En unos momentos en que en todo el mundo la cultura tiene un papel cada vez más importante en la diplomacia, Ferran Mascarell, delegado de la Generalitat en Madrid (cesado en aplicación del artículo155) y candidato a las listas de JuntsXCat, ha disertado sobre el tema de la diplomacia cultural en un encuentro del FOCIR, la Federación de Organizaciones Catalanas Internacionalmente Reconocidas. Ante un Estado "que no sólo no da apoyo a Catalunya sino que juega a la contra", Mascarell ha reclamado el papel de la sociedad civil a nivel internacional. Y ha recordado la actuación de Pau Casals en la ONU, que ayudó mucho a explicar internacionalmente la realidad catalana en los momentos más difíciles de la dictadura.

Independencia

Mascarell ha apuntado que en un momento duro, en el que hay una batalla para vender el relato catalán, la acción de la diplomacia realizada desde la base, en el ámbito cultural, ha sido clave para el proceso soberanista. El delegado de la Generalitat en Madrid ha recordado el papel poco representativo de los valores catalanes que con frecuencia ha jugado la "Marca España" y ha reivindicado los movimientos sociales que con su apoyo internacional han ayudado a mostrar la revuelta catalana como una revuelta democrática (y no tanto como una reacción nacionalista, ya que el nacionalismo, a nivel internacional, con frecuencia es asociado a las facetas más oscuras del siglo XX). Mascarell se ha ratificado en su opinión que sería bueno, tanto para los catalanes como para los españoles, una separación de España y Catalunya en dos Estados, porque obligaría a una renovación democrática de España, "un mal Estado que instrumentaliza el problema catalán para no hablar de las cosas profundas".

Falta de recursos

El gran problema de la diplomacia cultural catalana procede de la falta de recursos. Mascarell ha dicho que Catalunya dedica a la cultura unos recursos muy inferiores a lo que sería necesario, y ha acusado al Estado de no permitir que Catalunya gaste en el ámbito cultural "un porcentaje correcto". Y cree que eso hace que la cultura catalana tenga problemas para ser competitiva, y de esta forma hay problemas para que la cultura asuma un papel diplomático horizontal.

Hacia un nuevo mundo

Mascarell ha recordado que en los últimos años se han multiplicado las acciones de diplomacia cultural de entidades que no son el Estado ni la Generalitat: la ciudad de Barcelona, el MACBA, el CCCB... Ha apuntado también el papel destacado que tienen difunden la realidad catalana los artistas, y ha puesto como ejemplo a Jordi Savall. Para Mascarell, los Estados cada vez tienen menos el monopolio en este sector y que esto ofrece posibilidades para usar la cultura en defensa de valores cívicos, distintos a los de los Estados. Y Mascarell cree que eso va vinculado al nuevo papel que tendrá el Estado en el futuro, que cada vez tendrá que dar más espacio a los movimientos de la sociedad civil. Mascarell afirma que estamos en un momento de transición y que los Estados tendrán que cambiar para adaptarse a las necesidades de los ciudadanos.

Con Europa

Preguntado por las últimas declaraciones del presidente Puigdemont, en las que criticaba a la Unión Europea, Mascarell ha marcado distancias con estas afirmaciones, aun considerando que los catalanes "no nos podemos sentir muy satisfechos" con lo que han hecho los líderes europeos en las últimas semanas. Pero Mascarell no ha apostado por separarse de Europa, sino por intentar transformarla desde su interior. Ha recordado que los catalanes, desde hace mucho tiempo, "hemos sido, somos y seremos" europeístas".