurar productora propia, un tal Tom Cruise, acordó con Paramount, poseedora de los derechos, convertirla en un largometraje. El éxito fue enorme, abriendo la puerta a una saga que no solo se ha consolidado como la mejor de Hollywood; también ha redefinido un género tan maltratado como la acción. Ahora, con el estreno de la séptima entrega, os proponemos hacer la clasificación definitiva, de peor a mejor. Un aviso: excepto la segunda entrega, las otras seis van del notable a la matrícula de honor. Este es nuestro ranking. ¿Y el vuestro?

Las Misiones Imposibles de peor a mejor

7. Misión: Imposible II (2000)

mision imposible 2

Podemos discutir respecto de las otras seis películas de la saga, pero solo un provocador discutiría que la segunda es, de largo, la peor. En manos de John Woo, prestigioso referente del cine de acción de Hong Kong, el filme se desarrollaba contra naturaleza: artes marciales y tiroteos por encima de planos ingeniosos. Woo añadía un puñado de extravagantes marcas de autor (las cámaras lentas, las peleas coreografiades, la inevitable desbandada de palomas levantando el vuelo al paso del héroe) a una trama sobre un traidor en las filas del FMI que amenaza con soltar un virus que mate medio planeta.

Podemos discutir respecto de las otras seis películas de la saga, pero solo un provocador discutiría que la segunda es, de largo, la peor

Con un subtrama que se inspiraba (o copiaba) Encadenados, de Alfred Hitchcock, en la película veíamos a Ethan Cruise escalando a pelo las Montañas Rocosas de Utah, pasando por la Semana Santa sevillana (que la mal asesorada producción del film mezcló con elementos propios de las Fallas valencianas), y participando en una serie de escenas completamente absurdas. Un desastre.

6. Mission: Imposible. Protocolo Fantasma (2011)

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A Ethan solo le faltaba hacer de Spider-Man, gracias a unos guantes mágicos, por la fachada del infinito Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, en Dubái. Es la escena más icónica de la cuarta película, firmada por Brad Bird (Los Increíbles), considerada como un reseteado de la franquicia.

Partiendo de la base de ser infinitamente superior a Mission: Imposible II, esta entrega nos deja con un gusto|sabor agredol

Partiendo de la base de ser infinitamente superior a Mission: Impossible II, esta entrega nos deja con un sabor agridulce, a pesar de hacer explotar el Kremlin, mostrar una fuga de una prisión cronometrada con la duración de una canción de Dean Martin (eso ya lo había hecho antes, con mucha más gracia, Bruce Willis en la muy reivindicable El Gran Halcón) o dibujar una estupenda pelea entre el protagonista y el malo de la función (Michael Nyqvist) en los diversos niveles de un parking automatizado.

5. Misión: Imposible. Sentencia mortal, parte 1 (2023)

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Ethan y sus amigos contra una inteligencia artificial, el enemigo perfecto en tiempo de chats GPT. Una serie de set pieces tan espectaculares como se presupone no acaban de encontrar un equivalente narrativo a la altura, con una caprichosa, y escasa, deriva argumental que provoca sensación de película que no ha pasado por la sala de montaje.

Una serie de set pieces tan espectaculares como se presupone no acaban de encontrar un equivalente narrativo a la altura

Ahora bien, momentos como la persecución por las calles de Roma con Hunt y su nueva partenaire (Hayley Atwell) esposados al volante de un Fiat Cinquecento o el climax en el Oriente Express justifican sobradamente el disfrute de una séptima entrega que, eso sí, y viniendo de donde veníamos, deja cierta sensación de (ligerísima) decepción.

4. Misión: Imposible. Fallout (2018)

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Casi segunda parte de un díptico con Nación secreta, repitiendo director (Christopher McQuarrie) por primera vez en la saga, y enemigo, aquel Sindicato que pone los pelos de punta con sus amenazas nucleares. Más preocupada que ninguna otra película por el retrato psicológico del protagonista, solucionando el subtrama de su matrimonio fallido, Fallout está llena de momentos que dejan al espectador boquiabierto: el larguísimo plano secuencia del salto HALO de Tom Cruise y Henry Cavill (un fichaje aplaudidísimo), la pelea en los lavabos de los dos contra Liang Yang, la persecución en moto por las calles de París o el duelo final de helicópteros.

Fallout está llena de momentos que dejan al espectador boquiabierto

Por no hablar del tobillo de Cruise destrozado en un mal salto que, si os fijáis bien, resulta extremadamente doloroso para el espectador más atento y empático. Y, en un guiño al espíritu de los inicios televisivos de la saga, dónde cada misión estaba planteada como una ingeniosa representación teatral donde los actores eran los espías, uno de los grandes momentos del filme: la falsa habitación de hospital con un paciente esposado en la cama que se excita viendo la destrucción atómica de medio planeta en las CNN News.

3. Misión: Imposible III (2006)

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Con el aval de una serie fenómeno como Lost, J.J. Abrams llegó al rescate, y reinvención, de la saga después del patinazo de John Woo. El director convirtió esta tercera Misión: Imposible en un lujoso episodio de otro éxito catódico propio, Alias, devolviéndole la energía, el ritmo y el espíritu juguetón, con uno hitchcockiano (o tarantiniano) macguffin: la Pata de Conejo.

Escenas de acción magníficas, pura diversión y el duelo Cruise-Hoffman hacen lucir muchísimo esta tercera parte

Nunca sabremos qué carai es, pero la cosa se convierte en el motivo del enfrentamiento de un Ethan Hunt enamoradísimo y casado contra un malo que es, probablemente, el mejor de toda la saga: el traficante que inmortaliza al grandísimo Philip Seymour Hoffman. Escenas de acción magníficas (la mejor, el tiroteo con helicópteros, misiles y camiones que explotan en el puente de la bahía de Chesapeake, en Virginia), pura diversión y el duelo Cruise-Hoffman (con el maravilloso ratito en el que, con el recurrente juego de las máscaras, el segundo imita al primero), hacen lucir muchísimo esta tercera parte.

2. Misión: Imposible (1996)

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La primera, la que ponía las bases, también la más conectada a la serie original, con un prólogo que nos presenta el equipo de agentes, y con un mensaje que propone una misión y que se autodestruye en cinco segundos. A partir de aquí, en manos de Brian De Palma y con un guion de David Koepp y Robert Towne, le daban la vuelta a la madeja, para subvertir las normas y dejarse ir en el segundo tercio del filme. La elegancia de la puesta en escena, la audacia en el tono, la atmósfera paranoica y el habitual barroquismo del estilo de su director se funden con la concepción del espectáculo de un Tom Cruise que es la verdadera alma de todo.

La elegancia de la puesta en escena, la audacia en el tono, la atmósfera paranoica y el habitual barroquismo del estilo de su director se funden con la concepción del espectáculo de un Tom Cruise que es la verdadera alma de todo

La gran acrobacia de la saga, copiada después hasta el agotamiento, colgaba Cruise boca abajo, dispuesto a hackear un archivo (la lista NOC) extraordinariamente protegido en el corazón del edificio de la CIA en Langley. Pura tensión que utiliza elementos como el silencio, una rata o una gota de sudor que podría saltar las alarmas, Brian De Palma construía una escena de eficacia bestial, un momento icónico a la historia del cine de acción. Más allá, Misión: Imposible se remataba con otro momento revolucionario para el género, con el protagonista peleándose en el techo de un tren de alta velocidad, perseguido por un helicóptero, como si no fuera suficiente, incluso dentro de un túnel. Pura adrenalina, pura diversión.

1. Mission: Imposible. Nación secreta (2015)

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La llegada de Christopher McQuarrie a la saga, después de dirigir a Tom Cruise en Jack Reacher, convierte Nación secreta, la quinta, en la más equilibrada y mejor estructurada de la saga, la más redonda. Por la madurez del protagonista, por la complicidad con su equipo (Ving Rhames, Simon Pegg, Jeremy Renner), por el magnetismo de Rebecca Ferguson (cómo brilla, cómo conduce una moto, cómo suelta cachetes, qué carisma, qué química con Cruise) y por los malos, este Sindicato de renegados liderado por el pérfido Solomon Lane (Sean Harris).

La llegada de Christopher McQuarrie a la saga, después de dirigir a Tom Cruise a Jack Reacher, convierte Nación secreta, la quinta, en la más equilibrada y mejor estructurada de la saga, la más redonda

Por escenas como la inmersión en un megaordenador sumergido, o la locura de colgarse del lateral de un AirBus en pleno despegue. Y por la extraordinaria secuencia en la Ópera de Viena, directamente inspirada en El hombre que sabía demasiado, de Hitchcock (eterna referencia a la saga). Ethan Hunt convertido, como dice Alec Baldwin en el film, en la manifestación viviente del destino, que ha convertido en su misión. ¡Un peliculon!