Sevilla, abril de 1840. Hace 183 años. La sociedad "Bonaplata Hermanos" formada por Josep, Ramon y Narcís Bonaplata, adquirían los terrenos del convento desamortizado de San Antonio, situado entre las calles de Torneo (paralelo al arenal del Guadalquivir) y San Vicente (segunda línea del río); y muy cerca de la Basílica de Jesús del Gran Poder. Sobre aquel terreno los Bonaplata crearían una fábrica de maquinaria de hierro y de cobre llamada Fundición San Antonio. Narcís, el hermano pequeño de la saga Bonaplata, sería el responsable de poner en funcionamiento aquella nueva fábrica, que pronto se convertiría en la primera industria, en número de empleados y en volumen de producción, de la capital andaluza. Pero en cambio Narcís Bonaplata, pionero de la industrialización de Sevilla, pasaría a la historia como el cofundador de la Feria de Abril.

Los hermanos Bonaplata Josep, Ramon y Narcís. Fuente Wikimedia Commons
Los hermanos Bonaplata Josep, Ramon y Narcís. Fuente Wikimedia Commons

Los Bonaplata

La historia de los Bonaplata estaba ligada a la Revolución Industrial. La fábrica Bonaplata, en el barrio del Raval de Barcelona, había sido la primera industria de la península ibérica que había incorporado la fuerza motriz del vapor en el proceso de fabricación (1835). Y había sido la primera fábrica de Barcelona destruida por una revuelta popular. Una bulla luddista (la oposición a la introducción de máquinas en las fábricas, vistas como una amenaza a los puestos de trabajo); calcinaría totalmente la fábrica (5 de agosto de 1835). Posteriormente, los Bonaplata conseguirían que el gobierno de Mendizábal (del Partido Progresista) aceptara su responsabilidad —por la inacción de las fuerzas de orden público— y autorizara el pago de una indemnización; que, con el pretexto de la Primera Guerra Carlista (1833-1840) y la bancarrota del erario público, nunca se haría efectiva.

Los Bonaplata en Madrid y en Sevilla

Hay una curiosa relación entre los Bonaplata y Mendizábal; que el año siguiente a la destrucción de la fábrica, promovió un proyecto de desamortización: expropiación y subasta de bienes de las clases pasivas (1836). Mendizábal (Cádiz, 1790 – Madrid, 1853), era quien había autorizado la indemnización por la destrucción de la fábrica de los Bonaplata, pero con el falso pretexto de que el erario público español no podía hacer frente a aquella cantidad, lo había dejado en suspenso. No obstante, en aquel rompe-cuellos vemos que los Bonaplata adquieren, en condiciones muy favorables, dos formidables solares desamortizados: el del convento de Santa Bárbara, en Madrid (en el barrio de Chueca); y el mencionado de Sevilla. Es muy probable que el Gobierno hubiera acabado compensando a los Bonaplata con dos compra-ventas a precio de ganga.

El puente de Triana (circa 1900). Font Pinterest
El puente de Triana (circa 1900). Font Pinterest

Narcís Bonaplata y el puente de Triana

Narcís Bonaplata (Barcelona, 1807 – Sevilla, 1869), alejado de la tutela familiar, desplegaría todas sus aptitudes empresariales en la capital andaluza. La Fundición San Antonio se convertiría en la proveedora de material para las obras públicas y privadas más importantes de la ciudad. Por ejemplo, en 1844, el ayuntamiento de Sevilla adjudicaba la construcción del nuevo puente de Triana a los ingenieros franceses Bernader y Steinacher, con un proyecto del, también francés, Polonceau. Aquella obra, se construiría con piedra procedente de Matasanos (Extremadura), y con hierro de la Fundición San Antonio. Narcís Bonaplata, antes de crear la Feria, ya era uno de los principales actores en el proceso de transformación que vivía la ciudad.

Los catalanes en Sevilla

Durante los siglos XV y XVI, la época que Sevilla había sido la plataforma de lanzamiento de los grandes viajes atlánticos; las estirpes mercantiles catalanas establecidas en la capital andaluza; como los Ferrer, los Planes, los Desclergue, los Forcadell, los Fonoll, los Ràfols, los Pedralbes, los Tries, los Círia, los Jorba, los Morell, los Torregrossa, los Aymerich, los Cereroles, los Ros, los Font, los Miquel, los Jové, los Robert, los Codina, los Vendrell o los Sadurní, habían ocupado cargos relevantes en las diversas administraciones de la ciudad. Después vendría un largo silencio de tres siglos; que empieza, reveladoramente, con la persecución de las comunidades clandestinas protestantes de Sevilla (1552); y que se rompe con la aparición de Narcís Bonaplata, un catalán con un apellido que delata un más que probable origen judío; que en 1846 ya es concejal del ayuntamiento de Sevilla.

Logotipo de la fábrica Bonaplata de Sevilla. Fuente Wikimedia Commons
Logotipo de la fábrica Bonaplata de Sevilla. Fuente Wikimedia Commons

Narcís Bonaplata y la Feria de Sevilla

El 25 de agosto de 1846, Narcís Bonaplata, en su condición de concejal de la capital andaluza, presentaba —junto con el empresario vasco Jose Maria de Ybarra (Bilbao, 1816 – Sevilla, 1878), que también era concejal municipal; el proyecto de organización de una feria agrícola y ganadera anual, que formaría parte de un circuito de certámenes feriales que empezaba en Carmona, seguía en Sevilla y concluía en Mairena del Alcor. El 15 de septiembre de 1846, el pleno municipal aprobaba la propuesta del catalán Bonaplata y del vasco Ybarra, que inicialmente sería llamada "Feria de Primavera"; que se celebraría los días 18, 19 y 20 de abril, y que se desplegaría en el paraje conocido como Prado de San Sebastián, (un gran descampado situado entre el Real Alcázar y el Palacio de San Telmo). Y el 18 de abril de 1847 se inauguraba la primera feria, con diecinueve chiringuitos.

Narcís Bonaplata y la ciudad de Sevilla

La "Feria de Primavera", que al principio del siglo XX ya era llamada "Feria de Abril", impulsó, decisivamente, la economía local. La "Feria" se transformó en una gran exposición de productos locales y en un gran espacio de ocio y de recreo; que no tan solo reunía la población local; sino que, cada año atraía a más visitantes forasteros. A finales del siglo XIX se hicieron célebres las casetas de las "buñoleras". Y a principios del siglo XX, ya era un punto importante del calendario de los políticos; —que, aprovechaban el acontecimiento para ir a "cazar votos"—; y, también, de la monarquía, que acudía al gran certamen sevillano para mejorar su deteriorada imagen. La "Feria de Abril" es, desde hace 176 años, el gran acontecimiento de Sevilla y de Andalucía. Un acontecimiento que no habría sido posible sin la iniciativa de un industrial catalán de probable origen judío.

Prado de San Sebastian (circa 1900). Fuente Wikimedia Commons
Prado de San Sebastián (circa 1900). Fuente Wikimedia Commons