La gran novela americana es aquella entelequia con la que los amantes de la literatura etiquetan aquellos relatos que ahondan y retratan las peculiaridades de la sociedad estadounidense en un momento determinado de su historia (la locución 'Great American Novel' la usó por primera vez el escritor John William De Foresten un ensayo del mismo título publicado por el periódico The Nation en 1868, tan solo tres años después del final de la guerra civil norteamericana, en el que recomendaba el fomento de una literatura que resaltara los valores distintivos del país, y sirviera para acelerar su largo proceso de reconstrucción).

Este género de géneros se ha convertido en un inmenso cajón de sastre en el que hay espacio para obras tan diversas como La letra escarlata de Nathaniel Hawthorne, Moby-Dick de Herman Melville, La cabaña del tío Tom de Harriet Beecher Stowe, Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain, El gran Gatsby de Scott Fitzgerald, Matar a un ruiseñor de Harper Lee, Beloved de Tom Morrison, En la carretera de Jack Kerouac, El guardián entre el centeno de JD Salinger, Las uvas de la ira John Steinbeck, A sangre fría de Truman Capote, Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway...

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Jonatahn Franzen acaba de publicar su nueva novela, Encrucijadas. Foto: EFE

Libre y correcto

Entre las aportaciones más contemporáneas a esta lista interminable, siempre han destacado dos nombres: La broma infinita del añorado talento sublime David Foster Wallace y su amigo Jonathan Franzen (sin olvidarnos de George Saunders, David Eaggers o Michael Chabon). Un catálogo exclusivo en el que Franzen fue incluido con la publicación de la brillante Libertad, y en el que ahora suma una nueva referencia con Encrucijadas (Salamandra, 2021), primera entrega de una trilogía sobre la familia y la sociedad americana de las tres últimas décadas durante un período de profunda crisis moral, un proyecto que ideó porque se dio cuenta de que nunca había escrito sobre religión, ha relatado.

"No soy creyente, pero la religión es más importante de lo que piensan muchas personas", apunta Franzen, que asegura tener una gran preocupación sobre la mitología y una "grave crisis en la fe de la racionalidad". Para el autor de Las correcciones (Seix Barral, 2002), los reformistas, los activistas disfrutan pensando que los seres humanos pueden mejorar "y yo estoy enraizado en una literatura que cree que la gente no cambia. Los humanos no cambiamos. Y si lo hacemos es temporalmente, para volver a peor".

Solo hay que mirar a nuestro alrededor, insiste Franzen: "Yo miro en Estados Unidos y hay gente que piensa que las vacunas son más peligrosas que el coronavirus y que Trump ganó las elecciones de calle". Y también, ha agregado, existe la creencia de que si todos condujéramos coches eléctricos se salvaría el planeta. "¿Cómo se relaciona todo esto?", se ha preguntado el escritor.

Secretos de familia


Encrucijadas arranca un 23 de diciembre de 1971 cuando en Chicago (EE.UU.) se anuncia una gran nevada. Russ Hildebrandt, pastor en una iglesia progresista de un barrio residencial, está a punto de liberarse de un matrimonio que considera desdichado, salvo que su esposa Marion, que también lleva una vida secreta, se le anticipe. Clem, el hijo mayor de ambos, viene a casa de la universidad infundido de un moralismo extremo que lo ha hecho tomar una decisión que causará estragos en su padre. Su hermana Becky, hasta entonces la reina de su clase en el instituto, ha virado bruscamente hacia la contracultura.

El tercer hijo, el brillante Perry, que se ha dedicado a vender droga a sus compañeros de curso, se ha propuesto volverse una mejor persona, mientras que el más pequeño, Jay, intenta abrirse camino entre la incertidumbre y el asombro. Así, todos los Hildebrandt persiguen una libertad que los demás miembros de la familia, cada uno por su cuenta, amenazan con coartar.

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Encrucijadas es la primera entrega de una trilogía sobre la familia y la sociedad americana. Foto: EFE

Una terapia adventista

Franzen ha recordado cómo en su juventud formó parte de un grupo relacionado con la religión durante seis años y entró "de lleno" en un mundo que no tenía nada que ver con su vida familiar, en el que había muchos jóvenes de familias con problemas que "llegaban a esta especie de terapia adventista". Encrucijadas, ha recalcado, es una novela diferente a todas las anteriores ya que, aunque en ocasiones se le ha considerado autor de "novela familiar", en sus otros libros era algo instrumental: "Y como me habían llamado novelista de familia durante 20 años pensé que sería una pequeña broma" escribir sobre eso de verdad.

Los que sí aparecen en todas sus novelas son los matrimonios, y no especialmente felices, indica: "Quizás porque cuando yo era adolescente mis padres se peleaban mucho, se quejaban el uno del otro y yo estaba en medio. Por eso me convertí en novelista, porque venían a mí a hablarme de los demás", recuerda Franzen.

Franzen fue elegido en 1996 entre los mejores jóvenes novelistas estadounidenses por la prestigiosa revista Granta, fecha hasta la que había escrito dos novelas, pero fue en 2001 cuando publicó Las correcciones, con la que obtuvo el National Book Award y el Premio James Tait Black Memorial y fue finalista de los Pulitzer y PEN/Faulkner. Posteriormente llegó su exitosa Libertad y en 2015 publicó Pureza.