Después de irrumpir en 2022 como una de las grandes promesas del folk con La Cantera, Guitarricadelafuente regresa con Spanish Leather, un segundo álbum en el que, "transitando la tensión entre tradición y modernidad, celebra la sensualidad y la libertad de quien abraza el desconcierto".
Un Quijote luchando contra molinos
Dime con quién vas, y te diré quién serás. El 31 de mayo de 2024, el australiano Troye Sivan dio uno de los conciertos más festivos, sensuales y enérgicos que se han visto jamás en el Primavera Sound. Todo era euforia y gozo y, entre bailarines, coreografías y éxitos, apareció Álvaro Lafuente, más conocido como Guitarricadelafuente, a la guitarra, para interpretar su colaboración In My Room. Todo un éxito. Seguramente hubo algo en aquella tarde, en la conexión entre ambos artistas, que marcó a Guitarrica, porque un año después ha sacado un disco (su segundo álbum) en el que la figura del cantante introspectivo da paso a una celebración de la lujuria y la libertad colectiva, más cercana al talante del australiano que a su primer trabajo. Con Spanish Leather, el cantautor de Benicàssim propone un viaje íntimo y generacional donde folclore, deseo, identidad y búsqueda de pertenencia se fusionan con una sensualidad sonora renovada. Nos reunimos con él una mañana con un sol que calienta, pero aún no asfixia, para hablar de dejarse llevar por lo que te hace sentir bien, la vida como un recorrido quijotesco y las creaciones en las que pasado y presente, yo y colectivo, se entrelazan.

La imagen literaria del Quijote da cuerpo a todo el disco: la belleza de dejarse llevar, la valentía de explorar lo desconocido, la tensión entre el sueño y la realidad
“Es la primera vez que me siento seguro, confiado y satisfecho con el resultado. Ha habido un viaje del niño de pueblo que ha tomado su camino para dejarse llevar por la curiosidad”, explica Álvaro, con voz pausada, cándida. “Un camino hacia la ciudad, hacia madurar, hacia conocerse a uno mismo”. Esa ruta, dice, es el hilo conductor de Spanish Leather, un disco que no solo quiere ser escuchado, sino vivido, un relato sonoro de algo que está siempre en constante cambio. “A lo largo de todas las canciones puedes vivir un recorrido, un paseo por paisajes interiores y exteriores, como si fuera un Quijote que se enfrenta a sus propios molinos, pero sin renunciar a la fascinación por lo que encuentra en el camino”, afirma. Esta imagen literaria da cuerpo a todo el disco: la belleza de dejarse llevar, la valentía de explorar lo desconocido y la tensión entre el sueño y la realidad.
Tradición y contemporaneidad
El título, Spanish Leather, es un símbolo cargado de significado. “Surgió antes que las canciones”. Explica que el punto de partida era la fascinación, pero no la propia, sino la de quienes nos observan. “Pensaba mucho en cómo se nos ve desde fuera: esa idea exótica, misteriosa. España, el Mediterráneo, Barcelona, están de moda, son sexis. Hay una mirada exterior que adora muchos de los elementos anclados en el pasado de esta identidad”. Pero esto, afirma, no es nuevo. Empezó a trabajar en toda esta idea tras bucear en la discografía de Woody Guthrie, concretamente a partir de Jarama Valley, donde el estadounidense canta las virtudes de la península, cuando vino con las brigadas internacionales. “Toda esa romantización, me hacía pensar en la piel, en el cuero, en todo lo que habla de origen, pero que también puede mirar al futuro, y que en sí mismo, lleva la memoria”. Como referentes cita también Loewe, la casa de moda que Jonathan Anderson, su director creativo hasta hace poco, ha convertido en un puente entre tradición y contemporaneidad. “Anderson me ha inspirado mucho. La manera en que toma esa herencia de la artesanía del cuero español y la transforma en algo actual, sin folclore superficial, me parece increíble”, comenta. “Es como un sello de garantía para reivindicar el pasado sin que sea una rémora. Eso es lo que he intentado hacer con mi música”.

Las voces masculinas que antes podían parecer amenazantes, las uso para liberarme. Decir “quiero ser tu full-time papi” es una forma de decir: estoy aquí, soy así, y no hace falta demostrar nada
En medio de este viaje entre la tradición y la modernidad, entre lo rural y lo urbano, el disco juega con una desinhibición cargada de erotismo y humor. “Hablo de erotismo, de sensualidad, de sexualidad, pero como un juego”, admite. Ríe, como un niño que ha aprendido un nuevo truco para ganar un juego. “Para mí la clave es poder estar en pelotas, sin filtros ni artificios”. Y también con ironía, porque para él, cuestionar la masculinidad tradicional es fundamental. Durante lo que fue su primer single, Full time papi, producida junto a su ya habitual colaborador pablopablo, su elegante voz se ve envuelta en un estribillo donde un coro de hooligans repite el gran deseo. “Esas voces masculinas que antes podían parecer amenazantes, ahora las uso para liberarme. Poder decir ‘quiero ser tu full-time papi’ es una forma de decir: estoy aquí, soy así, y no hace falta demostrar nada”. Un recurso que se refuerza de nuevo en el hit instantáneo BABIECA!. Un contraste que también se traduce en la instrumental del disco, donde la guitarra vuelve a estar en el centro, pero al mismo tiempo, la producción más experimental añade capas hasta ahora no trabajadas en su repertorio. “Quería hacer canciones que pudiera tocar de principio a fin, cantarlas con amigos y que fueran interactivas”, dice.
Modernidad líquida y búsqueda de raíces
Detrás de esta desinhibición hay una búsqueda profunda de pertenencia. “Siempre he estado muy vinculado a Aragón por la música, pero nunca me he sentido del todo de un lugar. A veces eres de un sitio y no te sientes de nadie. Y este disco también habla de eso: de buscar dónde te reciben bien”. Por eso, no sorprende saber que, de la misma manera que el disco es un viaje, su composición también se hizo en la carretera. Álvaro encontró refugio desde Madrid hasta Valencia, y Barcelona, pero también en Port Pelegrí, en la Costa Brava, un lugar que le permitió conectar con el espacio y las emociones. “Estaba un poco bloqueado y me fui al Empordà. Allí escribí canciones como Futuros amantes o Tramuntana. Siempre iba apuntando nombres de lugares que me inspiraban”.

Siempre estamos esperando a lo próximo, por si es mejor, por si nos gusta más
Añade que la colaboración con otros compositores, como la ya mencionada con pablopablo o Troye Sivan, es clave para validar su presente y compartir inquietudes. “Cuando me encuentro con otros compositores, busco saber si lo que pienso sobre este presente tiene sentido. Ver que ellos también se encuentran en situaciones similares, hace que no me sienta solo”. Ese presente del que habla en Spanish Leather, es en sí mismo un retrato generacional, marcado por la ansiedad y la sobreestimulación digital. “Vivimos una época de mucha velocidad. Nos llegan mil estímulos constantes. El móvil ya nos dice qué nos gusta, y eso nos vuelve inconformistas y con miedo a comprometernos con nada. Siempre estamos esperando a lo próximo, por si es mejor, por si nos gusta más. Pero eso genera una gran sensación de inestabilidad”, analiza. Y como respuesta, él apuesta por la entrega total al placer, como un refugio en medio de la incertidumbre: “Si todo se va a la mierda, al menos disfrutemos del desconcierto”. Modernidad líquida y búsqueda de raíces. Al fin y al cabo, Spanish Leather es una carta abierta. “Muchas veces escribo sin saber qué digo. Hay palabras que me gustan, y después, cuando releo la canción, entiendo que estaba hablando de eso”, admite. “Quiero que sea la gente quien lo interprete, que lo hagan suyo y que el disco cobre sentido cuando forme parte de su vida”. Una voz colectiva que habla desde el viaje personal del héroe quijotesco que es Guitarricadelafuente. Una voz íntima que, al dejarse llevar, se convierte en una celebración universal del deseo.