Imagen superior: Friso de guerreros persas conservado en el Museo de Berlin / Wikimèdia

'La batalla de Maratón, incluso como evento de la historia inglesa, tiene mayor importancia que la batalla de Hastings'. John Stuart Mill.

En el siglo V antes de Cristo lo que hoy conocemos como civilización occidental estuvo a punto de desaparecer cuando la maquinaria de guerra más avanzada del mundo en aquel momento, el imperio persa, intentó subyugar el mundo de las polis griegas en dos conflictos bélicos que han pasado a la historia como las guerras médicas.

En un ejercicio de evolución histórica alternativa es fácil llegar a concluir que aquel episodio fue definitorio de la configuración posterior del mundo, o al menos así lo ve el historiador británico Tom Holland, autor del libro Fuego persa (Ático de los Libros, 2019), que aparte de una brillante exposición narrativa de los sucesos que llevaron al enfrentamiento entre persas y griegos, incluidas las célebres batallas de Maratón, Termópilas, Salamina y Platea, defiende la tesis según la cual si aquella ocasión se hubiera saldado con victoria persa nada de lo que conforma hoy la esencia de Europa existiría, una línea de pensamiento que ya fue enunciada por el filósofo, economista y padre del liberalismo John Stuart Mill, citado al principio de este texto, y que sitúa las dos guerras -la primera, del 492 al 490 a.C. y la segunda, del 480 al 479 a.C.- como hechos determinantes de la historia que explican, en definitiva, como son las sociedades europeas que hoy conocemos. Como "mito fundacional de la civilización europea", como apunta el mismo autor.

 

fuego persa Leónidas en laso Termópilas, miedo Jacques Louis David wikipediaRepresentación idealizada del rey Leonidas en las Termópilas, por Jacques-Louis David / Wikimèdia

De hecho, Holland va más allá y sitúa el enfrentamiento como un choque primordial entre civilizaciones, llegando a conclusiones un punto atrevidas como que una derrota griega habría comportado que no hubiera eclosionado "su singular cultura democrática" y, estirando del hilo, que "Occidente no sólo habría perdido su primera lucha por la independencia y por la supervivencia, sino que nunca habría existido una entidad llamada Occidente".

Perspectiva a toro pasado

Se esté de acuerdo o no con esta hipótesis, porque a toro pasado la perspectiva ayuda a creer que un mundo sin Platón sería mucho más gris de lo que es, el hecho es que desde un punto de vista histórico, el enfrentamiento bélico entre persas y griegos fue primordial no sólo por su proyección futura, sino porque, sobre el terreno, se convirtió en una empresa de proporciones inimaginables -a modo de ejemplo, el autor asegura que "Europa no sería testigo de una invasión por la fuerza que pudiera compararse con la invasión de Jerjes de Grecia hasta el año 1944, durante el verano del desembarco de Normandía"- que, con una cierta dosis de justicia poética vista 2.500 años más tarde, condujo a la victoria del diminuto sobre el gigante.

La perspectiva, sin embargo, puede llegar a ser engañosa, porque los griegos contaban a su favor con elementos como el conocimiento geográfico y la ventaja de luchar a las puertas de sus ciudades, mientras los persas tuvieron que alargar sus líneas de aprovisionamiento miles de kilómetros más allá del mar. Aliñado con un discurso ideológico de defensa de la libertad ante la barbarie, lo cierto es que la causa griega y, por extensión, la europea, parece mucho más justa que la persa, que, con todo, era un imperio multicultural que cubría buena parte de la tierra civilizada con unas prácticas autoritarias que ni tenían nada de nuevo ni se agotaron en ellas mismas.

¿Por qué médicas y no persas?

Antes pero de abordar el relato de las dos guerras, conviene establecer porque estas dos guerras que enfrentaron griegos y persas no se conocen con otro nombre que con el de guerras médicas. Para el autor, el referente se debe encontrar en la campaña de Jonia del 499 a.C., cuando aquellos griegos de la actual costa turca se revelaron contra los persas, que ya habían conquistado Lídia -un poco más en el interior de Anatolia- y fueron contundentemente derrotados.

Para aquellos griegos, algunos de los cuales huyeron y buscaron fortuna en Sicilia, los atacantes no eran otros que los medos, es decir, los habitantes de Media, pueblo originario de lo que ahora es el oeste de Irán y que fueron conquistados, anexionados y asimilados por los persas. El nombre, sin embargo, subsistió entre los griegos que, al fin y al cabo, son los que finalmente sobrevivieron a todo y todavía permanecen como tales a día de hoy, mientras que los persas son, en cierta medida, los actuales iraníes.

fuego persa|farsi Representación de Darios I, rey de los persas|farsi wikimedia

Representación de Darío I, rey de reyes persa / Wikimedia

En todo caso, la campaña jónica fue el primer contacto entre los griegos de Europa y los persas y el origen de la necesidad de los reyes de reyes Darío y su hijo Jerjes de conquistar aquellas tierras más allá del mar Egeo. En este contexto, Fuego persa relata los antecedentes a los enfrentamientos, en especial la creación magnificente del imperio de los persas y, en paralelo, la constitución de las ciudades-estado griegas, herederas de una tradición común pero al mismo tiempo secularmente enfrentadas entre ellas.

Maratón, la verdad tras la carrera

Es en esta situación que estalla la primera Guerra Médica, es decir, la campaña persa de conquista del territorio que conforma la actual Grecia y que culminará en la batalla de Maratón del 490 a.C., donde los griegos, concretamente los atenienses liderados por Temístocles infringieron una severa derrota a los persas.

Aunque la tradición señala que el atleta Filípides fue el encargado de llevar la noticia de la victoria a los habitantes de Atenas para caer desplomado al instante, la realidad fue un poco diferente y esta es una buena ocasión para aclararla, tal como hace el autor de libro. Filípides era, efectivamente, un atleta prominente, y por eso recibió un encargo que requería de sus cualidades, pero no el que creemos. Días antes del enfrentamiento decisorio, el corredor salió de Atenas en dirección a Esparta para pedir socorro. Corrió 225 kilómetros en dos días -se ha demostrado actualmente que eso es posible- para encontrar que los espartanos estaban en fiestas sagradas y no se dispondrían a luchar hasta que estas acabaran.

fuego persa|farsi Luc Olivier Merson Phidippides Giving Word of Victory After the Battle of Marathon, 1869 wikimediaIdealización de la supuesta carrera de Filípides de Maratón a Atenas, por Luc-Olivier Merson / Wikimèdia

¿Y cuál fue, pues, la carrera de Maratón que se ha convertido en un referente del atletismo de fondo? Pues la que haría el ejército de Atenas justo después de derrotar el grueso de la fuerza armada persa, que recorrió los cuarenta kilómetros y pico entre Maratón y Atenas para proteger la ciudad del desembarco de una flota persa. Salieron por la mañana posterior a la batalla y por la tarde llegaron, y de aquí la carrera. La leyenda de un Filípides exhausto anunciando la victoria quizás lo redondeó todo, pero no tiene base real.

Termópilas, Salamina y Platea

La derrota de Darío supuso la retirada persa, pero sólo por diez años, ya que su hijo y heredero, Jerjes, se impuso el reto de triunfar allí donde su padre fracasó. Un ejército gigantesco, el mayor que habría visto el mundo hasta el momento, se trasladó desde Asia Menor hasta Grecia, para chocar de cara con un pequeño contingente de griegos -unos 4.000 según Heródoto-, liderado por espartanos en el paso de las Termópilas, un desfiladero fácil de defender que frenó durante un tiempo el avance persa.

300, un relato de fantasía sobre un hecho real, la batalla del paso de las Termópilas

Más allá de referencias contemporáneas que poco tienen que ver con la realidad, y la película 300 es un buen ejemplo de ello, la batalla tuvo su importancia por el desgaste que se infringió al ejército del rey de reyes, pero el desenlace de la guerra fue doble: por una parte, la batalla naval de Salamina el mismo 480 a.C. y la terrestre de Platea un año después, que cerraron la amenaza persa y prepararon el terreno para la eclosión de la cultura griega y también para la revancha, ya a manos de Alejandro Magno un siglo y medio más tarde, que conquistaría Persia.

En definitiva y vistas con ojos modernos, y en eso insiste el autor, las guerras médicas supusieron un momento principal de la historia y la forja de la actual civilización occidental. ¿Ahora bien, qué hecho histórico no ha sido, por activa o por pasiva, definitorio?