Si ser valiente es ser capaz de afrontar los propios miedos, el último libro de Josep Maria EspinàsLa vella capitana. Navegant per la vida i la mort (La Campana), es un libro terriblemente valiente. Espinàs, que en obras anteriores ya había abordado el tema de la vejez, se acerca ahora, en este librito, a la muerte, un tabú absoluto en nuestra cultura. Su pretensión es explicar, que, paradójicamente, "la muerte es, también, un hecho vital". Y consciente de que "a menudo no somos buenos acabadores", intenta difundir "el arte difícil de morir con una sonrisa, quizás invisible".

Un tema demasiado oculto

Espinàs denuncia la ocultación sistemática de la muerte en nuestra cultura. Los muertos no se velan en casa, los cementerios se ocultan, la gente no va a los entierros... "La vida, tan multiforme, ya no se pone a las órdenes de la muerte". Al fin, parece que la muerte no exista. "No es extraño que los humanos sepamos matar mejor que morir," afirma Espinàs. Un fenómeno que quizá no es tan nuevo, si recordamos la última frase de Franco, signatario de tantas y tantas penas de muerte: ¡"Qué difícil que es morir!"

La ironía que no perdona lo más sagrado

Espinàs intenta reflexionar sobre la muerte, pensando tanto en el muerto como en los que se quedan. Y, a pesar de todo, no renuncia a la ironía: "Gracias al hecho de que la muerte existe se han producido películas de una magnífica vitalidad". Con humor, se refiere a la incineración: "Guardar las cenizas de la madre o del hijo en una urna colocada como un objeto más entre otros - un plato que es un recuerdo del estany de Banyoles y una serie de libros de gastronomía - no me parece serio". Y cita el dramaturgo Henrik Ibsen: "No se puede morir a la mitad del quinto acto".

Espinàs y sus referentes

Espinàs nos hace un breve repaso a frases de grandes personajes sobre la muerte. Y no sólo escoge las reflexiones más lúcidas, sino también algunas que califica claramente de burradas. Menandro aseguraba que "los queridos por los dioses mueren jóvenes". Bécquer declamaba: "¡Oh, qué amor tan callado el de la muerte; qué sueño el del sepulcro tan tranquilo"!. Y Amado Nervo los superaba a ambos con "la muerte es el más importante de todos los bienes. Quizás el único. Casi vale la pena vivir una existencia miserable para disfrutar, finalmente, del sublime privilegio de la muerte". Espinàs, a pesar de todo, milita a favor de Molière: "La muerte es un remedio, pero no se tiene que utilizar hasta el último momento". La vella capitana es una obra delicada y sensible para acercarse, ni que sea sólo literariamente, a la muerte.