París, diciembre de 1342. Hace 678 años y pico. El rey Felipe VI de Francia —de la casa de Valois— ordenaba la ejecución de Olivier de Clisson: fue decapitado y, acto seguido, su cabeza fue clavada en una pica y expuesto públicamente en una de las puertas principales de Nantes, la capital del ducado de la Bretaña. El resto de su cuerpo quedó colgado en una de las múltiples horcas públicas de la capital francesa, a la espera de que las aves carroñeras lo devoraran. La precipitación con que se ejecutó a Clisson (ahorcado sin juicio) y el ensañamiento del que hizo gala Felipe VI no tan sólo asustaron a las clases dominantes de la época, sino que, también, provocaron que su joven viuda, Jeanne de Belleville, jurara venganza. A partir del hecho, Jeanne se convertiría en el azote de las marinas mercantes y militares francesas: la leona pirata del canal de la Mancha.

Representación de la ejecución de Olivier de Clisson (siglo XV) obra de Liédet Loyset. Fuente Bibliothèque Nationale de France

Representación de la ejecución de Olivier de Clisson (siglo XV), obra de Liédet Loyset / Fuente: Biblioteca Nacional de Francia

¿Por qué fue ejecutado Oliver de Clisson?

La ejecución de Clisson se produjo en el contexto de la guerra de sucesión bretona (1341-1368), que enfrentaba al bando de Jean de Montfort (que ambicionaba romper todos los vínculos con la monarquía francesa, y que contaba con el apoyo de Inglaterra) contra el de Charles de Blois (que pretendía estrechar lazos con el gallo francés). Inicialmente, Clisson se posicionó a favor de los intereses de París e, incluso, albergó en su castillo una compañía de soldados franceses. Sin embargo, en el transcurso de aquella guerra, cayó prisionero de los ingleses, que lo retuvieron durante una buena temporada. Paradójicamente, su liberación sería su ruina. En la corte de Felipe VI alguien o algunos —probablemente el mismo rey— hicieron correr el rumor de que aquella suerte, en realidad, obedecía a un pacto secreto y que Clisson había cambiado de bando a cambio de la libertad.

¿Qué pasó con Clisson?

En una maniobra claramente orquestada, Clisson fue arrestado, acusado de alta traición y ejecutado. No tan sólo se saltaron el juicio —cuando menos, la escenificación de un juicio—, sino que, también, su cadáver fue públicamente exhibido como el de un vulgar ratero. Este golpe de autoridad, lejos de acobardar a su joven viuda, Jeanne de Belleville, la estimuló a la lucha. A partir del hecho, Jeanne juró públicamente que no descansaría hasta reparar el honor de su difunto marido, y que vengaría lo que, incluso entre las filas profrancesas, se consideraba un asesinato. Jeanne se sumó, abiertamente, al bando independentista de Montfort. Y no, precisamente, como una más. Su explosivo temperamento y su extraordinaria capacidad militar, la convertirían en la cabeza visible del partido independentista, disputándole el liderazgo al mismo Montfort.

Representación inglesa de Jeanne de Belleville (siglo XIV). Font Blog History of Yesterday

Representación inglesa de Jeanne de Belleville (siglo XIV) / Fuente: Blog History of Yesterday

La leona del canal de la Mancha

Felipe VI, aterrado por el escándalo que él mismo había causado, decidió destinar todos los esfuerzos a acabar con Jeanne. La lucha en tierra firme fue desfavorable a los independentistas, y Jeanne, consciente de sus fuerzas, decidió desplazar el conflicto a mar abierto (1343). Con sus propios recursos, ordenó armar dos barcos que, en poco tiempo, se convertirían en el azote de la marinería mercante y militar francesa en el canal de la Mancha. Nacía la leyenda de la "leona bretona". Durante más de cuatro años (entre enero de 1343 y septiembre de 1347) asaltó una cantidad indeterminada de barcos franceses, y las crónicas de la época relatan que los "zarpazos" de la "leona bretona" resultaban letales. Al margen del interés francés en proyectar una imagen despiadada de Jeanne, la mayoría de las fuentes describen auténticas carnicerías.

Representación francesa del rey Eduardo III de Inglaterra. Fuente Bibliothèque Nationale de France

Representación francesa del rey Eduardo III de Inglaterra / Fuente: Biblioteca Nacional de Francia

La alianza con Inglaterra

En 1347 las partes en conflicto pactaron una tregua que obligaba a Jeanne a abandonar su actividad corsario. El rey Eduardo III de Inglaterra la acogió en la corte de Londres, con los mismos honores que un exitoso hombre de armas. Durante su estancia en la capital inglesa (1347-1359), Jeanne y Montfort personificaron la resistencia bretona en el exilio. Hasta que, con la reanudación del conflicto (1359), los ingleses y el partido de Jeanne obtuvieron una serie de victorias decisivas. Juan II, hijo y heredero de Felipe VI, tuvo que suplicar la paz. Los Montfort se convertían en los nuevos inquilinos del palacio ducal de Nantes. I Jeanne no tan sólo conseguiría que el rey francés reparara el honor de Clisson, sino que recuperaría todo el patrimonio que la monarquía francesa le había confiscado. Jeanne, la leona bretona, sería un personaje clave en la restauración de la independencia bretona.