Jaume Collboni hace 100 días fue nombrado teniente de alcalde de Empresa, Cultura e Innovación del Ajuntament de Barcelona, después del pacto del PSC con Barcelona en Comú. Este lunes ha presentado, en una conferencia en el Mercat de les Flors, las líneas maestras de su propuesta para la política cultural municipal. La conferencia, articulada en 10 objetivos y 34 medidas, se ha titulado: "Rompiendo muros. Una política cultural para las próximas generaciones". De forma implícita, no ha ahorrado críticas a la política cultural llevada a cabo hasta ahora; ha criticado la parálisis de la Fundació Barcelona Cultura, ha dudado de la línea definida para el Museu del Disseny, e incluso ha asegurado que Barcelona estaba "aletargada" a nivel de políticas culturales. Sin embargo ha asegurado que respetaría las decisiones tomadas por los responsables municipales de cultura anteriormente. A pesar de todo ha reconocido que forma parte de un gobierno municipal en minoría y que será imprescindible el acuerdo con otras fuerzas políticas para llevar a cabo algunas de estas políticas.

"Tenemos un plan"

"Tenemos un plan y tenemos un equipo, entre los mejores disponibles en Barcelona," ha asegurado Collboni. Ha afirmado que ya se han diseñado las líneas maestras de la política cultural de los próximos tres años, aunque asegura que pretende que algunos de sus efectos sean duraderos a largo plazo. Las líneas básicas de Collboni pasan para incrementar el presupuesto destinado a Cultura, para crear nuevos públicos, para potenciar las industrias creativas, para crear complicidades con los agentes culturales...

Más recursos

Collboni ha afirmado, con orgullo, que el Ayuntamiento es una de las instituciones que más invierte en cultura: en estos momentos el gasto cultural se sitúa en un 4,7% de su presupuesto (frente a un 0,9%, por ejemplo, de la Generalitat). Pero reconoce que para llevar a cabo estos proyectos necesita un incremento de presupuesto. Asegura que su objetivo es alcanzar un 15% más de presupuesto para Cultura. Sólo una parte de estos recursos saldrían de las arcas municipales: Collboni planea en llegar a un 5% del presupuesto dedicado a objetivos culturales, pero piensa también en impulsar el mecenazgo, en la creación de un fondo capital riesgo y en recurrir a los recursos procedentes de los impuestos al turismo. Apunta que en Barcelona hay anualmente 17.000.000 de pernoctaciones y apunta que la cultura es parte del atractivo turístico de la ciudad y que el modelo fiscal tiene que ser coherente con el modelo turístico. En cualquier caso, no apuesta por crear nuevos equipamientos culturales, sino por dotar de contenidos a los ya existentes. En este sentido, el proyecto de Museo de la Arquitectura quedaría bloqueado, pero en cambio se organizaría un festival de danza. Y reclama que algunos equipamientos como la Biblioteca Provincial han quedado paralizados por lo escaso de las aportaciones del gobierno central a las infraestructuras barcelonesas. Eso sí, ha apuntado que con las estructuras existentes el Ayuntamiento trataría de dinamizar la oferta cultural en Barcelona durante agosto, porque la demanda está ahí y no puede ser que la ciudad se paralice a nivel cultural durante todo un mes.

Más público

Collboni se ha mostrado insatisfecho porque la cultura a veces se muestra alejada de "las preocupaciones reales de los ciudadanos" y ha apuntado que hace falta poner a disposición de los ciudadanos "los contenidos de la cultura". Por eso ha asegurado que más barceloneses tienen que consumir cultura, y que hay que incorporar a más ciudadanos a los mercados de productos culturales. El objetivo de fondo es romper la separación entre la alta y la baja cultura ("la Barcelona del escaparate y la Barcelona de la cultura tradicional y popular"): para el teniente de alcalde, la cultura es esencial para crear ciudadanos. Pero, además, apunta que un incremento de la demanda será positivo también para la oferta y ayudará a los creadores y al conjunto del sector cultural. En este sentido, considera que se tiene que crear un circuito de actividades culturales y potenciar el uso autóctono de los museos municipales. En la línea de lo que ha impulsado en otros ámbitos Ada Colau, Collboni ha apostado por crear "nuevas centralidades culturales": buscar equipamientos de referencia de la vida cultural de los barrios. Estos polos también pueden ser la vía de incorporación en el mundo cultural de los creadores emergentes (sean o no originarios de Barcelona).

Multiplicar industrias creativas

"El futuro de la ciudad pasa por tener unas potentes industrias creativas", ha afirmado Collboni, apuntando que hace falta reforzar las industrias culturales propiamente dichas y conectarlas con otras industrias creativas, como la moda, el diseño... Maneja la idea de articular las fábricas de creación con los operadores culturales de la ciudad, para dar salida a nuevos creadores. Collboni ha asegurado que quiere hacer bandera de la calificación de Barcelona Ciudad Literaria otorgada por la UNESCO, y ha afirmado que quieren mantener la capitalidad del mundo editorial español e iberoamericano.

Un Ayuntamiento más cómplice que actor

Una de las claves de esta pol´litica cultural, para Collboni, es la creación de "nuevas complicidades", partiendo de la base que "La cultura no la hace sólo el Ayuntamiento. Un Ayuntamiento progresista la arbitra, la facilita, la ayuda, la pone en valor y la defiende ante todas aquellas fuerzas que querrían tenerla callada, dócil y entretenida". Por eso cree que es básico establecer acuerdos entre el Ayuntamiento y los agentes culturales. Collboni en su discurso no ha apostado por el "proceso participativo" que sus antecesores al cargo defendían, pero afirma que para él este concepto es válido, "como método y no como objetivo"; incluso ha asegurado que es el método que ha usado el PSC durante el tiempo que ha gobernado la ciudad.

Contra la explotación laboral

Jaume Collboni ha asegurado que el sector cultural barcelonés no está funcionando con parámetros correctos a nivel laboral y ha asegurado que muchas empresas culturales trabajan en condiciones laborales o salariales indignas. El Ayuntamiento no tiene competencias directas para actuar en este sector, pero Collboni asegura que, como contratador, el Ayuntamiento velará para que las empresas que trabajan para él cumplan estándares de trabajo digno.