“Para mi cantante de blues favorito, Nicholas E. Cave. Navidad del 89 en mi puta ciudad favorita, Nueva York. Tu viejo amigo y fan, Peter Sempel”, esta es la dedicatoria, junto a un dibujo a mano de un cíclope, que el cineasta australiano dedicó a Nick Cave en el interior de un ejemplar Los trabajos de Persiles y Sigismunda, la última novela de Cervantes. Se trata de uno de los más de 2.000 ejemplares que el cantante australiano, uno de los nombres más relevantes e influyentes del mundo de la música durante las últimas décadas, ha donado a la librería benéfica Oxfam de Hove (East Sussex, Inglaterra). El día que se hizo pública la noticia de la donación, centenares de seguidores de Cave llegados de todos los rincones del Reino Unido, se plantaron en la puerta de este pequeño establecimiento de la ciudad costanera del sur de Inglaterra en la que Cave residió durante diversos años antes de mudarse a Los Angeles en 2015 tras la muerte de su hijo Arthur .
Una tarjeta de embarque, un mapa de los Estados Unidos y un paquete de Camel
Nick Cave es una de las figuras más fascinantes emergidas del mundo de la música en las últimas cinco décadas. Adolescente obsesionado con artistas como Lou Reed, David Bowie, Alice Cooper, Roxy Music o los Ramones, a finales de la década de los setenta se puso al frente de la banda The Boys Next Door, formación que con el paso del tiempo cambiaría su nombre por el de The Birthday Party. Fueron una banda de culto que deambulaba por los parajes más oscuros del punk. En solitario desde mediados de los 80, Nick Cave, crooner contemporáneo siempre ahondando en las heridas del alma, ha modelado a partir de los vocablos menos acomodaticios del rock i el blues, el pospunk y el el folk, una de las obras discográficas más extraordinarias del último medio siglo. Let Love In, Push the Sky Away, The Boatman’s Call, Murder Ballads... Son, entre muchas otras, obras monumentales que todo el mundo debería escuchar como mínimo una vez al mes.
Artista de imagen extremadamente elegante, más allá de la música, Cave también se ha adentrado a lo largo de los años en los parajes del cine, no solo componiendo bandas sonoras o cediendo sus temas, sino participando como actor e incluso escribiendo el guión del film The Proposition, un western de mirada onírica sobre el amor y la violencia ambientada en el desierto australiano. Dirigida por John Hillcoat y con un reparto que incluye a Guy Pearce, Ray Winstone, Danny Huston, John Hurt, David Wenham y Emily Watson, la película fue estrenada en 2005 recogiendo numerosos elogios por parte de la crítica.

Más interesante, ha sido su faceta como escritor, habiendo publicado diversas novelas y ensayo, como Más extraño que la bondad, Y el asno vio el ángel, La muerte de Bunny Munro o La canción de la bolsa para el mareo. Amor por la literatura que ha cultivado también como lector compulsivo, compilando a lo largo de los años una bastísima biblioteca de la que ahora, en una de esas decisiones de la que es imposible descifrar los motivos sin estar dentro de la cabeza de un artista tan complejo como Cave, se ha desprendido donándola a la pequeña librería benéfica que Oxfam tiene en Hove.
"La reacción de los fans ha sido absolutamente loca", admitía Maggie Rea, gerente de la librería a la BBC. Los miles de libros donados nos descubren a un Cave poliédrico como lector. La colección contenía novelas de Salman Rushdie y Ian McEwan, pero también un ejemplar de un libro sobre recetas afrodisíacas o una muy buscada primera edición de El hombre de blanco de Johnny Cash. Pero lo que verdaderamente ha desatado el delirio entre los seguidores del cantante australiano ha sido que el interior de muchos de estos volúmenes amagan anotaciones hechas a mano por Cave e incluso recuerdos personales, como la tarjeta de embarque de un vuelo a Ámsterdam, un mapa de Estados Unidos con la fecha de la gira que realizó en 2007, con el Madison Square Garden marcado con un círculo, un paquete vacío y aplastado de cigarrillos Camel o la dedicatoria de Peter Sempel en un ejemplar de la última novela de Miguel de Cervantes.