Eran los últimos compases del concierto y Dani Vega, guitarrista de Mishima, se acercó al micro para recordarnos de que esta sería la última noche sin toque de queda en ve a saber tú cuánto de tiempo. Así que lo mejor que podíamos hacer era, como dice la canción más crápula de su repertorio, tema escondido en su disco de 2012 L'amor feliç, coger el camino más largo para llegar a casa. Fue la clausura perfecta a una noche genial que tuvo alguna cosa de catarsis colectiva. Una burbuja de optimismo y felicidad en un tiempo de virus e incertidumbre. Era ahora y aquí y el resto no importaba nada.

Allí y aquí

La relevancia de la banda de David Carabén en nuestra historia sonora es capital. En una época en que las propuestas herederas del rock catalán resonaban desfasadas, caducas y naftalínicas, ellos nos introdujeron en parajes melódicos mucho más actuales y contemporáneos. La suya era una propuesta coetánea a lo que en aquel mismo momento hacían bandas de Manchester, Brooklyn, París o Estocolmo.

Mejor todavía, la genialidad de MIshima residía en tener una declinación totalmente actual, pero sin renunciar a la tradición local: sus canciones podían evocar a maestros de la orfebrería pop como Arab Strap, The Magnetic Fields o The Divine Comedy a la vez que recordar iconos de la Nova Cançó como Raimon, Lluís Llach o su madrina Marina Rossell.

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Mishima en su tradicional concierto de Navidad a la sala Apolo. Foto: Oriol Rodríguez

Tristeza, euforia, optimismo

Lo hicieron con dos primeros discos cantados en inglés: Lipsticks Traces (2000) y The Fall of Public Man (2003) y lo sublimaron cuando estableció el catalán como su vehículo expresivo. El nuevo pop catalán, muestrario de genios nuestros donde también encontraríamos a Antònia Font, Manel, Mazoni, Sanjosex..., empezó con la publicación de Trucar a casa. Recollir les fotos Pagar la multa (2005), disco notable con el mejor título de la historia. Después vendrían álbumes tan fundamentales para trazar nuestro mapa sonoro como Set tota la vida (2007), Ordre i aventura (2010), L'amor feliç (2012), L'ànsia que cura (2014) i Ara i res (2017). Ahora hace mucho que no suena nada nuevo de ellos. Sequía creativa con fecha de caducidad: la próxima primavera publicarán disco nuevo. Lo presentarán el 27 de mayo al Poble Espanyol.

Pero esta noche, la de ayer jueves 23 de diciembre, era ahora y aquí, en la sala Apolo, en su, como tragarse el haba del roscón de reyes para no pagarlo, tradicional concierto de Navidad. Quizás en el último concierto de la sala del Poble Sec, en el último concierto en Barcelona, en el último concierto en Catalunya... Y la tristeza del que siente que alguna cosa se acaba. La euforia del que quiere vivir el momento en toda su intensidad. El optimismo de quien sabe que, finalmente, todo vuelve a empezar.

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MIshima publicarán disco nuevo esta próxima primavera. Foto: Oriol Rodríguez

Hasta las narices

"Empezamos a estar hasta las narices de este repertorio", admitió David Carabén, elegante y con aquel atractivo indescifrable tan suyo, para pasar a revivir 'Una sola manera'. Ciertamente, la actuación no ofreció ninguna sorpresa. Mishima replicaron miméticamente el setlist que vienen presentando en directo desde hace cuatro años, cancionero recogido en el álbum en directo Ara i aquí (2019). A favor suyo: después de dos décadas de trayectoria, en su catálogo de canciones sólo hay incunables, uno tras el otro todos son hits nuestros; después de dos décadas, pocas bandas hay en nuestro cosmos musical más exquisitas, efectivas y brillantes sobre el escenario que ellos.

Sí, fue ahora y aquí, y cuando acabó cogimos el camino más largo para volver a casa esperando que muy pronto todo vuelva a empezar y podamos volver a sentir, volver a llorar, volver a ver,
volver a vivir.