Julieta Gracián (Barcelona, 2001), o sencillamente Julieta, es una de las voces revelación del pop y la música urbana en catalán. Ahora lanza 23, su último álbum, tras fichar por Sony Music Spain. Con su tono romántico y desinhibido –pero también sensible– de siempre, Julieta evoluciona con su música. O su música evoluciona con ella. Nos encontramos en la terraza del Hotel Melià, en el Eixample, para hablar de su propuesta musical, pero también de una idea del amor que madura con el tiempo, de ser "el Catalan Dream", y del idioma, ahora que se confirma su salto a la industria musical española.

Imaginemos que hablas con un boomer. Si tuvieras que definir tu estética y la de este álbum, ¿cómo lo harías?
Me gusta resumirlo diciendo que hago pop romántico, porque tengo dos caras: la de cantautora –más indie– y la pop, más electrónica y cañera. Con este disco he conseguido bastante juntar esas dos caras. Y he intentado hacerlo desde un punto de vista muy honesto, con letras personales e íntegras. Y muy románticas, claro.

De hecho, después de escucharlo, da la sensación de que ha ganado esa parte más de cantautora, más íntima.
Totalmente, sí. Me parece que cuando me puse en el estudio con este disco, tenía ganas de hacer algo quizá un poco más tranquilo. De volver un poco a las guitarras, vaya. Es un tipo de música al que me siento unida y me permite contar las cosas de una forma más especial. Aun así, siempre tengo presente esa parte más pop y enérgica, sobre todo en cuanto a concepto: no tengo solo esa cara más íntima, también tengo esta cara más potente, que disfruto muchísimo y me encanta, sobre todo en la parte performativa del escenario, que es una parte de mí que no puedo abandonar porque la adoro.

En 23 me he replanteado el concepto que tenía del amor. Quiere ser una despedida a la idealización que tenía de ciertas cosas. Y no me refiero solo al amor romántico, también hablo de amistad, de mi madre o de la relación que tengo conmigo misma

En 23 hablas mucho de amor y desamor. Bueno, siempre hablas mucho de amor y desamor. ¿Ha llegado el punto en el que, cuando tienes alguna decepción sentimental, piensas “bueno, al menos podré hacer canciones”?
Evidentemente, las desgracias siempre hay que monetizarlas. Me parece que en 23 me he replanteado un poco el concepto que tenía del amor. Quiere ser una despedida de la idealización que tenía de ciertas cosas. Y no me refiero solo al amor romántico, también hablo de amistad, de mi madre o de la relación que tengo conmigo misma. He intentado desmontar un poco esa rigidez que siempre he tenido con muchas cosas y dejar espacio para que todo sea un poco más flexible. Me centro sobre todo en eso.

Una idea más madura de lo que es el amor.
Sí. Al final, creo que el concepto del amor que tenemos evoluciona con el tiempo. Ahora, no quiero que parezca que digo “ay, me siento supermadura y lo sé todo de la vida”. No, mentira. Lo que quiero decir es que, a medida que te van pasando cosas, tu percepción cambia. Hay “para siempres” que al final caen, y me parece que cada canción del álbum representa la caída de uno de esos “para siempres”. El amor para siempre o la amistad para siempre. Eso no significa que después de la caída no vuelva a creer en ello. Me gusta volver a dejar espacio para sentir y pensar lo que me dé la gana.

Julieta 23 Promo 05
Julieta acaba de publicar su nuevo disco, 23

¿Qué efecto crees que ha tenido para tu música el fichaje con una multinacional como Sony?
Creo que al final he tenido muchas más herramientas para hacer música, he tenido la oportunidad de trabajar con productores muy buenos, con un mezclador que es de los mejores de Europa, o de grabar vídeos increíbles. Ha sido coger mi esencia como artista y potenciarla. A nivel profesional, he crecido muchísimo dentro de Sony y creo que ha sido muy positivo para el proyecto.

Y la esencia es ser una diva.
Sí, una diva emocional. Mi aura como Julieta es esa mezcla de todo. Hubo un punto del proyecto en el que dije: “¿Cómo lo tengo que hacer? No quiero tener que elegir entre un camino u otro, quiero intentar encontrar una fórmula, que es mi fórmula personal, que una la parte más emocional y la más divertida”. Mis letras son serias, sí, pero me gusta vivir el proyecto de una forma más divertida, menos rígida.

Ser una diva, para mí, es creer en quién eres, saber qué quieres y luchar por conseguirlo. Y defender lo que es tuyo, siempre

¿Cómo puedo hacer para ser una diva?
Tú ya eres una diva. Ser una diva, para mí, es creer en quién eres, saber qué quieres y luchar por conseguirlo. Y defender lo que es tuyo, siempre. Para mí, Mushka, por ejemplo, es una diva. Ella dice que no, pero yo lo pienso por la forma en la que cree en lo suyo. Me parece muy inspirador. Mi madre también es una diva, ¿sabes? Yo creo que, al final, muchas somos divas en realidad.

Una parte importante de tu merchandising es la camiseta “I am the Catalan dream”, en referencia a la icónica camiseta de Britney Spears. ¿Con qué sueña Cataluña?
Hacía tiempo que Cataluña quería que existiera esa figura. Cuando llegué, se me vio como la diva o la popstar que todos esperábamos tener. Y cuando empecé a hacer música lo vi muy claro, pensé: “Este lugar está vacío, nadie lo está ocupando”. Es mi lugar al 100%. Aprovechar la camiseta de Britney fue un intento de trasladar algo muy de cultura pop hacia aquí, porque nos faltaba ese rollo más divertido, quizá. Es verdad que después cada uno ha hecho suyo el lema, y eso ha sido muy bonito. La idea fue inocente. No me esperaba que la gente se empoderara con este concepto y se creara un lema, pero ha sido una sorpresa y estoy feliz de vivirlo así.

Aprovechar la camiseta de Britney fue un intento de trasladar algo muy de cultura pop hacia aquí, porque nos faltaba ese rollo más divertido

“I am the Catalan dream”, pero en 23 hay canciones como Taxi o Tornado que son en castellano. Y en Loba mezclas los dos idiomas. ¿Por qué? ¿No hay una contradicción ahí?
A mí no me gusta cambiar mi forma de componer. Y siempre lo he hecho en catalán y en castellano, desde el inicio de mi proyecto. No tengo planeado escoger un idioma u otro. Si siempre he trabajado en el proyecto de esta manera, ahora sería extraño para mí tener que cambiar de rumbo. Sí que me pasa que hay gente que no sabe que desde mis primeras canciones y en los primeros discos ya había temas en castellano. Al final, mi proyecto siempre ha sido así y no tengo intención de cambiarlo porque es quien soy. Para mí es natural cantar en los dos idiomas porque siempre he escuchado música en catalán y en castellano y no tengo ningún problema en hacerlo de esta manera.

Ahora que has dado el salto al mercado español con estas canciones en castellano, ¿entiendes que haya una parte de tu público catalán que se sienta traicionado?
No. O sea, entenderlo no lo entiendo. Es lo que digo: si tú amas mi proyecto y lo conoces desde el principio, sabes que siempre he trabajado en los dos idiomas. Soy una persona muy honesta y hago las cosas de forma muy genuina. No me gusta pensarlo demasiado y no quiero que me influya la opinión de otras personas. Además, he llegado a cantar en Madrid y allí también cantan en catalán. A mí se me han hecho famosas las canciones en catalán, y me parece que la gente no tiene ningún problema con eso. Con lo bonito que es este idioma, que es precioso, y saben valorarlo y apreciarlo. Me parece que la gente que tiene que acompañarme también entiende el proyecto tal como es. No quiero tener que cambiarlo por eso.

Soy una persona muy honesta y hago las cosas de forma muy genuina. No me gusta pensarlo demasiado y no quiero que me influya la opinión de otras personas. Además, he llegado a cantar en Madrid y allí también cantan en catalán

¿Y no tienes la sensación de que los artistas catalanes –como los Tyets o Mushka–, para no ser encasillados como algo cursi, tienen que aceptar una cuota de castellanidad y pagar ese peaje?
No, de verdad que no. Tanto los Tyets como Mushka tienen su manera de hablar en catalán. Evidentemente, siempre es guay e interesante mejorar tu catalán, es muy importante y muy bonito. Pero me parece que eso ha acercado al público que quizá habla un catalán diferente, que no es tanto el de la escuela y es un catalán más de la calle. Tienen el catalán que tienen y si quieren cantar así, pues que canten así, ¿no? Obviamente, antes que no cantar, prefiero que lo hagan así.

¿Dirías que la calidad del catalán –y del castellano, claro– que usas al cantar es algo que te preocupa?
Sí. Tengo que decirte que quizá antes no tanto, y que he tomado un poco más de conciencia en ese sentido. A veces soy consciente de que en algunas letras mías hay cosas que no son correctas, pero las canto igualmente porque sonoramente me gusta más o funciona mejor. Con este disco he trabajado las cosas con mucha más pausa, me las he mirado cuarenta mil veces. Mis letras tienen un punto algo poético, y para mí es muy importante cómo están contadas las cosas. En ese sentido, me lo miro mucho.

Julieta 23 Promo 08
Julieta, el sueño catalán hecho realidad

¿Interpelan al tipo de público que crees que interpelarán tus letras?
Siempre hay ese punto de sorpresa, que ya es un poco la gracia de la música. Cuando hago un disco, antes de que salga es mío. Y cuando sale ya es de la gente. Cada uno se lo hace suyo e interpreta las letras y las historias a su manera. Siempre me sorprende en positivo el hecho de que la gente haga interpretaciones de cosas que quizá yo no esperaba. A veces en los conciertos veo gente del público cantando y llorando de emoción, y entiendo que se deben haber sentido identificados con la letra de una forma muy especial, incluso diferente de cómo lo he hecho yo.

De cara a este nuevo álbum, ¿qué le dirías a la Julieta de hace cinco años si la tuvieras delante?
Que confíe en su esencia y que no se distraiga, que esté centrada y enfocada en su proyecto, en aceptar todas sus versiones como Julieta y en intentar encontrar la fórmula de encajarlo todo.

¿Y a la Julieta de dentro de cinco años, qué le dirías?
Que no pierda esa parte más inocente y más genuina que tienes cuando empiezas a hacer música. Perder la parte más espontánea de mí misma me daría mucho miedo.