Año 1996, en la onda expansiva de lo que la prensa musical llama “la eclosión del indie en España”: Los Planetas suben al escenario de la madrileña sala El Sol —icono de la ‘Movida’— para servir de blanco a un grupo de niños armados que les disparan, a sangre fría y de forma reiterada, en el videoclip de Himno Generacional Nº 83. Tras la cámara hay nada más y nada menos que Jesús Franco, el “Tío Jess”, que es, junto con Paul Naschy, Narciso Ibáñez Serrador o Amando de Ossorio, uno de los mitos del fantaterror ibérico. El mismo quién, aquel año, dirige a los Killer Barbies, otro buque insignia de esta nueva hornada de grupos, en el largometraje musical de ‘sang i fetge’ Killer Barbys (la banda sonora del cual incluye otras bandas como Sexy Sadie, Doctor Explosión, Depressing Claim o Shock Treatment). Por su parte, en Zé do Caixão vs. Los Fresones Rebeldes, que así se titula el videoclip de la canción “Al amanecer”, el primer éxito de los catalanes Los Fresones Rebeldes, a muchos adolescentes que, como un servidor, en aquellos tiempos empiezan a descubrir la música indie-pop y el cine de autor, se les da la oportunidad de ver por primera vez las largas y retorcidas zarpas de un misterioso personaje vestido de sepulturero victoriano: Zé do Caixão, nuestro protagonista de hoy.

José Mojica Marins (1936-2020), fue el pionero del cine de terror, el gore y el erotismo explícito de bajo presupuesto en el país de la caipiriña, y el creador del mítico personaje Zé do Caixão

La trama del video en cuestión no tiene mucha intríngulis: una mezcla de Nosferatu barbado con Jack el Destripador vestido de saldos despierta de su ataúd para perseguir a los miembros de la banda, que se divierten como críos subiendo a los caballitos de un parque de atracciones. En un momento del clip, el villano secuestra a una de las cantantes (la jovencísima Cecilia Bayo), toda una scream queen con brackets, pero esta acabará por liberarse gracias al poder catódico que emana de una piruleta. Sí, lo han leído bien: de una piruleta. Fin..

Pero al margen de los sectores de culto, ni que decir cabe, para el gran público de aquí continúa siendo un desconocido a pesar de ser una figura de talla estratosférica en su país, y un personaje con una vida a la delirante altura de su obra

A pesar de la simpleza del videoclip y la canción (o precisamente gracias a esta) Al amanecer fue todo un éxito de público y ventas (para un grupo independiente), y despertó el interés (dentro del estricto underground) por la figura del malvado perseguidor de inocentes cantantes: José Mojica Marins (1936-2020), el pionero del cine de terror, el gore y el erotismo explícito de bajo presupuesto en el país de la caipiriña, y el creador del mítico personaje Zé do Caixão.

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El ‘Freddy Krueger’ del Brasil. Foto: horrorlosers

Al anochecer

Killer Barbies, con la espectacular Silvia Superstar al frente, es una banda de punk rock conocida por adoptar la estética de los Cramps o los Misfits, y siempre han alardeado de su filia por el cine de serie Z, de acuerdo. En las letras de Los Planetas acostumbran a aparecer truculentas referencias cinematográficas y, además, el video y la letra de la citada canción, bajo la apariencia del desamor juvenil y la ruptura sentimental, puede ser leída como el asesinato metafórico de la generación anterior (la Movida madrileña) y la busca de referentes en las décadas que la precedieron. Y vale que tanto el indie como el cine de Franco (hablo de Jess: junto con Batiatto, el único Franco que nos gusta) y Mojica tienen en común el amateurismo y los presupuestos irrisorios. Pero este idilio entre el pop independiente de los 90 y los iconos del cine de explotación de los años 60 y 70 resulta más difícil de justificar en el caso de Los Fresones Rebeldes, grupo abanderado del pop impostadamente naif y del infantilismo más militante.

Apodado el ‘Freddy Krueger del Brasil’, en nuestra península podría ser conocido como el ‘Jess Franco carioca’

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Zé el sepulturero con Christopher Lee, el conde Drácula. Foto: audiovideohd

“Esto fue casualidad porque él se encontraba en España como invitado de un festival de cine de terror, y el director de nuestro video era muy fan de sus películas, así que decidió contactar con él para invitarlo a la grabación y, para sorpresa de todos, aceptó. Pero la verdad es que ninguno de los integrantes conocíamos el trabajo de Zé do Caixão, ni somos seguidores del cine de terror”, dice Joaquín Felipe Spada, alma de Los Fresones Rebeldes y veterano músico barcelonés, que ya tocaba la guitarra en grupos de la escena mod condal de los ochenta como Los Canguros o Los Bretones. En cualquier caso, como decíamos, gracias a ellos, Zé do Caixão pasó de ser un total desconocido en nuestro país, a aparecer en entrevistas y reportajes de fanzines horrorfílicos como Amazing Monsters o 2.000 Maníacos. Pero al margen de los sectores de culto, ni que decir cabe, para el gran público de aquí continúa siendo un desconocido a pesar de haber sido una figura de talla estratosférica en su país, y un personaje con una vida a la delirante altura de su obra. Y llegados a este punto del relato muchos se preguntarán: ¿Quién diantres es José Mojica Marins / Zé do Caixão?

“Una actriz murió ahogada en su piscina. La sustituta sucumbió a la tuberculosis. A la tercera le amputaron las piernas después de un accidente. Era mejor que me detuviera... Cuando intenté convertir la película en una serie de televisión, el que murió fue el productor"

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Cartel de A Sina do Aventureiro, el primer largometraje de Mojica. Foto: horrorlosers

Delirios de un anormal

Apodado el ‘Freddy Krueger’ del Brasil, en nuestra península podría ser conocido como el ‘Jess Franco’ carioca. José Mojica Marins nació en São Paulo, hijo de un torero español emigrado junto a su mujer. Como en el país de acogida eran más de bailar samba que de torturar animales hasta la muerte, su padre optó por regentar un cine de barrio, situado debajo de la casa familiar. Fue así como el pequeño José tuvo la oportunidad de empaparse de los clásicos de terror de la Universal y la Hammer de los años 30 y 40, e incluso de películas eróticas, evidentemente prohibidas para niños, que él gozó desde la cabina de proyección. Como al niño le gusta tanto el celuloide, con 12 años sus padres le regalan una cámara de 16 mm, y empieza a rodar cortometrajes de género protagonizados por sus amigos y vecinos. El 1953, con solo 18 años, Mojica Marins funda la compañía cinematográfica Atlas, compra una sinagoga abandonada para transformarla en estudio de cine y empieza a dar clases de interpretación a sus amigos para financiar sus películas. 

De forma parecida a Bela Lugosi con Drácula, tanto se metió en su papel que, poco a poco, las fronteras entre el creador y el ser creado se difuminaron

A partir de aquí irá puliendo su estilo hasta intentar rodar un primer largometraje: Sentença de Deus (1955), pero el proyecto queda inacabado a causa de una serie de desgracias ocurridas a lo largo del rodaje: "Los sacerdotes me advirtieron que la película estaba maldita", declaró el director. "No hice caso de sus consejos. Una actriz murió ahogada en su piscina. La sustituta sucumbió a la tuberculosis. A la tercera le amputaron las piernas después de un accidente. Era mejor que me detuviera... Cuando intenté convertir la película en una serie de televisión, el que murió fue el productor".

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O Estranho Mundo de Zé do Caixão (1968) Foto: horrorlosers

A medianoche me llevaré tu alma

El siguiente intento no tuvo mucha más fortuna: un huracán arrasó el set y el equipo. Unos cuántos intentos fallidos más tarde, por fin consigue finalizar un proyecto largo: A Sina do Aventureiro (1958), probablemente el primer western brasileño, filmado en 75 mm, pero los aldeanos del pueblo que servía de escenario intentaron linchar al infortunado director tras la proyección. Más tarde, aun consiguió concatenar algunos fracasos más. Hasta que un buen día (o una buena noche) de 1963 el cineasta tuvo una terrible pesadilla que cambiaría su destino para siempre: soñó que un tipo vestido de negro se lo llevaba arrastrándolo por un cementerio, hasta dejarlo ante una lápida con dos fechas: la de su nacimiento y la de su muerte. José se despertó gritando, y minutos después decidió que haría una película muy diferente a todo lo que había hecho hasta la fecha. De hecho, muy diferente a lo que nadie había hecho la fecha. Había nacido el personaje de Zé do Caixão (traducible como “Pepe del ataúd”), el alter ego en quien se convertiría y que le acompañaría por siempre jamás.

Como Phil Spector en las sesiones de grabación, Mojica amenazó a los técnicos con una pistola para que acabasen el trabajo

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Cartel de En Estranha Hospedaria dos Prazeres (1977) Foto: horrorlosers

Al comienzo intentó que el personaje del sepulturero lo interpretara un actor profesional, pero cuando les explicaba la idea le tomaban por chiflado. Inaccesible al desaliento, el cineasta se lió la manta a la cabeza. O mejor dicho: se puso unas largas uñas de plástico, el sombrero que le dejó un amigo y un viejo abrigo encontrado, y vendió hasta el coche y la casa para financiar la película de sus sueños. O de sus pesadillas. De forma parecida a Bela Lugosi con Drácula, tanto se metió en su papel que, poco a poco, las fronteras entre el creador y el ser creado se difuminaron. Dice la leyenda que José/Zé enterraba a los actores, ponía decenas de serpientes y tarántulas reales sobre los cuerpos desnudos de las actrices, que las emborrachaba para rodar las escenas y que para comprobar las habilidades de sus intérpretes, el director las sometía a una sola prueba: un sapo en la ropa interior. Si la candidata no gritaba ni saltaba, quedaba contratada automáticamente. Al final, después de muchas (y más que comprensibles) deserciones, como Phil Spector en las sesiones de grabación, Mojica amenazó a los técnicos de montaje con una pistola para que acabasen el trabajo.

Hay que destacar que si José Mojica, en lugar de brasileño, hubiera nacido inglés o norteamericano, su reconocimiento mundial sería mucho mayor

Finalmente, en 1964 se estrena À Meia-Noite Levarei Sua Alma y, a pesar de algunos problemillas con la censura, la película llega a las salas y causa sensación gracias a su estilo indómito, imperfecto y grandilocuente, su atmósfera sombría, los diálogos macabros y, sin lugar a dudas, el personaje del siniestro sepulturero que se ha ganado por méritos propios formar parte del Olimpo popular del terror, junto a Drácula, Frankenstein, la Momia, el hombre lobo y demás personajes monstruosos del horror clásico. En este contexto, cabe destacar que si José Mojica Marins, en lugar de brasileño, hubiera nacido inglés o norteamericano, su reconocimiento mundial sería mucho mayor. Su cine fue contemporáneo al de Herschell Gordon Lewis en los EE. UU., con películas como Blood Feast (1963) y 2.000 Maniacs (1964); y antecesor de La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero, a quienes la Historia considera los inventores del cine gore o splatter por incluir vísceras realistas y asesinatos gráficos, como hiciera Zé do Caixão en su primer film.

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Actriz cubierta de tarántulas reales en Esta Noite Encarnarei no Tuyo Cadáver (1967), el segundo film de la trilogía de Zé do Caixão. Foto: audiovideohd

A partir de entonces, José Mojica Marins tuvo una prolífica filmografía en la cual se mezclan el terror gótico con la sexploitation, el cine experimental, la psicodelia, la magia, el erotismo raro, el satanismo, el canibalismo, las drogas, los rituales, el vídeo-arte macabro, la iconografía del terror gótico y la maldad en toda su gama de texturas, olores y sabores. Incluso tuvo su propio talk show en la televisión brasileña, donde entrevistaba a personajes de la farándula al estilo de Buenafuente, pero disfrazado de su icónico personaje. En el 2015, cinco años antes de traspasar definitivamente al mundo de los muertos, Mojica pudo ver como el canal TNT le dedicaba una miniserie sobre su vida y obra, protagonizada por el actor brasileño Matheus Nachtergaele, y titulada Estranho Mundo de Zé do Caixão en referencia a una de sus películas más perturbadoras.

Amor y tonterías

Por su lado, Los Fresones Rebeldes —sus inopinados embajadores en nuestro país—, a pesar de las dificultades para profesionalizarse como músicos, los vaivenes de sus miembros y la triste pérdida, hace dos años, de una de sus cantantes originales (Inés Bayo), siguen en los escenarios defendiendo su mezcla de bubblegum pop y rock de garaje con una tenacidad y una pasión comparables a las de Zé do Caixão, su antiguo perseguidor. Ahora, además, acaban de estrenar su primera grabación en 22 años, el estupendo EP Amor y tonterías