Hoy 30 de abril Jaume Cabré hace 75 años. Un aniversario que el mundo literario catalán ha aprovechado para rendir homenaje a la trayectoria del escritor. Con esta misión, el Ateneu Barcelonès acogió el pasado miércoles una conversación entre el crítico Sam Abrams, el historiador de la literatura Jordi Marrugat, la traductora Stefania Ciminelli y el propio autor, presentado por el periodista Joan Safont. El acto también conmemoró otra efeméride: los 10 años de la publicación de Yo confieso y la edición especial de Proa en motivo del aniversario, que no se pudo celebrar el año pasado por la pandemia. Son, pues, tres cuartos de siglo de uno de los autores más reconocidos de la literatura catalana contemporánea, con cifras de récord en el escenario internacional. Cabré, decía Isona Passola en la introducción del acto, es "nuestro escritor".

Jaume Cabre - Sergi Alcàzar
El escritor cumple hoy 75 años. / Sergi Alcàzar

Una trayectoria de peldaños

Jaume Cabré ha navegado por todos los géneros, desde la novela, la que le ha dado el principal reconocimiento, hasta el ensayo, pasando por los cuentos con que se dio a conocer en 1973 ganando el Premio Victor Català. A pesar de la variedad, "es una obra donde todo está interconectado, aunque muchas veces no nos damos cuenta de ello," destacó Sam Abrams. Esta heterodoxia hace falta explicarla a través de la libertad creativa, pero también con su voluntad de participar en la construcción de una cultura nacional, más allá de los márgenes de la literatura; de incidir políticamente en la Catalunya que salía del Franquismo. Así es necesario entender, por ejemplo, su tarea de guionista en programas de televisión y teleseries como Estació d'enllaç o el Vostè jutja de TV3. Pero también su producción de literatura infantil y juvenil y su participación en el colectivo de escritores Ofèlia Dracs, que desde los ochenta y hasta el 94 publicó varias obras de género, desde el terror hasta el erótico, con el objetivo de normalizar la literatura catalana y crear un público lector popular.

Explorando temas como el juego del poder, la construcción de la verdad o la memoria y la necesidad de vehicularla, el autor ha construido durante décadas una obra vasta y de alta calidad, que no por eso ha perdido capacidad de llegar al gran público. Si alguna cosa destaca de Cabré es su capacidad de coger la tradición de la novela del alto modernismo, de Faulkner o de Thomas Mann, y de convertirla en una literatura accesible y golosa, de democratizarla. "Nos enseña que se puede hacer una novela exigente y a la vez lectora", explicaba Abrams.

Jaume Cabré - Guillem Roset ACN
El pasado miércoles, Cabré recibió un homenaje en el Ateneu Barcelonès. / Guillem Roset (ACN)

Y exigente y ambiciosa ha sido su producción novelística. Destaca Senyoria (1991), Las voces del Pamano (2004) y, sobre todo, Yo confieso (2011), seguramente la joya de la corona. Traducida a más de veinte lenguas, el éxito nacional e internacional de la obra – se vendieron más de medio millón de ejemplares en Alemania – prácticamente no tiene precedentes. Hoy, una década después de su publicación se la reivindica como su obra más depurada, donde la brillantez del Cabré novelista es más evidente. Como si años de exploración y de pruebas lo hubieran conducido hasta la obra magna. Abrams, la comparaba con el Ulises de Joyce: "si todo lo que hace Joyce lleva a Ulises, todo lo que hace Cabré lleva a Yo confieso". "Lo veo como una escalera en que vas subiendo peldaños y el peldaño de más arriba no podría ser sin el anterior", afirma el propio Cabré.

La moral y la memoria

"Cabré es un narrador que despierta pasiones a través de las palabras", destacaba Jordi Marrugat. Y es que el debate sobre la moral presente en su obra es capaz de interpelar siempre al lector que se acerca. Yo confieso es, tal como reza el título, una confesión, uno recapitulación de hechos pasados que el protagonista necesita explicar para darle un sentido. Pero también es la exploración del mal en la historia, a través del nazismo y de la experiencia de los campos de concentración. ¿Se puede escribir poesía después de Auschwitz? ¿Si Dios existe, como pudo permitir los campos de concentración? Estas son algunas de las dudas en que la novela se sumerge. "Llega un momento en que sólo se puede explicar Auschwitz por medio de la literatura", defensa Cabré.

Jaume Cabré: "Llega un momento en que sólo se puede explicar Auschwitz por medio de la literatura"

Parece que Cabré nos quiera hacer evidente a través de su literatura que todos los seres humanos estamos estrechamente atados, aunque no tengamos conciencia. La historia de un violín hecho en el siglo XVIII afecta a la vida de los hombres del siglo XX; los primeros años del franquismo en un pueblo del Pallars Sobirà, se replican en el presente contemporáneo; un crimen que tiene lugar en la Edad Media, siembra la semilla de otros crímenes futuros de la humanidad. El mal es una fuerza que recorre la historia, a veces astuto, a veces banal, y que el escritor explica sin voluntad de aleccionar al público. "Yo creo en el lector, sé que es inteligente y curioso", afirma. Es precisamente la importancia del concepto de culpa, individual y colectiva, de responsabilidad de los actos humanos en su obra que lo ha convertido en un fenómeno en Alemania.

Jaume Cabre Sergi Alcàzar
La obra más exitosa de Jaume Cabré es Yo confieso, traducida a más de 20 lenguas. / Sergi Alcàzar

Narrar contra el totalitarismo

Uno de los otros temas clave para Cabré es el de la literatura como un elemento que relativiza la visión del mundo y que, por lo tanto, es una herramienta contra los totalitarismos y su verdad única. "La ficción es relativista. Es la respuesta inmediata al poder, estemos en la época que estemos", defiende al autor. Ante las ideologías que tratan de imponer una sola verdad a través del poder coercitivo, la literatura es un mundo infinito de voces humanas, plural. Quien tiene el poder lo ejerce porque sabe que tiene la verdad. En cambio, la ficción es un mundo creado donde viven muchos personajes y todos tienen su verdad, que el lector lee en igualdad de condiciones.

Y para construir estos mundos de ficción, la importancia de leer. "Me he pasado la vida leyendo, pero nunca acabas de leer todo lo que querrías", dice Cabré. Abrams, también destacaba la capacidad lectora y su voluntad de leer siempre que podía y de visitar los grandes clásicos. Conocer la tradición es, pues, importante para un artesano literario, de una gran habilidad, que es capaz de diseñar tramas complejas y emotivas a partir de los elementos de siempre. Y que resume su figura de forma simple, como lo hizo para cerrar el acto: "Yo sólo escribo. Escribo y ya".