El Museu de la Ciència i de la Tècnica de Catalunya, de Terrassa, acoge, hasta el mes de junio, la exposición Leonardo da Vinci. El genio y los inventos. El gran atractivo de esta muestra es que presenta cuarenta maquetas de ingenios ideados por Leonardo, todas ellas hechas a partir de los esquemas, dibujos e indicaciones del artista. Estas maquetas se han elaborado con los materiales que estaban disponibles en la época: algunas son de medida real, y el resto a escala. Una forma bien plástica y visual para conocer el pensamiento de este gran visionario que fue Leonardo da Vinci. Una exposición que se empezó a exponer en 2009 y que ya ha pasado por muchas ciudades, como Roma, Viena, Estanbul, Berlín o Dubái.

La ilusión del movimiento

Uno de los aspectos más modernos de Leonardo era su obsesión por la energía y el movimiento. En realidad, su gran ilusión fue volar. Sus diseños de aparatos voladores aprovechaban todos los conocimientos de la época sobre aeronáutica. Hizo diseños de paracaídas, de alas delta e incluso de máquinas voladoras movidas por tracción humana. También intentó mejorar los barcos de palas, que pronosticaba, acertadamente, como uno de los ingenios que facilitaría la vida de los humanos en el futuro. La otra gran preocupación de Leonardo fue conseguir la transformación y el mantenimiento de la energía. Una parte importante de la muestra está consagrada a diferentes tipos de máquinas y mecanismos estudiados por Leonardo con el fin de transmitir movimientos, y que crearían los fundamentos de sus célebres máquinas: una draga, una imprenta...

Un hombre de temer

Mucha gente conoce la visión humanista de Leonardo da Vinci. A través de esta exposición se nos da a conocer otro Leonardo diferente, el genio militar que diseñaba armas por cuenta de su mecenas, Ludovic Sforza, el Moro. Leonardo da Vinci consideraba que la guerra era una gran locura, pero como creía que era inevitable, se dedicó a diseñar modelos de armas para causar la mayor destrucción posible al enemigo. En realidad, el término "ingenio" hace referencia a una máquina, pero se usa especialmente para referirse a los aparatos construídos para la guerra. Algunos de los ingenios de Leonardo, que no llegaron a funcionar en su época, ya anticipaban lo que sería la guerra moderna: un arma para disparar varios tiros al mismo tiempo, al estilo de una ametralladora, una munición de artillería que se parte para hacer más daño, auténtico precedente de las bombas de racimo, o incluso un carro blindado, antecesor de los tanques actuales. Otros inventos eran más peculiares y no tuvieron mucho futuro: desde una ballesta gigante, destinada a derribar muros, hasta un carro guadañadora, con muchas herramientas punzantes y cortantes por los laterales, destinada a descuartizar en vivo y en masa a los enemigos.

Un hombre práctico

Junto a los grandes proyectos, destinados a revolucionar el mundo, como las máquinas para volar, Leonardo no renunció a proyectos mucho más domésticos y mucho más prácticos. Desde una prensa más eficaz de las que se usaban en la época, hasta una estructura para montar puentes de madera preconstruídos en un tiempo récord (un puente que el visitante puede construir él mismo, a escala, con unas maderas que ofrece el museo). Algunos de sus inventos eran sencillos, pero muy eficaces, como una grúa giratoria que permite un giro de hasta 360º. Leonardo no despreciaba ningún invento por pequeño que fuera: de hecho, él incluso se había dedicado a diseñar vestidos de moda en el Milán renacentista. También diseñará máquinas de uso industrial innovadoras para su época: una imprenta más eficaz que las que había, o una sierra hidráulica que permitía cortar grandes troncos a gran velocidad.

Leonardo como espectáculo

Lo mejor de esta exposición es que permite al visitante acercarse a la obra de Leonardo a través de unas maquetas muy vistosas (que, a veces, reproducen dibujos muy conocidos del autor). La maqueta, en este caso, no pretende ilustrar ningún discurso complejo, sino que toma protagonismo por sí misma (a veces acompañada de pequeñas explicaciones o incluso de hologramas explicativos). El mayor problema es que esta exposición se limita a las espectaculares maquetas, como si se tratara de una exposición de centro comercial. Al visitante le convendría una mayor contextualización de las piezas de Leonardo en el contexto del Renacimiento, explicando la misma filosofía del autor, su creación artística... Los cuatro apuntes biográficos y la reproducción de cuatro de sus cuadros resultan insuficientes para entender a Leonardo. Detrás de las maquetas, el discurso museográfico queda cojo: esta exposición ganaría mucho con un buen marco explicativo. A pesar de todo, ver ests maquetas de Leonardo puede ser un magnífico pretexto para visitar el Museu de la Ciència i de la Tècnica, una institución que hay que conocer.