Al humorista Marc Sarrats ya hace un tiempo que le van bien las cosas. Lo último que ha hecho es El creador de influencers, una serie del 3Cat que sigue a un personaje de ficción que tiene una empresa para hacer ascender a "gente mediocre" y transformarlos en influencers, famosos de las redes sociales. Sarrats me cuenta que se fue de Twitter porque se ponía nervioso, dice que aquello no es un espacio de diálogo sino una batalla para ver quién está alineado con quién. "Instagram es diferente, porque expones lo que has hecho y ya está". Me agradece que no le haya hecho hablar de Catalunya, de la situación del país. Si Madrid lo invita a la tele quizás hará algo en español, porque tiene que hacer obras a casa y España paga mejor. Quién avisa no es traidor.
¿Se tiene que saber delimitar donde está la línea que separa a Marc Sarrats del creador de influencers, el protagonista de la serie con el mismo nombre?
Se tendría que saber. A veces no lo tengo claro ni yo, y quizás este es el mayor riesgo. Creo que con el creador de influencers he hecho una cosa que creativamente creo tiene sentido: yo irrumpí (entre muchas comillas) dentro del panorama de comedia en catalán con una idea que era la del monólogo Alta flipamenta. La idea de creérselo mucho, de no tener síndrome del impostor, de ir a vender la moto. Evidentemente he hecho una evolución respecto de aquella carta de presentación, e interpretar al creador de influencers es como enterrar aquello. Me ha servido para sacar esta parte de mí para endosarla a un personaje de ficción y enterrarla. Algunos colegas me han dicho que con El creador de influencers es como si hicieras el tuyo El crac que hizo Joel Joan, cogió esta parte de él mismo que es un poco detestable y la convirtió en un producto de ficción difuminando mucho la línea de que es verdad y qué es mentira.
¿Cuál es el referente principal de El creador de influencers?
Al principio tenía que ser una cosa al estilo de Nathan For You, con cámara oculta y mucha más mezcla de realidad y ficción. Ir a hacer el trabajo de 'creador de influencers', no en formato de programa ni de serie, sino ir a hacer este trabajo con negocios de verdad y gente de verdad. Pero pronto vimos que por presupuesto y por tiempo de preparación que teníamos eso era más complicado de hacer, y entonces cogimos un poquito de The Office y otro poquito de Paquita Salas y decidimos crear a este personaje. También hubo mucho de las referencias de los vídeos de Nude Project, de todos estos reels de vendedores de humo digitales, gurús del gimnasio, del dinero y del éxito. Lo pusimos todo en una coctelera y salió eso. El creador de influencers creo que es una figura muy actual y creo que quizás la gente más joven lo identifica más deprisa.
El personaje dice que, en este país, si no tienes ni vergüenza ni síndrome del impostor llegas muy lejos.
Esta es la parte de la serie que creo que es verdad. El personaje es detestable y dice una ratio muy elevada de tonterías por minuto, pero hemos colado algunas cosas que pienso de verdad. A ver, la serie no es mía, el guion no es eminentemente mío, sí que he participado, pero no es mío. Aun así, he metido mucha pincelada mía, evidentemente, y creo que la conclusión de la serie tiene que ser esta. Porque creo que es verdad. Catalunya como constructo nos lleva a una situación en la que, si tú tienes un constructo de ti mismo, al final acabas hablando el mismo lenguaje de tu país sin estado y puedes llegar donde te dé la gana. Enseguida parece que estés haciendo algo nuevo. Por otra parte, la mediocridad es un tema que me interesa mucho, es uno de mis miedos principales: ser mediocre, intentarlo y no poder, intentarlo y no llegar. El personaje de El creador de Influencers ha sido una catarsis de estos miedos puestos en un individuo que acaba siendo el residuo de los demonios que me persiguen.

¿Cómo ha ido, el trabajo de colaborar con otros guionistas?
El creador de influencers es una propuesta que me hacen el Xumari Roca y el Gil Pratsobrerroca, dos niños de Osona. Uno es percusionista del ESMUC y el otro está estudiando sociología o políticas, no lo sé, básicamente es un chico que hace escalada. La propuesta es suya, el personaje es suyo, yo los ayudé a trabajar un poco. El guion lo hicimos con Índigo Carabajal, Biel Perelló, Pau Cusí y el Gil Pratsobrerroca, y yo me he dejado llevar bastante por lo que me proponían. Después me he acabado metiendo más, pero mi idea era poner a este personaje de autoficción en manos de otra gente. He navegado bastante sobre las cosas que escribían otros. En el caso de Indy y de Pau Cusí creo que El creador de influencers sirve para descubrirlos como guionistas de ficción, porque realmente son buenísimos.
¿El creador de influencers dará el salto en la tele convencional o se quedará en el 3Cat?
Estamos contentos con que 3Cat haya colocado este contenido dentro de su carta. Tengo entendido que hay la posibilidad de que eso se pase por el lineal, evidentemente en la franja de la madrugada, que creo que es la hora en la que se tendría que pasar. Si no da el salto, yo también creo que es porque hay algo de prevención, de pensar que según qué, según qué tono, según qué códigos y según qué temas quizás no están al alcance de todo el mundo.
Publicaste la recopilación de cuentos Tot el que no sigui morirse (preservasteis la falta del título en catalán). En el mundo literario, eso que la gente mediática escriba libros es terrorífico.
Cuando me hicieron el encargo identifiqué muy rápidamente que eso era problemático. Por lo menos, hice el esfuerzo de dedicarle un tiempo, de hacer algo que como mínimo saliera de mi personaje mediático y explorara otra faceta. Intenté hacer de escritor en la medida del posible. Estoy satisfecho con lo que hice, en el sentido que no me quise limitar a aprovechar mi resonancia mediática y ya está, no sé si me explico. Tampoco me quiero meter una medalla ni nada, entiendo que sea muy llamativo cuando se le encarga un libro a un personaje mediático.

Entrevistamos a Marc Sarrats / Foto: Montse Giralt
Lo que le pasó a Magí no tiene que ver con Magí. Magí dijo una cosa en el 2012 en un contexto en que Twitter era diferente de lo que es ahora. ¿Vamos a mirar qué decíamos todos, en el 2012? ¿Por qué no vamos a mirar los Fotologs de la gente?
Alta flipamenta es un monólogo, tú empezaste a hacer stand-up, y eso ya es escribir. Quizás no es literatura, pero te has sentado a escribir muchas veces.
He escrito toda la vida. Donde me he criado hacíamos teatro, escribíamos obras de teatro y las representábamos. A segundo de primaria escribí una obra de teatro para la escuela. Mi primer monólogo escrito por mí en un... 60-70%, porque también copié directamente otras cosas, lo hice en sexto de primaria. Y empecé a hacer monólogos profesionalmente a los 19 años, aunque fuera con 50 pavos sacados de la caja del bar. Y me lo escribía yo. En el ámbito de la escritura no creo que sea impostor del todo. Muchas veces me lo dicen, hostia Marc, ¿eso te lo escribes tú? Claro que me lo escribo yo. Es la parte divertida, de hecho.
¿Crees que hoy en día el humorista es una especie de intelectual trasnochado?
Si lo es, es por error. Creo que el hecho de que en Catalunya se haya puesto tanta responsabilidad al humorista a la hora de opinar sobre determinados temas o posicionar sobre determinadas cosas es síntoma de una falta de referentes. El trabajo del humorista es el que es. Yo comparto mis reflexiones con el público, pero para que sean genuinas tienen que ser mías. Que yo esté obligado a pensar sobre temas que se me ponen encima de la mesa como para que lo que yo diga tenga que servir para algo es una responsabilidad que no quiero. Cuando te decides a hacer comedia justamente lo que no quieres es ser ningún referente de nada. Quieres hacer reír a la gente. Por eso elegí este trabajo, sino hubiera estudiado arquitectura.
¿Se puede ser influencer y activista, o humorista y activista?
Se puede ser activista en general. Nos obsesionamos con la coherencia y muy poco con los hechos; se tiene que valorar más a la gente por lo que hace y no por lo que dice. Y eso también es un tema de percepción. Yo desde mi altar puedo decir muchas cosas y después hacer muy pocas, pero realmente las que tienen valor son las que hago. ¿Se puede ser influencer y activista? Sí. Lo que pasa es que el activismo real que tú hagas no se verá, y en cambio quizás se verá la incoherencia de ciertas cosas que tú digas. Decir algo en la radio no es activismo, pero no deja de ser decir algo en la radio, y mejor defender un precio asequible de alquileres en la radio que hablar de fútbol, no sé si me explico. Tendemos a juntar mucho las cosas. Es como cuando hubo la gala de los Premios Gaudí, ¿no? Todo el mundo salió a hacer el papelito sobre los alquileres o no sé qué. Evidentemente que da cringe. Evidentemente que dices, hostia no sé si es el sitio para hacer eso. Pero bien, ¿pasa algo, porque se diga? yo sinceramente creo que no pasa nada. Está bien.
¿Crees que lo que le pasó a Magí con su broma sobre los niños del FC Espanyol es que quiso hacer humor negro y se lefue de las manos?
Me cerré la cuenta de Twitter en octubre y me he desconectado voluntariamente de todo eso. Lo que le pasó a Magí no tiene que ver con el Magín. Magí dijo una cosa en el 2012 en un contexto en que Twitter era distinto de lo que es ahora. ¿Vamos a mirar qué decíamos todos, en el 2012? ¿Por qué no vamos a mirar los Fotologs de la gente? ¿Por qué no vamos a mirar el MySpace de la gente? Es orquestado para hacer que Magí pierda el trabajo. A Magí, como a otros, hay gente que le tiene muchas ganas.

Entrevistamos a Marc Sarrats / Foto: Montse Giralt
Si de un día para el otro nos dijeran: 'Los alienígenas existen', sería recibido con un: 'Vale, ok. Yo tengo que hacer la renta igualmente'
¿Se puede aprender a ser gracioso?
El rodaje te enseña estrategias y te enseña a medir los esfuerzos. Yo al principio escribía mucho más de lo que escribo ahora, hacía un Word eterno y después a partir de ahí desgranaba, sacaba lo que era reiterativo y el resultado final salía de todo lo que yo vaciaba. También me ponía listas de música con el tono de lo que quería explicar y me las ponía en bucle en mi casa. Con el tiempo aprendes a disparar mejor y a tener más puntería, no por lo que dices, sino por cómo lo dices. Y en los últimos cuatro años he escrito muchísimo, y eso te da habilidad y te enseña a invertir el tiempo de manera más eficiente.
¿El pódcast Vale Ok, qué es?
No me hacía ilusión hacer un pódcast yo solo, la verdad. Y mi amigo Guillem Camós me dijo si quería que hiciéramos uno juntos, y me apeteció. Pronto encontramos este tema de las teorías de la conspiración, de las leyendas urbanas de la deep web. Detrás hay como una idea casi filosófica. Estamos en un momento en que el sistema nos ha llevado a tal punto en que si de un día para el otro nos dijeran "los alienígenas existen" sería recibido con uno "Vale, ok. Yo tengo que hacer la renta igualmente".
¿En algún momento de tu carrera, al principio que hacías monólogos, o más adelante, te has arrepentido? ¿Has pensado alguna vez en dejarlo?
No, nunca. Ha habido situaciones complicadas de gestionar, pero yo con eso estoy muy de acuerdo con una cosa que escuché a Carlo Padial, que decía que la mayoría de gente que no ha triunfado en esta profesión, en la comedia, es porque lo ha dejado. Para mí el humor es una necesidad catártica que me libera de las tensiones del día a día. No diría que es terapéutico, porque no me gusta esta palabra aplicada en este contexto, pero de alguna manera las risas y los aplausos de la gente demuestran que no estoy solo en la manera de ver determinadas cosas. Y este sentimiento de no estar solo, por movidas mías de mi niñez, para mí es muy importante.
Los monólogos se hacen sobre la propia vida. Es un riesgo muy alto de divorcio. ¿Te da miedo, traicionar la propia intimidad?
Aunque la comedia sea uno de los pilares de mi vida yo tengo muy claro que tengo otros pilares y que es importante mantenerlos. Si quiero decir cierta cosa sobre mi pareja, se lo consulto. Nunca he creído que la expresión de lo que quiero decir pase por encima de otras cosas de mi vida que también son importantes de mantener. Una vez entrevistaron a Orson Welles. Le preguntaron: ¿has colocado a amigos tuyos a trabajar contigo en vez de la gente que se merecía hacer aquel papel o hacer aquel trabajo? "Frequently", responde. Y el periodista continúa, le dice, ¿y te has arrepentido alguna vez? Y Wells dice "Frequently". Y le preguntan, ¿lo volverías a hacer? Y responde: Por suppuesto. Y cuándo le preguntan por qué, Orson Wells dice: porque no creo que mi arte sea lo más importante. Dice: creo que es más importante ayudar a los amigos; creo que es más importante mantener mis amistades y tener una buena relación con ellos y aprender de las cagadas que no que lo que yo quiero hacer salga tan bien como yo querría que saliera.
Aquí estás haciendo a un poco de creador de influencers, porque eso por una parte lo entiendo, pero por la otra... colocar a los amigos es el primer principio de la corrupción.
No quiero tener acceso al poder. No quiero. No soy una persona preparada para tener poder. Si acaso soy una persona a quién le gustaría tener influencia, o una voz de autoridad y tal, pero yo no quiero tener poder porque soy altamente corruptible. Sacad el poder de mis manos. No lo quiero, no lo sé gestionar.