“Se gestó como una gamberrada, se rodó como una gamberrada y se estrenó, ¡sorpresa! como otra gamberrada”, nos recuerda Juanma Bajo Ulloa (Vitoria-Gasteiz, 1967) días después de celebrar el 25 aniversario del estreno de Airbag, todo un hito comercial, con dos millones y medio de espectadores y más de 7 millones de euros de una recaudación que entonces era en pesetas. “Llegar al número 1 histórico fue algo inesperado”, reconoce el cineasta, “pero entonces no teníamos consciencia real del hito que aquello suponía. Ahora suena realmente complicado repetirlo, sería algo así como no lo intente en su casa sin la supervisión de un adulto…”, bromea.

No teníamos pruebas de la gamberrada en cuestión, tampoco dudas: las más de dos horas de Airbag eran un cóctel explosivo, frenético, pasadísimo de rosca, que incluía una despedida de soltero más salvaje que la de Resacón en Las Vegas, un anillo de pedida de 30 millones de pesetas perdido en el culo de una prostituta, un puñado de representantes del alto pijerío vasco, una guerra de narcotraficantes portugueses vs. gallegos, una variante de la ruleta rusa con tortillas de setas venenosas (¡y con pan y vino, hostias!), una mosca cojonera, una ruta de puticlubs, toneladas de cocaína, un cura con la cara y la coleta de Albert Pla que cantaba Soy rebelde porque el mundo me hizo así, un ex presidente de la Xunta pedófilo, un lehendakari negro y un esbirro de buen corazón apellidado Pazos que igual que te dice una cosa te dice la otra. Y el concepto, porque el concepto es el concepto. Y esa es la cuestión.

Airbag  Juanma Bajo Ulloa
Foto: Archivo

Vista hoy, Airbag mantiene intacto su espíritu transgresor, probablemente uno de los secretos de un éxito que supo conectar con un público joven, que encontraba en esta loquísima propuesta una atrevida respuesta a divertimentos que llegaban de Hollywood. En su apuesta por el exceso a todos los niveles, Airbag saltaba de la parodia tarantiniana al gag visual heredero de los ZAZ (los de Aterriza como puedas y Top Secret!), de los tiroteos peckinpahnianos a la vulgaridad de los chistes de tasca. Puro desmadre con un grupo de actores, encabezado por Karra Elejalde, Fernando Guillén Cuervo y Alberto San Juan, que parecían pasárselo en grande. Y un director que rozaba el milagro dándole un notable empaque a la película, donde todo luce mucho más de lo que su presupuesto parecía permitir.

Bajo Ulloa: "Dentro del circuito industrial establecido, Airbag jamás se hubiera rodado; si se pudo llevar a cabo fue justamente por la inconsciencia propia y la de nuestros padrinos y amigos"

Aunque parezca paradójico, Airbag se hizo realidad al margen de los canales habituales del cine español de la época. “Si se pudo llevar a cabo fue justamente por la inconsciencia propia y la de nuestros padrinos y amigos, que entonces no sabían donde se metían. Pero dentro del circuito industrial establecido jamás se hubiera rodado”, admite un Bajo Ulloa que contó, como productores, con pelotaris y cocineros como Karlos Arguiñano, también actor (se encargó de un personaje que, nos confiesa Bajo Ulloa, estaba pensado para Alfredo Landa) en una peli cuyo larguísimo reparto incluía a Maria de Medeiros, Paco RabalRosa Maria SardàPilar BardemLuis Cuenca y un Santiago Segura pre-Torrente que aparecía acreditado como Sonny Da Silva. Sumémosle un buen puñado de cameos, como AlaskaJuanjo PuigcorbéJulio MedemRossy de PalmaJavier CansadoDavid Trueba y los Barricada. Y añadamos a Manuel Manquiña, la gran revelación del film, que convirtió al gánster Pazos en todo un icono (profesional, muy profesional) del cine español del cambio de siglo.

Airbag  Konradin, Paco & Juantxo - Bajo Ulloa
Foto: Archivo

Le preguntamos al director por ese personaje en concreto y por el trabajo de Manquiña, robaescenas inesperado, sensacional en la piel de Pazos: “Debía representar a ese español iletrado, llano y tosco, pero emotivo y lleno de dignidad, un soldado leal y echao palante peligroso pero entrañable. Era un personaje muy cuidado y querido, y se llevó a cabo un largo proceso de casting. Muchos buenos actores pasaron por él, pero yo había conocido a Manquiña en un evento en Vitoria y estaba empeñado en probar su idoneidad. Cuando realizó la prueba simplemente ocurrió el milagro. Durante el rodaje, el equipo no paraba de reír y repetir sus diálogos”, recuerda.

Es de justicia recordar que Juanma Bajo Ulloa había tenido una aplaudidísima entrada en la industria con una ópera prima, Alas de mariposa (1991), que ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián y tres premios Goya, uno de ellos el de Dirección Novel, y un segundo film, La madre muerta (1993), tan independiente, tan claustrofóbica, tan poderosa, como la primera. Y con Airbag abordó un cambio de tercio radical. O quizás no, si atendemos al cineasta: “Entiendo que visto desde fuera pareciera radical, y tal vez lo fuera. Pero ambas eran parte de mi, y me reconozco en ambos tonos. Si con los dramas hablo del alma humana y de sus anhelos y temores, con las comedias hablo de ello desde otra óptica. Es la importancia de la mirada. Como sabes, tragedia + tiempo = comedia. Suelo decir que de lunes a viernes escribo Alas de mariposa, y el sábado noche escribo Airbag”, apunta.

J. Bajo Ulloa & Maria de Medeiros
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Bajo Ulloa no abordó el guion de Airbag en soledad, lo firma junto a dos de los protagonistas, Karra Elejalde y Fernando Guillén. “Karra es un tipo muy creativo y siempre tiene unas cuantas ideas locas, y poco católicas. Yo también aprecio lo absurdo y surrealista, así que el mayor problema fue no darnos de hostias durante los largos meses de trabajo. Salimos vivos y aún nos queremos”, recuerda el director en su charla con Revers, celebrando con el periodista los 25 años de un film memorable.

Os imagino escribiendo el guion como aquel meme: "¿Que no hay huevos? ¡Sujétame el cubata!", soltándoos el pelo con todas las locuras que os pasaban por la cabeza. Gente jugando a la tortilla rusa, un lehendakari negro, un anillo perdido en salva sea la parte, cocaína a mansalva... La peli es incorrecta hasta el infinito. ¡Y vista hoy sigue siendo muy divertida!
Algo de eso hubo. Lo difícil fue organizar toda la demencia que surgía y llegar a acuerdos. Mucho estaba en el guión, pero otros instantes se crearon en rodaje, pues me gusta la improvisación y usar la adrenalina y magia que surge in situ. Por ejemplo, el lehendakari iba a ser gitano, e interpretado por Kiko Veneno. Pero no llegó a tiempo de un bolo en Alemania. Así que, in extremis, miré lo que tenía alrededor y elegí a un figurante negro que ni siquiera hablaba español. Y euskera, ni te cuento...

Me imagino también un estreno de la peli a día de hoy, con las redes sociales como contenedor de vómitos, con artistas procesados y en la cárcel. Creo que no sería posible por el retroceso a todos los niveles que vivimos. ¿Estás de acuerdo?
Sí, hoy sería totalmente inviable. La mierda nos sale por las orejas. Pero no se ha tocado fondo, aún tragaremos más en nombre de la corrección política y otros parapetos ideológicos. Hemos soportado la censura y el puritanismo de lo que se definía como la derecha de toda la vida, y ahora, además, hemos de soportar el de la nueva izquierda purpurina, con una legión de inquisidores encantados de serlo y de salvar al mundo.

Bajo Ulloa: "Si no trabajas para el interés y la ideología del sistema imperante, este te anula o trata de menoscabar tu reputación"

He perdido la cuenta de las veces que he visto Airbag, y me ocurre como con Aterriza como puedas, me sé muchísimas líneas de diálogo. Y, como sabes perfectamente, es algo muy común en toda una generación (o dos) de espectadores. ¿Qué tenía para conectar con tanta gente joven?
Algo sencillo, era una película realmente independiente hecha con pasión en un momento en que aún se respiraba cierta libertad, justamente entre dos épocas sombrías, la franquista y la actual. Toda tiranía impone su censura bajo la excusa ideológica imperante. Y el humor se convierte en una “amenaza” porque puede deslizar peligrosas ideas discrepantes.

Airbag  P. Rabal & J. Bajo Ulloa
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Tras el taquillazo de la peli tardaste muchísimo en volver a rodar otra. ¿Qué ocurrió?
El público tenía entonces voz propia y marcó la pauta con su apoyo masivo. Pero Airbag entraba en competición con el cine creado por la “industria” establecida, así que los medios despreciaron la película y no tuvimos casi entrevistas. Si no trabajas para el interés y la ideología del sistema imperante, este te anula o trata de menoscabar tu reputación. Karra lo definió muy bien: “Es como si Juanma hubiera entrado en casa de su padre y le hubiera robado los puros”.

Siempre me hizo gracia que habitualmente se te tachara de polémico o controvertido, creo que sin excesivas razones para que esa etiqueta estuviera casi siempre junto a tu nombre.
Convertirse en polémico o molesto es sencillo, basta con tratar de seguir tu propio camino o decir lo que piensas. La cultura es un medio poderoso, y cuando aparece un nuevo creador con determinada capacidad de llegar al público, el establishment trata de captarlo para usarlo en su propio interés social e ideológico. Si no consigue seducirte, te conviertes en un problema.

Bajo Ulloa: "Vivimos en una sociedad que ha renunciado al espejo y ha elegido el filtro de la cámara"

Con Baby o con Frágil volviste al territorio de tus primeras pelis. Cine de autor con historias nada complacientes, muy personal, y muy potente, y con temas como el amor o la maternidad tratados de una forma muy inhabitual. ¿Es el lugar donde más cómodo has estado?
La palabra no sería “cómodo” pues, en realidad, me resulta doloroso exponer los sentimientos profundos que trato de reflejar cuando ruedo este cine llamado intimista. Diría que narro ese tipo de historias cuando no puedo evitar hacerlo. Se trata de algo que necesito exteriorizar de modo simbólico o metafórico y con un fin terapéutico. Algo inconsciente que sólo consigo comprender cuando es visto a través de los ojos de otros, los espectadores.

Me flipó Baby, una peli radical, sin diálogos, y que tengo la sensación que no vio nadie. ¿Cómo has convivido con las reacciones del público, tú que las has experimentado de todo tipo?
¡Gracias! Las películas las encuentran quienes las buscan. Baby es un espejo que refleja a quien la mira. Pero vivimos en una sociedad que ha renunciado al espejo y ha elegido el filtro de la cámara. Una que ha convertido la palabra en un ruido de fondo. Sin embargo ha sido una experiencia hermosa y reconfortante comprobar que, en una sociedad tan desconectada de sí misma, aún hay público capaz de permanecer en silencio en comunión con el mensaje de unos creadores.

Baby  J. Bajo Ulloa & Josep Mª Civit
Foto: Archivo

Hay todo un grupo de cineastas surgidos en Euskadi más o menos en el mismo momento que tú. De la Iglesia, Calparsoro, Medem, Urbizu... ¿Qué destacarías de esa generación?
Lo que nos unía era un origen cinéfilo y una cultura audiovisual ecléctica, cómic, rock, televisión. Los cineastas previos a nosotros estaban en general más interesados en el mensaje político y menos en la forma o la narración. Creo que fue una ilusionante explosión de talento, pasión y energía libre y desinhibida, básicamente hasta que la maquinaria político-comercial pervirtió la esencia.

¿Qué te parece el momento que vive hoy el cine español, creativamente hablando?
Lamentable. Nunca hubo mayor cantidad de energía y talento, pero jamás fue tan mediatizada políticamente con la oportunista o sumisa connivencia de los propios creadores, deseosos de agradar al poder o aterrorizados ante la amenaza de la cancelación.