Valencia, 1551. El escritor Pere Antoni Beuter explicaba, por primera vez, la leyenda de las "cuatro barras de sangre". Aquella leyenda, que giraba sobre las figuras del conde Wilfredo I de Barcelona y el rey Carlos II de Francia (y los célebres dedos empapados de sangre), y que, a partir de Beuter, adquiriría una categoría dogmática, sería, definitivamente, desacreditada durante el siglo XIX. El conde Wilfredo no murió combatiendo a los vikingos que amenazaban París. Ni al rey Carlos lo obsequió con una señal heráldica. Pero en cambio sí es cierto es que, en tiempo de Wilfredo, los vikingos trastornaron la cotidianidad catalana. El año 859, cuando Wilfredo era, todavía, un joven sin ninguna responsabilidad de gobierno, los capitanes vikingos Bjorn Jansida y Hastein Ragnarsson (hijos del mítico Ragnar Lodbrok), arrasaron los condados de Barcelona, de Empúries y de Rosellón.

Detalle de una expedició vikinga. Tapes de Bayeaux (siglo XI). Fuente Musée de BayeauxDetalle de una expedición vikinga. Tapiz de Bayeaux (siglo XI) / Fuente: Musée de Bayeaux

¿Quiénes eran los vikingos?

Los vikingos no eran un grupo nacional. El término vikingo en las lenguas escandinavas, hacía referencia a la actividad marinera. Durante la centuria del 700 el norte de Europa conoció una explosión demográfica sin precedentes, que arrinconó a los sectores de población más humildes en las tierras agrícolamente menos productivas. Aquella sociedad, por necesidades obvias, acabaría bolcándose en el mar; y adaptaría sus recursos para la navegación de altura (a mar abierto). Su historia relata un viaje que va de la primitiva actividad agroganadera, hacia en la pesca y culmina con el comercio marítimo. En este punto, no sabemos si sus clientes tuvieron problemas para pagar. Pero lo que sí sabemos es que su rudimentaria actividad mercantil evolucionó hacia un sofisticado sistema de pillaje y de saqueo con unos rendimientos muy superiores a los del comercio.

¿Quiénes eran Bjorn Jansida y Hastein Ragnarsson?

Según las crónicas de la época, Bjorn y Hastein eran hijos del mítico Ragnar Lodbrok, considerado el padre y el pionero de la expansión vikinga. En tiempo de Ragnar los vikingos pusieron los pies en el nordeste de Inglaterra (Northumbria) y en el noroeste de Francia (Normandía). En este sentido, resulta muy curioso comprobar que la bandera del viejo reino vikingo de Northumbria (867-954), guarda una sorprendente similitud con la bandera cuatribarrada. Y este dato resulta, todavía, más enigmático cuando sabemos que aquel dominio vikingo se creó posteriormente a la "visita" de Bjorn, Hastein, y sus "amables" acompañantes a las costas catalanas. En cualquier caso, la presencia de Bjorn i Hastein en la creación de aquel reino -y de su bandera- no está documentada. Pero sí que lo está la de sus hermanastros Halfdan, Ivar y Ubbe Ragnarsson.

Mapa de l'expansió vikinga. Fuente Wikimedia Commons

Mapa de la expansión vikinga / Fuente: Wikimedia Commons

La expedición de Bjorn Jansida

Las mismas crónicas de la época relatan que, durante la primavera del 858, los capitanes Bjorn Jansida (su patrónimo, en la lengua escandinava de aquel grupo significaba "costillas de hierro") y Hastein Ragnarsson partieron de la Normandía vikinga en dirección a la península Ibérica dirigiendo un grupo de sesenta y dos drakers (naves vikingas). Está perfectamente documentado que, durante el verano y el otoño del 858, saquearon las cristianas Compostela y Oporto, y las musulmanas Lisboa, Algeciras, Nador, Orihuela y Mallorca. Aquella operación se interrumpió con la llegada del invierno del 858-859, que los vikingos pasaron acampados en la Camarga (Languedoc), sin que absolutamente nadie osara preguntarles si tenían previsto pasar poco o mucho tiempo. En aquel momento, aquel territorio formaba parte de la Marca carolingia de Gotia.

Los vikingos saquean los condados catalanes

Con la llegada de la primavera del 859, el dragón vikingo se despertó de su letargia invernal y se lanzó, de nuevo, al mar. Durante la primavera y el verano del 859, los vikingos de Bjorn y Hastein arrasaron Narbona, Agda, Elna, Empúries y lo que quedaba de Tarragona (que el año 714 -durante la invasión árabe- había sido prácticamente abandonada). Las mismas crónicas relatan que se plantaron delante de las murallas de Barcelona, pero vieron un grado de dificultad -y un riesgo de sufrir importantes bajas- y lo dejaron correr. No obstante, devastaron el Vallès, saqueando masías y monasterios y asesinando a todos los que no tuvieron tiempo de ocultarse. También, las crónicas relatan que después del saqueo de Empúries se dirigió al interior y devastaron Banyoles y sus alrededores.

Señal heraldic de Northumbria. Fuente British County Flags

Señal heráldico de Northumbria / Fuente: British County Flags

¿Quién gobernaba la Catalunya de la época?

Durante el saqueo vikingo del 858-859, la Marca carolingia de Gotia (el territorio de los actuales Languedoc y mitad norte de Catalunya) estaba gobernada por un funcionario carolingio llamado Humfrid, muy probablemente de origen bávaro, que había llegado a Barcelona precedido de una funesta fama de traidor. Una fama que, él mismo confirmaría cuatro años después de la expedición vikinga a Catalunya (863), cuando aprovechando una nueva incursión escandinava por tierras occitanas, se proclamó rey independiente de Tolosa. Aquella proclama no trascendió; en buena parte porque las oligarquías indígenas de la Marca de Gotia provocaron su precipitada huida y su anticipada muerte. Sería sucedido por otro funcionario forastero. Pero el 878, cuando las cenizas de los ataques vikingos todavía echaban humo, Wilfredo se convertiría en el primer conde de la casa Bel·lònida.