En la cúpula del Centre Comercial Arenas, antigua plaza de toros, se ha inaugurado la exposición The Art of the Brick, que recoge una colección de esculturas realizadas por Nathan Sawaya. La peculiaridad de la exposición es que Sawaya no trabaja ni con barro ni con bronce, sino con piezas de Lego. Algunas de las obras son espectaculares, como el inmenso esqueleto de Tyrannosaurus rex, de 6 metros de largo, que preside una de las salas, hecho con 80.020 piezas.

Del juguete al arte

Sawaya sólo esculpe con Lego. Pero no considera que él sea una excepción: defiende que no hay barreras entre el juego y el arte, y espera que cualquier niño, después de ver la exposición, se anime a experimentar. De hecho, al final de la exposición hay un espacio con miles de piezas de Lego para que las visitas infantiles puedan hacer sus pruebas.

El Lego más espectacular

Sawaya no esconde que mantiene muy buena relación con la fábrica de juguetes Lego. En su estudio tiene cinco millones de piezas de esta marca para hacer sus esculturas. Y en la salida de la exposición hay una tienda donde se venden cajas de este juguete. El uso de grandes cantidades de piezas le permite hacer esculturas de gran tamaño. Son especialmente espectaculares las figuras humanas a medida real, como Blau, la figura de una nadadora, que se presenta bajo una iluminación muy adecuada de color azul.

Más allá del maquetismo

Las primeras piezas de Sawaya se limitaban a presentar de forma muy realista algunos objetos: un lápiz, un ordenador, un violín... Pero a medida que iba consolidando su técnica empezó a hacer figuras más ambiciosas, a las que quería impregnar de sentido artístico. Entre otros, Groc, un hombre amarillo abriéndose el pecho, de donde sale un raudal de piezas de Lego. O Mans, una figura de color gris donde se plasma lo peor de las pesadillas de Sawaya: la pérdida de las manos, esenciales para su trabajo. Y Màscara: un hombre que se arranca la cara entera y deja al descubierto el vacío de su cabeza.

Experimentar con juguetes

En los últimos años, Sawaya ha ido llevando su obra hacia formas cada vez más experimentales. Por una parte ha reproducido pinturas como la Mona Lisa o esculturas como El pensador de Rodin, todo con Lego, pero ha ido más allá y ha hecho cosas más imaginativas, como dar una visión tridimensional del famoso cuadro El grito, de Edvard Munch (una obra que se puede ver en el Centre Comercial Arenas). También ha experimentado combinando su escultura con fotografías, con una colaboración con el fotógrafo Dean West. Una de las piezas estrellas de esta colaboración, un vestido rojo hecho de Lego, se expone también a Barcelona.

El Lego en la calle

Sawaya acostumbra a presentarse en centros comerciales y en grandes centros. Pero tiene un proyecto de arte de calle. Hace unas pequeñas figuras, de unos cuarenta centímetros, que representan una figura humana abrazando alguna cosa. De vez en cuando deja algunas abrazadas en bancos públicos, en farolas, en señales... Las ha liberado en muchas ciudades, pero sólo suelen durar unas pocas horas. Enseguida hay alguien que las coge...

El peor de mis días como artista es mejor que el mejor de mis días como abogado

El hombre de la corbata

Sawaya es un artista que viste como un abogado, como un abogado relajado, ligeramente informal, pero como un abogado. Y es que, de hecho, Sawaya es abogado. Ejerció como abogado especializado en pleitos empresariales, prometedora promesa de un gran gabinete. Pero en sus tiempos libres, para relajarse, se dedicaba a montar piezas con el Lego (un juego que jugaba desde los ocho años). Y empezó a vender algunas de sus primeras esculturas.

Fotografia: Working in Studio. The Art of the Brick.

Abandonar la carrera

Un día decidió dejar la abogacía, no volver a ejercer y sacar al artista que, según él, había llevado siempre dentro. Una de sus obras, Autoretrat, lo representa: del vientre de un encorbatado hombre gris, sale una figura de color rabiosamente encarnado. Ahora, a Sawaya los conocimientos de derecho sólo le sirven para negociar sus propios contratos, aunque de su antigua profesión le ha quedado una tendencia a venderse de forma un tanto impúdica, con apelaciones a "combatir la negatividad" o combativas proclamas estilo "Si quieres, puedes". Ahora, Sawaya recorre el mundo continuamente con sus exposiciones. Y asegura que viajando y paseando le llega la inspiración para hacer otras obras. No se arrepiente nada de haber cambiado de vida. Asegura que "el peor de mis días como artista es mejor que el mejor de mis días como abogado". 

Arte en el centro comercial

La exposición de Sawaya se presenta en la cúpula del Centre Comercial Arenas. Un ámbito en que se valora más la espectacularidad que la profundidad. Y en este punto, se cumplen las expectativas. Hay incluso un espacio pensado para que los visitantes se puedan fotografiar, en una butaca, al lado de una escultura de Lego de tamaño natural. Las piezas, reforzadas por un montaje y una iluminación muy logrados, son imponentes, pero no inducen a grandes reflexiones. Y fiel a la visión del arte como negocio, propia de los centros comerciales, los precios son más bien elevados: 14,5 euros por adulto, y 8,5 euros por niño hasta los 12 años.