La ciudad de Mataró, capital del Maresme, y la vecina villa de Argentona son dos localidades que se vieron profundamente marcadas por la segunda revolución industrial. La expansión del textil en el XIX y el XX definió su fisonomía obrera. Pero estas localidades también acogieron suntuosas residencias de familias burguesas; en el caso de Argentona, lujosas casas de veraneo. El modernismo, arte burgués por excelencia, ha dejado una huella profunda en Mataró y Argentona; ambas exhiben un patrimonio arquitectónico modernista impresionante. Pero esta zona no sólo tiene arquitectura modernista: los restos romanos de Iluro son de gran interés, y también hay magníficos monumentos y un rico patrimonio inmaterial de otros periodos histórico. Mataró: un mundo por descubrir a cuarenta minutos de tren del centro de Barcelona.

La casa Coll i Regàs

La casa Coll i Regàs es un edificio modernista situado en la céntrica calle Argenteria. Fue construido por el arquitecto, historiador y político mataronense Josep Puig i Cadafalch (1867-1956) en 1898, como residencia del empresario textil Joaquim Coll i Regàs. Es un edificio estrecho, pero el espacio fue magistralmente usado por Puig i Cadafalch, que fue capaz de darle una apariencia de gran amplitud. Tiene una fachada neogótica, de aire nórdico, con esculturas de Eusebi Arnau y con esgrafiados, cerámicas y esplendorosos forjados. La puerta es coronada por La Filosa, la escultura de una joven hilando, en homenaje a la industria textil. También, en los vitrales, encontramos imágenes de máquinas y flores de algodón, en referencia a los tejidos que enriquecieron a Coll i Regàs. El interior tiene una decoración extremadamente lujosa. Actualmente es la sede de la Fundació Iluro.

Fuente de la Casa Garí de Argentona. Obra de Puig i Cadafalch. Fotografía: alberto-g-rovi. Wikipedia.

La Argentona de Puig i Cadafalch

La familia de Puig i Cadafalch tenía una casa en la plaça del Vendre, en Argentona. El arquitecto adquirió las dos casas vecinas y con las tres construyó, de 1897 a 1905, la casa de veraneo de la familia. Se trata de una bella construcción de ladrillo visto, con almenas, con un jardín con pérgola y glorieta. Pero sin duda la obra más especial de Puig i Cadafalch en esta localidad es la casa de veraneo construida para el banquero Josep Garí i Cañas, primo suyo. La fachada imita la arquitectura señorial catalana de los siglos XV y XVI, pero incorpora elementos cerámicos, trabajos de forja y vitrales de gran calidad. Incluso cuenta con un teatro y una capilla en su interior. La Casa Garí está rodeada de unos magníficos jardines, obra de Nicolau Rubió i Tudurí, con fuentes y estanques, y esculturas de Llimona y Vallmitjana. Una espectacular valla rodea toda la finca.

Nau Gaudí. Fotografía: Sergio Ruíz, Ayuntamiento de Mataró

El primer Gaudí

En 1878 Antoni Gaudí, entonces un estudiante de arquitectura no muy brillante, diseñó la nave de la cooperativa Obrera Mataronense. Por primera vez, Gaudí usó los arcos parabólicos montados sobre pernos que acabarían caracterizando su obra y que le permitieron realizar edificios de gran originalidad. Con el tiempo el edificio sufrió varias reformas y las innovaciones de Gaudí quedaron escondidas. Hace algunos años se procedió a recuperar los elementos de Gaudí, y en el 2008 se reabrió el edificio como instalación cultural. Desde 2010, en la Nau Gaudí se presenta, en exposiciones sucesivas, la rica Col·lecció Bassat de Arte Contemporáneo.

El mejor barroco catalán

Los que visiten Mataró este verano podrán contemplar las pinturas, restauradas recientemente, de la Capella dels Dolors, en la Basílica de Santa Maria. Obra de Antoni Viladomat, y fechadas entre 1722 y 1737, son auténticas joyas del Barroco catalán, porque de este estilo, en Catalunya, se han conservado muchas piezas sueltas, pero pocos conjuntos completos. Este, que tiene 300 metros cuadrados, es realmente único.

Horno del Caldàrium de la villa romana de Can Llauder. Friviere. Wikipedia.

Una mansión romana

En el Pla d'en Boet, en la avenida Lluís Companys, en Mataró, encontramos un yacimiento arqueológico de gran valor, la Torre Llauder (se llama así porque se encontró en los campos de cultivo de la casa solariega de los Llauder). Se trata de los restos de una villa situada a un kilómetro de la antigua Iluro. Era un edificio compuesto de dos partes: la residencia señorial y la explotación agropecuaria. La villa disponía incluso de un sistema de baños, con aguas calientes y frías. Había lujosas salas, con tierras de mosaicos, pero también hornos para elaborar vidrio y ánforas. Hoy en día a través de las visitas al yacimiento se puede conocer la estructura de las viejas casas romanas; pero, además, en las excavaciones de Torre Llauder se han obtenido importantes hallazgos arqueológicos, algunos de los cuales están depositados en el Museu de Mataró.

Can Serra. Mataró. Fotografia de Josep Ramis. Wikipedia.

Un museo en un edificio renacentista

El Museu de Mataró está ubicado en Can Serra, un edificio renacentista construido en 1565, muy cerca del ayuntamiento y la Rambla, arteria histórica de Mataró. Se conserva en muy buenas condiciones y mantiene la estructura originaria. Desde 1915, Can Serra es la sede del Museu de Mataró. El museo tiene buenas colecciones artísticas, un fondo muy diversificado de materiales históricos y etnológicos, e incluso dispone de colecciones de Ciencias Naturales, especialmente de fauna y flora de la comarca del Maresme. Pero los objetos más destacados del Museu, sin duda, son los arqueológicos. Los más ricos son los de época romana, pero también hay restos de gran valor del poblado ibérico de Burriac y de época medieval, procedentes de los castillos de Mata y Burriac. Pero, además, Mataró cuenta con un importante patrimonio cultural inmaterial, como la fiesta de Les Santes, en honor a Santa Juliana y Santa Semproniana, que se celebra a finales de julio.

Fiesta de les Santes. Fotografía: Marga Cruz. Ajuntament de Mataró.

Donde reponer fuerzas

A quien visite Mataró, no le faltarán los restaurantes donde disfrutar de la buena gastronomía. Uno de los clásicos de la ciudad es Can Dimas, una marisquería situada en el Passeig Marítim donde se pueden degustar el mejor pescado y los mejores mariscos (como el rodaballo con salsa de erizos de mar, la paella de zamburiñas o la mariscada con bogavante). A escasa distancia de Can Serra, sede del Museu de Mataró, encontramos el restaurante Sangiovese, un establecimiento que intenta combinar la alta cocina con un gran esmero en la elaboración de los postres y la selección de los vinos. Y en el Camí Ral, en un edificio excepcional, se encuentra un restaurante italiano, Caminetto, donde se usan las verduras del propio huerto para elaborar los platos más naturales. Predomina la cocina sencilla, al horno o a la brasa, y también dispone de una extensa carta de pizzas.