El Instituto Cervantes, una institución pública dedicada a difundir la literatura y el legado cultural español, omite partes de la historia que prefiere no recordar. El último ejemplo es la efeméride que rememora el 28 de marzo de 1942, el día en que murió el escritor Miguel Hernández víctima del estado deplorable y las condiciones en las que vivió encarcelado por la dictadura de Francisco Franco. Desde el Cervantes, sin embargo, lo recuerdan diferente: "Tal día como hoy, en 1942, nos dejó un referente de nuestra memoria democrática". Y hasta aquí.

Miguel TUIT

Tuit del Instituto Cervantes

Como a veces twitter, con su limitación de caracteres, puede comportar generar alguna confusión, hemos leído la biografía que recoge el mismo Instituto Cervantes en su página web y, nuevamente, modifica la realidad: "Hernández toma parte muy activa en la Guerra Civil española, y al acabar esta intenta salir del país pero es detenido en la frontera con Portugal. Condenado a pena de muerte, se le conmuta por la de treinta años pero no llega a cumplirla porque muere de tuberculosis el 28 de marzo de 1942 en la prisión de Alicante". Sin situar en ningún caso los protagonistas y con frases sin sujeto, hacen que quien no conozca su figura, le cueste situarse.

Nada más lejos de la realidad. Hernández dio apoyo a los republicanos de forma activa. Su actividad de comisario político comunista en el ejército le comportó una pena capital después de la Guerra Civil española. Y cuando intentó exiliarse a Portugal fue detenido y la Guardia Civil lo trajo a la prisión de Huelva donde recibió durante nueve días consecutivos brutales palizas en manos del régimen de Franco. Posteriormente, en un consejo de guerra le cambiaron la pena de muerte por una condena de treinta años y estuvo en Alicante, ya cerrado, donde sufrió tuberculosis después de pasar un calvario de situaciones y abandono paupérrimo en manos del dictador.

Este poeta español, se lo ha adscrito a la Generación del 27, aunque por fechas pertenece más a la del 36. Nacido en Orihuela, Alicante, destacó por la profundidad y autenticidad de sus versos, reflejo de su compromiso social y político. Uno de los poemas más emblemáticos que escribió es Nanas de la cebolla, dedicado a su hijo pequeño desde la prisión. El escritor se inspiró en una carta de su mujer, Josefina Manresa, en el que le explicaba que sólo podía alimentar a su hijo con cebollas.

Fotografía de portada: Retrato de carboncillo de Miguel Hernández hecho por Buero Vallejo