En este infinito contenedor de contenidos que es Netflix, hay una propuesta que, desde que se estrenó el 30 de abril, ha pasado relativamente desapercibida pero que tendría que ver obligatoriamente todo suscriptor de la plataforma: La familia Mitchell contra las máquinas.

Salvando el mundo

Katie Mitchell es admitida en la escuela de cine donde siempre había querido estudiar. Tiene muchas ganas de coger un avión y, sola, irse de casa. Su padre, Rick, tiene otros planes: con la madre, el hermano pequeño y el perro acompañarán todos a Katie a la escuela en un viaje en coche.

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Los Mitchell son una familia exquisitamente disfuncional, paradigma de los vínculos sanguíneos en el siglo XXI, y el viaje será de todo menos tranquilo. Lejos de una emotiva despedida colectiva a Katie, la ruta queda alterada cuando todos los dispositivos electrónicos: teléfonos móviles, electrodomésticos... se rebelan y se proponen capturar a todos los humanos del planeta. Los Mitchell, con la ayuda de dos robots defectuosos, son los únicos que pueden salvar el mundo.

Explicado así puede parecer un argumento delirante, incluso absurdo y poco original: Isaac Asimov, Stephen King, Ridley Scott o James Cameron, entre muchos otros, ya han tratado el tópico de la rebelión de las máquinas en un momento u otro de su obra. Sin embargo, llegados al año 2021, con los humanos, como especie, entregados a una dependencia casi enfermiza con las nuevas tecnologías, el mensaje que desprende el filme resulta del todo necesario.

Vida más allá de Disney y Pixar

La familia Mitchell contra las máquinas lo tiene todo. Firmado por Jeff Rowe y Mike Rianda, talento surgido de la factoría Disney que también es el director, es uno de los guiones más sensibles y emotivos, y al mismo tiempo (y muy especialmente) divertidos escritos en mucho tiempo. En la línea de The Lego Movie, desde la inteligencia en algunos momentos, desde la absurdidad en otros, la película está llena de gags memorables. Una historia, además, repleta de guiños que haran las delicias a cinéfilos y freaks de todo tipo del séptimo arte.

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Artísticamente, y recordando, en su combinación de las técnicas del 2D y 3D, a la innovadora Spider-Man: Into the Spider-Verse, filme producido por Phil Lord y Christopher Miller, el mismo tándem que se esconde tras la edificación de La familia Mitchell contra las máquinas, se trata de un trabajo de notable más que alto. Ya lo sabíamos, pero nos han recordado que en el mundo de la animación hay mucha vida más allá de Disney y Pixar.

Finalmente, y detalle nada menor, la película ha sido doblada al catalán.