La soprano Sondra Radvanovsky y el tenor Piotr Beczala abrirán este domingo la nueva temporada 2021-2021 del Gran Teatro del Liceu, después de estar seis meses cerrado, con un recital con el pianista Camillo Radicke que estará lleno de "tensión y pasión". El recital se organiza en dos series de Aries con un dúo final con las grandes escenas de óperas como 'Andrea Chénier 'Tosca', 'Un ballo in maschera' y 'La forza del destino'. Aparte, el teatro ha reforzado sus medidas para la prevención de la Covid-19 y ha anunciado una zona de termo-vigilancia, control de los flujos de espectadores, el refuerzo de la atención al espectador, la inhabilitación de butacas y entradas y salidas escalonadas, según ha detallado el director general, Valentí Oviedo.

Radvanovsky ha destacado que es su segunda actuación en seis meses, después de pasar por La Corunya, y ha detallado que han escogido el repertorio verdiano con una música que le toca de cerca, aparte de ser el debut de Bezcala con 'Andrea Chénier' con 'Vicino a te': "Hemos escogido una serie de arias que son las más significativas. Nos llegan mucho al fondo. El mundo de la música está sufriendo profundamente y lo que pretendemos con esta selección es ofrecer esperanza y amor", ha dicho la cantante, que ha reivindicado que la música y el arte vuelvan muy pronto.

Lágrimas de emoción

La cantante ha llorado de impotencia y emoción al afirmar que la pandemia ha tenido un impacto enorme a las vidas de todos los artistas del mundo: "Intento no llorar, pero son tiempos muy emotivos", ha dicho citando a los cantantes de pop, los artistas de orquesta. Ha lamentado: "Hemos perdido mucho trabajo este año", ha dicho el artista, que después del Liceu viajará al Teatro Real a interpretar 'Un ballo in maschera' pero después no tiene trabajo hasta mediados de diciembre en Berlín.

Por su parte, Beczala ha asegurado que el programa escogido es "fantástico" y profundiza en el verismo, en una propuesta llena de "tensión y pasión". Ha alabado que las instituciones en Barcelona le han parecido muy responsables por la disciplina en los protocolos, y ha celebrado que eso permitirá superar antes la pandemia

Por su parte, el tenor ha asegurado que tiene el corazón roto cuando piensa en los artistas más jóvenes, y ha lamentado que "el problema es la inestabilidad", porque nadie sabe lo que pasará la próxima semana.

Sobre la decisión de viajar al estado español a pesar de las cifras de la pandemia, Radvanovsky ha afirmado: "Mi carrera es mi elección, también mi seguridad," y ha afirmado sentirse segura en la ciudad, aunque sabe que España está sufriendo más que otras zonas. Aparte, ha dicho que Barcelona le ha dado mucho y que su corazón está en la ciudad y en el Liceu. Para ella, visitar Barcelona "es como estar en casa". Por su parte, Piotr Beczala ha defendido que hay que seguir cantando, y ha reivindicado: "Yo creo que hoy en día el mundo tiene que estar organizado y lo que tenemos que hacer es aceptar las normas", ha dicho.

El confinamiento, tiempo de "reflexión"

"Lo que hacemos es muy difícil, con las voces, ir de una zona horaria a otra y con muchos viajes. Cuando cantamos damos el alma y el corazón", ha detallado la soprano sobre la vuelta a su trabajo después del confinamiento. Ha asegurado que ella y su hombre, que han sabido que pasaron la covid-19 probablemente en marzo a raíz de unas pruebas serológicas, han podido pasar más tiempos juntos en casa que en los últimos diez años, y que incluso han hecho un huerto y han tenido un tiempo de reflexión.

La cantante ha confesado que le costó un mes volver a "en el campo de batalla", tan mental como físicamente. El artista ha recordado que en su concierto hace tres semanas en La Corunya estaba "tan feliz, contenta e incluso nerviosa como no lo estaba hacía tiempo".

Por su parte, Beczala ha explicado que la pandemia lo cogió en Nueva York y siguió actuando unas dos semanas después de que el mundo se hubiera detenido mientras tenía la esperanza de que todo se solucionara. Con el confinamiento, ha asegurado: "Me dediqué a disfrutar de la vida normal, a hacer pasteles, cosas que no he hecho en los últimos años", ya que normalmente no tiene una vida privada así ni seis semanas en las que puede dormir, leer o beber agua con gas.

Aforo del 50%

Con un aforo del 50%, que sumará 1.144 butacas, el Liceu también exigirá a sus espectadores mascarilla obligatoria, el con respecto a la distancia de seguridad, el uso de los dispensadores de gel, la desinfección y ventilación diaria del edificio. La sala pedirá a los artistas sobre el escenario llevar mascarilla durante las funciones, también a los miembros del corazón. Al escenario los cantantes y los músicos de metal de viento no tendrán que llevar pero tendrán que hacer PCR de forma habitual. Aparte, no habrá servicio de guardarropa y tampoco de programas de mano.

Por lo que hace al servicio de venta de catering, Oviedo ha avisado de que "será bastante diferente", porque habrá que haber comprado el ticket antes de la función y sólo habrá 80 mesas disponibles y 200 en el foyer. Las mesas serán de cuatro personas y sólo se ocuparán las cuatro si los comensales son un núcleo de convivencia.

"Con la incertidumbre, tenemos que intentar generar las mayores certezas", ha dicho Oviedo, que aspira a dar cumplimiento a la normativa del Procicat y resoluciones de Salud, aparte de querer contribuir a la idea de que los espacios culturales son seguros: "Es importantísimo que la gente tenga sensación de seguridad", ha añadido.

Con respecto a la toma de temperatura, habrá unas cámaras vigilando la entrada de los espectadores con una persona de prevención de riesgos controlando los parámetros: "Si ve alguien en 37,5 avisa de manera discreta" a los controladores de sala que le pedirán al espectador "de manera poco invasiva y discreta" que se traslade al servicio médico y se le comunicará que no puede acceder.
Un 11% menos abonos

El efecto de la covid-19 en el volumen de abonos se ha dejado oír en la sala en forma de 1.500 abonados menos (una caída del 11%), delante de unas nuevas 400 altas, "muchas menos" que en otras temporadas. Sin embargo, Oviedo ha asegurado que su previsión en la caída de abonos era del 20%.

Sobre la gestión del Teatro Real, ha defendido que sus gestores son "muy escrupulosos" y han seguido las medidas dictadas por la Comunidad de Madrid. Con respecto a la sostenibilidad de la situación, ha afirmado que lo es hasta Semana Santa, e incluso si la situación durara toda la temporada pero hubiera perspectivas de resolución en la siguiente, "habría mecanismos" de hacer factible la viabilidad económica de la situación. "Si se alarga dos temporadas, no estoy en disposición de responder", ha añadido.