"Supongo que todo empieza aquí. Cuando mi embarazo me hace sentir que no somos iguales. Cuando mi intuición me dice que en la aceptación y en la integración de las diferencias puede haber un punto de inflexión importante para hacer cuajar esta revolución feminista de nuestro siglo que a ratos se me revela tan agresiva. Que quizás hace falta un feminismo consciente, razonado y razonable. Un feminismo optimista. Uno que, en vez de pedir la igualdad a cualquier precio, asuma las diferencias para hacer virtudes. Que sume". Este es uno de los fragmentos del libro Som iguals o no? Interpretant el feminisme (Rosa de los Vientos 2020) de la actriz y traductora Cristina Genebat. Pero la autora también se presenta como mujer, madre, feminista, femenina y romántica.

Genebat, sin embargo, detalla que no se siente identificada del todo con el feminismo de hoy. "A menudo, cuando escucho o leo la agresividad con que se reivindica actualmente la causa feminista, no puedo evitar pensar que se están adoptando roles muy masculinos para hacerlo". La autora expone que "este feminismo no me interesa mucho porque me parece que corre el riesgo de reproducir los peores vicios del patriarcado pero a la inversa". A través de diferentes temas, como el heteropatriarcado, el #metoo, los hombres las redes sociales, el sistema de cuotas, o la ley de la violencia de género la autora propone una definición particular del feminismo.

somos iguales o no cristina genebat

"A mí me parece que nos podemos perder un poco en las formas. No me hacen falta 20 minutos de fútbol femenino en las noticias (los 20 minutos de fútbol masculino todavía menos, que nadie se ofenda), ni quiero más calles con nombre de mujer ni necesito el femenino universal", remarca a través de las palabras. "Y confieso que me dan un poco de miedo las cuotas, como mínimo, en mi sector, que es el teatro, porque creo que el talento no tiene género y que lo que hace falta es perseguir la excelencia".

El papel del porno

Uno de los capítulos del libro está dedicado a la pornografía. ¿Es o no es machista? ¿Influye en la manera como nos relacionamos con el otro sexo? ¿Se tendría que regular de alguna manera? "A los adolescentes, el porno los pervierte en el sentido más literal de la palabra, y les estropea los vínculos. Creo que la intimidad en una pareja es imprescindible para reforzar el vínculo. Hace falta cuidarla y hacerla satisfactoria para los dos, y la pornografía está estropeando la belleza de los vínculos", detalla en el libro. "Se folla el misterio, valga la redundancia, y con el misterio se folla el deseo. Y con se deseo se follan las ganas y, puestos a follar, se lo folla todo. Porque, sin ganas, no está Eros y no hay líbido, y el vínculo no se construye. Eso es muy grave".

Pero la facilidad con la cual los jóvenes pueden acceder a la pornografía es más que evidente. "Los jóvenes se enfadan. Ellas radicalizan su feminismo porque están cansadas de ser maltratadas por sus amantes aprendices del Rocco Siffredi del momento. Están enfadadas y, en parte, es por eso. Ellos no entienden nada y, como dice Diana López Varela en su interesantísimo artículo 'Prohibir el porno': 'acostumbrados a masturbarse viendo bukakes y dobles penetraciones antes que pensando en la persona que les gusta, se convierten en paralíticos sexuales'" recoge.

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La autora insiste en que escribiendo cree haber llegado donde quería. "Tomémonos seriamente la economía, la sostenibilidad y la ecología, la educación en los cuidados, la educación sexual, la cultura, la protección de las madres, la de las prostitutas, la de la infancia, la de las minorías..., que nuestra revolución tenga tiempo de ocuparse de las cosas importantes y vitales, que sea liberadora más que prohibitiva, que sea generosa, y educada, inspiradora, justa y bonita".

"Que sea desde el amor y el respeto. Que sea fuerte, razonada, razonable. Y que sea femenina sobre todo eso. Que sea femenina", subraya con palabras.