Los vencejos es el título con que Fernando Aramburu vuelve a la actualidad literaria cinco años después de Patria, uno de los fenómenos literarios más abrumadores que ha vivido el mundo editorial estatal nunca.

Distanciándose del conflicto vasco que abordó en su multiventas (título que inspiró una muy recomendable serie producida por la plataforma HBO) Aramburu reaparece con una otra, una más, novela magna.

En su nueva historia, Aramburu nos descubre a Toni, un profesor de instituto de Filosofia que decide suicidarse el 31 de julio del año siguiente a tomar esta decisión fatal. Mientras no llega el momento, inicia la redacción de un diario en el que recuersa y repasa su vida.

Fernando Aramburu escritor Patria - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

-El tiempo real pasa mucho más rápido que el literario.

-Una novela nos puede ayudar a empatizar con las ideas ajenas, pero como está escrita desde una visión personal no puede teorizar. Por eso, ninguna novela podrá encontrar la solución al procés|.

-Nunca me sobrepasó el éxito de Patria. Afortunadamente tengo un entorno familiar y de amigos que me ayudaron a convivir con un éxito por el cual un escritor, alguien que acostumbra a trabajar solo y sin mucha repercusión, no está preparado. De repente tenía muchos lectores y una dimensión internacional que no entraba en mis planes|planos.

-Tengo una relación totalmente subjetiva con mis novelas. Son historias que para mí no existen en forma de libro. No las leo a través de sus páginas. Las voy haciendo. A veces, incluso, sin que sigan un orden cronológico.

-El tiempo juega a favor de los escritores. Acumular experiencias vitales facilita escribir novelas. Para escribir es muy importante tener un conocimiento en profundidad del alma humana, en la privacidad y en la colectividad, haber viajado, haber leído...

-Nunca he pensado seriamente en suicidarme. Afortunadamente no me he encontrado en una situación tan límite que me haya encontrado en el dilema escoger entre seguir viviendo o poner fin a mis días.

-Soy muy lento escribiendo. No sólo eso sino que lo hago con mucho esmero, poniendo y sacando, haciendo y deshaciendo. No pararía nunca.

-Leer es una de las cosas más importantes de mi vida. Un libro me ofrece mucho más que su contenido, también es todo aquello que se me ocurre mientras lo leo. Ideas y reflexiones que después aprovecho para mis libros.

-Llega un momento en que pensamos que todo tiempo pasado fue mejor. Pero no porque todo fuera realmente mejor, sino porque nosotros éramos jóvenes, teníamos todas las puertas abiertas y el futuro era muy largo. Vivir con esta idea, no deja de ser un recurso fácil.

Fernando Aramburu escritor Patria - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar

-La muerte no me preocupa. Todo lo contrario, ya he asumido que moriré. Me preocupa la enfermedad y el dolor, mío o de la gente que amo. De joven sí que me preocupaba por la muerte y escribí unos poemas existencialistas horribles. Curiosamente, nunca he estado tan sano como en aquella época.

-Estoy curado de añoranza. Disfruto la vida a cada momento. Sí que fue bonito ser niño. Cada día era un descubrimiento de todo tipo. Volver allí de vez en cuando, no matar al niño que llevamos dentro, nos puede reportar grandes momentos de felicidad. Tengo instantes infantiles en mi día a día: una canción, el sabor de un helado, una película... que me reportan mucho placer.

-Sentí la necesidad de escribir muy pronto. Leí mucho y experimenté con muchas tentativas. Tenía 15 o 16 años y mi único sueño era ser escritor. Hay quien sueña, la gran mayoría, ser futbolista y jugar en un gran club. Yo quería ser escritor. A veces los sueños se hacen realidad: he conseguido ser escritor y además tener lectores.

-Mientras escribía Patria tenía la esperanza de que el libro funcionara bien, pero eran las mismas ilusiones que había tenido con mis libros anteriores. Quizás un poco más por la temática que tocaba. Pero no me imaginaba todo aquel tsunami mediático.

-Me gusta hablar de felicidades, en minúscula y plural. Felicidad son aquellas cosas buenas que tiene la vida y que a menudo son las más sencillas: una conversación, un viaje, un vaso de buen vino, un libro, una canción... Creo en la felicidad como abstracción del aquí y el ahora, no en el futuro.

-Mi juventud fue una fiesta continua. Disfruté de cada momento en aquel periodo que hay justo antes de empezar a tener responsabilidades que no puedes eludir: familiares, sociales, laborales...

-Patria no ayudó a cerrar en un capítulo de la historia del País Vasco. Me conformo con que el libro quizás fue el inicio, la base, de un debate político. Eso me hizo muy feliz.

-No todo lo que escribo lo llevo a la imprenta. Hay textos que no publicaré nunca porque comprometen a otras personas o porque son extractos de mi intimidad que no tienen una intención literaria. Podrían tener un valor testimonial, pero pienso que no vale la pena convertirlos en libros. Pero son textos importantes porque es allí donde visualizo mis pensamientos.

-Antes acababa todos los libros que empezaba a leer. Me daba rabia dejarlos a medias porque me sentía como si la lectura me hubiera derrotado. Ahora ya no. Ahora incluso dejo a la mitad libros que no me parecen del todo malos, pero que sí que me transmiten cierta sensación de deja vu.

-Volveré a escribir sobre el País Vasco. Tengo alguna historia por allí pendiente. Ya veremos cómo la trataré.

-Si pudiera volver a mi infancia, recuperaría los ratos con mi padre, el momento en que aprendí de letras y números, los amigos del barrio... Volvería a un mundo que estaba menos contaminado que el actual.

-Cuando me muera no me importará nada.

Fernando Aramburu escritor Patria - Sergi Alcàzar

Foto: Sergi Alcàzar