Era la redacción de un diario muy tradicional de un continente lejano. El periodista apuntó la barbilla hacia otro compañero sentado allí lejos y, en voz baja, reveló: "Un día echó ácido sobre los rodillos de la rotativa. Allí lo tienes. Esta casa sólo te despide si matas a la madre del propietario. Bien, quizás ni así".

Eso mismo es lo que le ha pasado al exministro José Manuel Soria estos últimos días. Hasta hoy, miércoles, no ha aparecido en las portadas ni él ni la cacicada de nombrarlo director del Banco Mundial (BM) en representación del Estado español. Si eres ministro del Gobierno de España tienes una protección. Al menos eso parece, que tienen que pillarte en una muy, muy gorda para que los diarios te honren con portada:

Los sufridos lectores se encuentran de repente, patapam, que aquella manía de los digitales (de El Confidencial, sobre todo, que lo dio primero) o aquel rumor que recorría por las redes para perjudicar a Rajoy o al PP era efectivamente el que parecía: una decisión discrecional del Gobierno, que lo ha disimulado tanto como ha podido, para situar al exministro en Nueva York aunque dimitió porque se le cita en los papeles de Panamá vía sociedades fiscalmente opacas. Han corrido cuatro días sin que ningún diario lo contara en primera.

No sabe lo peor. La cosa ha empeorado, porque cuando lo pillaron en los dichosos papeles, el 11 de abril de este año, pasaron entre dos y tres días para que el caso llegara a las portadas como lo que era, con la excepción de El Mundo. En aquel momento ayudó que se hiciera público que, según la Guardia Civil, Mario Conde intentaba esconder en Suiza dinero procedente de Banesto. Ese caso estalló en 1993 y fue sentenciado en 2003. Hace trece años. Trece. Claro, siempre tiene menos riesgos señalar a quien apenas tiene relevancia que encararse con la actualidad de un poderoso si, encima, hay todo un gobierno (en funciones) por en medio.

En estos cuatro días, los cuatro principales diarios madrileños y los dos barceloneses, al margen de sus portadas, han dedicado más espacio a las excusas del gobierno de Rajoy para justificar la propuesta de Soria que a averiguar si la propuesta tenía sentido. No bastó con la comprobación de que el exministro ni había participado en ningún concurso público, ni la propuesta procedía de un análisis estrictamente técnico y profesional, ni el Gobierno estaba legalmente obligado a proponerlo ni que sea un funcionario (cosa que no lo exonera de responsabilidad).

El caso ha llegado a las portadas cuando el mismo Gobierno ha hecho marcha atrás y ha dejado caer a su candidato. La sensación es que en esas portadas no manda la información sino los intereses del Gobierno. No es así, claro, pero ayuda a verlo si se nota en las portadas. Quizá así los lectores tendrían la misma certeza.

Los dos principales diarios barceloneses también se han ahorrado calificar al ministro en sus "termómetros" (los semáforos de La Vanguardia y los "Nombres Propios" de El Periódico). Ninguna luz o estrella roja para Soria. Tampoco este miércoles, fuera de El Periódico, que se atreve a castigar con unas estrellas rojas a Luís de Guindos, ministro responsable de la propuesta. El resto de días parecía que llovía o que era una rabieta de la oposición ("La designación de Soria irrita a toda la oposición", decía La Vanguardia el domingo; "Rajoy y Guindos defienden la promoción de Soria", titulaba El Periódico aún el lunes),

También resulta simpático comprobar que este miércoles y aquel abril se han utilizado parejos conceptos semiexculpatorios para el Gobierno español, que solo pasaba casualmente por allí o que ha sido engañado con picardía por un exministro o por una comisión técnica de evaluación contaminada de corporativismo funcionarial, etcétera. El País, en abril, titulaba: "El Gobierno abandona a Soria tras conocer su sociedad opaca". Este miércoles: "Rajoy sacrifica a Soria tras el escándalo de su elección". La Razón, en abril: "Rajoy marca distancia con Soria". Este miércoles: "Rajoy obliga a Soria a renunciar al Banco Mundial". Y así vamos tirando, ganándonos con esfuerzo la confianza de la ciudadanía.

El más esforzado por esconder la cabeza bajo el ala este miércoles ha sido ABC, que dedica su primera... al procés. Caramba.

Walter Cronkite, el mítico presentador del telediario noche de la CBS, decía: "Si camina como un pato y canta como un pato... es que es un pato". Y el pato se ha escapado volando.