David Chariandy es un escritor canadiense de origen caribeño de corta obra pero de gran impacto. Su primera obra, Soucouyant, sumó todo tipo de premios y le ofreció una cierta popularidad en el mundo anglófono. Su segunda obra, Brother, un canto a la fraternidad y una denuncia de la marginación en las sociedades avanzadas, ha vuelto a acumular premios literarios. Ahora Germà aparece en catalán publicada en la editorial L'Altra, con traducción de Marc Rubió, y Alianza Editorial publica Hermano, en traducción al castellano de Carmen Mercedes Cáceres y Andrés Barba.

Joy van Tiedemann Chariandy

David Chariandy. Foto: Joy van Tiedemann.

Retorno al suburbio

David Chariandy es ahora profesor de inglés en la universidad, en Vancouver, además de hacer de editor en Commodore Books, un sello fundado por él mismo. Pero nació en Scarborough, un suburbio de Toronto, habitado mayoritariamente por descendientes de inmigrantes, muchos de ellos de origen antillano (como él mismo). Los protagonistas de Hermano son aproximadamente de la misma edad que el protagonista y viven también en Scarborough. Son de una familia pobre y desestructurada y se tienen que enfrentar a la discriminación del entorno: los hijos de los que realizan las tareas más duras en el Canadá son estigmatizados por la sociedad local, aunque se limiten a consumir drogas y a tocar música. La frustración embarga a todos estos jóvenes que parece que nazcan condenados. A pesar de que la madre de los protagonistas trata de guiarlos por el buen camino, consciente de las dificultades que deberán abordar en el futuro, ella no está lo suficiente presente a sus vidas para vigilarlos. Y los riesgos de ser jóvenes hijos de inmigrantes en Scarborough son muy grandes. La ausencia de la madre y la dureza del entorno no hará más que reforzar el vínculo entre hermanos.

Demasiado tierno para una sociedad demasiado dura

El narrador de Hermano es el hermano pequeño, Michael, quien explica la compleja relación establecida con Francis. Uno Francio con corazón de oro que se siente obligado a proteger al hermano menor en un mundo hostil. Michael expresará el amor más puro por este hermano mayor, sensible, protector, y cargado de éxitos (con las chicas, con la música...). Ni Michael ni Francis, en principio, forman parte de las bandas de delincuentes de Scarborough. Salen a escondidas de casa, beben lo que no tendrían que beber, se tratan con chicos perdidos... Pero no son los jóvenes armados que intimidan todo el barrio, ni quieren serlo. Y pese a todo, se encuentran entre dos fuegos: entre los sectores más marginales de su barrio, metidos en peleas y agresiones continuas, y una policía y una sociedad que los excluye y los maltrata, considerándolos sospechosos de todos los males. Francis, por su carácter esencialmente bueno, será la víctima propiciatoria de muchos conflictos.

Tras el silencio, el esplendor

Chariandy empieza el epílogo dedicado a los agradecimientos afirmando que "me ha llevado mucho tiempo  escribir este libro tan corto". En realidad, de la publicación de la primera obra (y primer gran éxito) del canadiense a la edición de la segunda pasaron 10 años. Quizás porque este libro está cocinado a fuego lento, el fuego lento que propicia los grandes guisos. Hermano es una obra de gran sencillez, clara, lineal y poco pretenciosa. Y eso no quiere decir que sea fast food literario, sino todo lo contrario. Es una novela delicada, tierna y extraordinariamente bien escrita, que pone sobre la mesa grandes temas de siempre, como la solidaridad y la fraternidad, pero también problemas políticos de la más candente actualidad.