La Asociación Española de Abogados Cristianos ha denunciado a la poeta Dolors Miquel por haber recitado el poema "Mare nostra" durante la ceremonia de entrega de los Premios Ciudad de Barcelona. Cuando Dolors Miquel recitó el poema, una reivindicación del derecho de las mujeres a su propio cuerpo, recibió una fuerte ovación del público. Pero enseguida empezaron a llover también las críticas. Éstas dejaron paso a una denuncia por un delito contra los sentimientos religiosos. La denuncia también afecta a la alcaldesa Ada Colau, como responsable última del acto. A Colau no sólo se la acusa de faltar a los sentimientos religiosos, sino que también se le imputa un delito de malversación de fondos públicos, por haber financiado el acto con dinero del municipio.

El poema de la polémica

Madre nuestra

Madre nuestra que estas en el celo

santificado sea vuestro coño

la epidural la comadrona

venga a nosotros vuestra llamada

vuestro amor, vuestra fuerza

hágase su voluntad en nuestro útero

sobre la tierra

Nuestro día de cada día, danos hoy

y no permitáis que los hijos de puta

aborten el amor, hagan la guerra

liberémonos

por los siglos de los siglos.

Vagina...

Vamos...

Dolors Miquel, poeta provocadora

La leridana Dolors Miquel (1960) es una poeta bastante reconocida desde los años noventa. Es autora de poemarios como Gitana Roc (2000), Aioç (2004) o Ver7s de la terra (2004). Sus libros son muy valorados por la crítica, aunque como la mayor parte de obras de poesía son poco vendidos. Pero tiene una presencia constante en los circuitos de recitales de poesía. Es muy crítica con nuestra sociedad, y afirma abiertamente que somos "una cultura y un pueblo en decadencia". En su blog no faltan las críticas a los estamentos oficiales de la cultura local, al mercado editorial, a las políticas culturales de nuestras instituciones... Y se ha destacado muchas veces por sus vínculos con el feminismo. Eso le ha generado también muchas animadversiones. En los últimos días ha recibido mensajes como "¡¡Eres una zorra muy fea y piojosa hija de puta!!".

La defensa de Colau

Ada Colau, lejos de pedir disculpas, ha afirmado que el poema no es blasfemo, y que ni siquiera se refiere a la Iglesia o a Dios, sino que hace énfasis en el derecho de toda mujer a decidir sobre su vida y su cuerpo. En su Facebook ha asegurado que "ni la ley mordaza ni nadie nos callará". Además, ha asegurado que el acto de concesión de los premios fue organizado de forma independiente, sin presiones políticas por parte del Ayuntamiento. El PSC no mostró ningún disgusto hacia el acto. En cambio, el líder del grupo municipal de CiU, Xavier Trias, afirmó que la alcaldesa se había equivocado al programar la lectura del poema, porque tenía que ser respetuoso con la institución. Alfred Bosch, de ERC también consideró un desacierto programar este recital, aunque destacó que "la libertad de expresión se tiene que respetar incluso cuando no nos gusta".

Un precedente directo

Hace algunos días, dos titiriteros fueron encarcelados en Madrid acusados de apología del terrorismo por una representación realizada en el barrio de Tetuán en el marco del carnaval. Habían sido denunciados por algunos asistentes. Hay sospechas que estas denuncias son una estrategia de sectores conservadores para desgastar a los ayuntamientos de Podemos y de sus aliados. El caso Miquel estalló cuando Alberto Fernández Díaz, líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, se levantó ofendido en medio de la ceremonia de entrega de los premios. Enseguida pidió la renuncia del responsable de la programación del acto. Pero fue más allá, y amenazó con emprender acciones legales contra Dolors Miquel y contra el Ayuntamiento. Poco después, la organización cristiana conservadora Maslibres.org organizó una campaña de recogida de firmas para pedir una rectificación a Colau (ya había presionado anteriormente a Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid, para solicitar que se mantuviera una calle que recordaba unas monjas asesinadas durante la Guerra Civil). Y el exjuez de familia Francisco Serrano, un destacado abogado ultraderechista, pidió que se presentaran más denuncias en toda España para concentrarlas en la Audiencia Nacional.

La ley española

En España no existe delito de blasfemia como tal, pero el artículo 525 del Código Penal establece una pena de 8 a 12 mesas de prisión "por ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa" y para aquellos que "hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus creencias, ritos o ceremonias". Después del atentado contra Charlie Hebdo, y las reacciones de solidaridad con el medio satírico francés, varios medios recordaron que en España seguía vigente un delito muy próximo a la blasfemia, y hubo varias iniciativas para suprimir el discutido artículo, que no prosperaron. En realidad, hay un punto polémico del acuerdo entre la Santa Sede y el Estado español, de 1979, que establece que el Estado español "velará para que sea respetado a sus medios de comunicación social, los sentimientos de los católicos, y establecerá los correspondientes acuerdos sobre estas materias con la Conferencia Episcopal Española".

Los denunciantes

El Asociación Española de Abogados Cristianos ha protagonizado varias denuncias polémicas en los últimos años. Presentó una querella contra el artista Abel Azcona, por una performance realizada en Pamplona con formas consagradas. La denuncia se hizo extensiva a la concejala de Cultura de Pamplona, por haber organizado el acto. De la misma forma, han denunciado a la CGT por organizar en Sevilla la procesión del Santísimo Coño Insumiso y en la Universidad Complutense de Madrid por cerrar las capillas de las facultades. Por otra parte, se han destacado en la lucha contra las subvenciones a las clínicas abortistas y han tratado de reforzar la asignatura de religión en las escuelas. Entre sus objetivos también se encuentra luchar contra la legislación "que viene a facilitar las rupturas familiares" (el divorcio). Incluso a finales del año pasado denunciaron a los médicos que retiraron la alimentación por sonda a la niña Andrea, que sufría una enfermedad degenerativa, y para la que sus padres pedían una muerte digna.

Viejas denuncias

Abogados Cristianos ya había presentado en el 2010 una denuncia contra el cómico italiano Leo Bassi por una actuación a la Universidad de Valladolid en la que parodiaba al Papa y satirizaba los abusos sexuales por parte de sacerdotes. Lo acusaban de un delito de calumnias e injurias, y de otro contra los sentimientos religiosos. El caso se arrastró durante 5 años, pero finalmente la Audiencia de Valladolid archivó la querella contra el italiano. El tribunal dejó claro que no creer en los dogmas de una religión y exponerlo públicamente no es un delito. El cantante Javier Krahe también fue denunciado por ofensa a los sentimientos religiosos por un corto emitido en el 2004 por Canal + en el que se explicaba cómo cocinar a un Cristo para dos personas. En el 2010 la juez impuso una fianza de 192.000 euros para Krahe y de 144.000 para su productora. Finalmente, la Fiscalía pidió su absolución y en el 2012 fueron declarados inocentes, en una sentencia que reconocía que Krahe había efectuado una "crítica legítima".

Sin condenas, pero con miedo

El abogado de Krahe y de su productora declaró, en aquella ocasión, que esperaba que aquel fuera el último juicio de este tipo. No ha sido así. Aquellos que presentaron la denuncia contra Krahe se sintieron satisfechos con la vista, a pesar de la absolución del cantante, ya que consideraban una victoria la aplicación del artículo 525 del Código Penal. El objetivo claro de estas acciones sería presionar a las industrias culturales, a los programadores y a los artistas para fomentar la autocensura. Las elevadas fianzas y el largo proceso judicial tienden a desanimar la programación de cualquier espectáculo que alguien pueda denunciar.

Quejas sin denuncia

Algunos sectores de la Iglesia católica, a pesar de no sumarse a la denuncia legal, han expresado su queja por la actuación de Dolors Miquel en la gala de los premios Ciutat de Barcelona. La monja dominica sor Lucia Caram exigió a Ada Colau que pidiera perdón a los creyentes y que dejara de exhibir su anticlericalismo. También han expresado su protesta por el acto Josep Àngel Saiz, obispo de Terrassa, Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona, y Lluís Martínez Sistach, excardenal de Barcelona. Este último obispo ya había expresado su protesta, en el 2007, por la emisión a TV3 de una representación teatral navideña de los Pastorets que según él no respetaba algunos sentimientos religiosos. En cambio, otros sectores de la Iglesia católica se han desmarcado de las quejas. El sociólogo Salvador Cardús afirma que "Soy cristiano –y liberal– y no me siento interpelado por el poema de Dolors Miquel".

Libertad religiosa "pasiva"

Algunos sectores católicos, pero también de otras corrientes cristianas y, sobre todo, musulmanes, alegan que la libertad religiosa no sólo se tiene que entender de forma "activa", como el derecho a creer y a participar en actividades religiosas de tu confesión. Alegan que también hay un derecho a la libertad religiosa "pasiva", que sería el derecho a no ser perseguido, insultado o vejado por tus creencias religiosas. Alegan, pues, que se tiene que armonizar la libertad de expresión con la libertad religiosa (y por lo tanto, sugieren recortar la libertad de expresión cuando pueda ofender a los sentimientos religiosos). El argumento principal es que las creencias religiosas constituyen "una de las dimensiones fundamentales de la persona". Evidentemente, esta apreciación se basa en la percepción de la religión como alguna cosa sagrada, superior al resto de ámbitos del individuo, y eso es difícilmente compatible con un ordenamiento legal laicista, en el que no se reconoce un ámbito sagrado común a todos. Los defensores de restringir la libertad de expresión alegan que hay que hacerlo "por razones de convivencia y respeto mutuo". El mismo papa Francisco afirmó: "No se puede insultar la fe de los otros. No se puede tomar el pelo a la fe".

Países sin delito de blasfemia

El 1952 Estados Unidos suprimió el delito de blasfemia de su ordenamiento jurídico, en una sentencia sobre la prohibición de exhibir en Nueva York la película El milagro de Roberto Rossellini. La sentencia dejaba claro que la cosmovisión religiosa de determinadas personas no puede ser argumento para limitar la libertad artística de otros. Pero, en realidad, son una minoría los países que no contemplan el delito de blasfemia o de ofensa a los sentimientos religiosos, a pesar de la existencia de muchos estados que formalmente son laicos.

Donde la blasfemia todavía es delito

No son muchos los Estados europeos que mantienen el delito de blasfemia, pero éste no ha desaparecido del continente; en 2008 todavía estaba tipificado en Austria, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Italia, Liechtenstein, los Países Bajos y San Marino. Pero muchos países europeos incluían en su legislación el delito de insultos a los sentimientos religiosos, muchas veces ambiguo. En la mayoría de países árabes el delito de blasfemia continúa presente y los culpables son sometidos a penas muy severas. También es vigente en otros países musulmanes. En Pakistán puede incluso comportar la pena de muerte. También hay condena de muerte por blasfemia en algunos estados del norte de Nigeria y en Afganistán. Y el Daesh y Boko Haram lo están aplicando profusamente en las zonas que controlan.

Europa quiere límites

El 29 de enero del 2015 la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa dictó una resolución "sobre la intolerancia y la discriminación en Europa" en la que condenaba "las formas de discriminación e intolerancia en temas religiosos". El punto más conflictivo establecía que el Consejo "anima a los medios a evitar estereotipos negativos y la comunicación de prejuicios contra los cristianos, e igualmente contra otros grupos". Esto podía ser visto como una forma de censura. A pesar de todo, el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos ha afirmado que las religiones no pueden esperar no ser afectadas por la crítica, aunque pone limitaciones a la difamación y a la incitación al odio. También el Consell de l'Audiovisual de Catalunya, en 2002 aprobó unas normas en las que invitaba a los medios catalanes al respecto hacia todas las confesiones religiosas y a respetar los símbolos religiosos incluso cuando se actúe en clave de humor.

En contra de cualquier límite

El delito de blasfemia es difícilmente compatible con la laicidad del Estado. En realidad, estrictamente sólo podría ser acusado de blasfemia el creyente en una religión, y no el no creyente que critica las prácticas de los otros. Y el delito contra los sentimientos religiosos también es difícil de compaginar con la libertad de expresión y con el Estado de derecho. Hay juristas y asociaciones en defensa de las libertades que consideran que el Código Penal español representa una amenaza para la libertad de expresión. Algunos denuncian que aquellos que defendían la libertad de expresión en el Estado francés en el caso Charlie Hebdo, lo amenazan en el Estado español con el caso Dolors Miquel. "Je suis Dolors Miquel", afirman algunos...