Aquello posible y aquello imposible. Y las fronteras, a veces difusas, entre las dos categorías. A La llista de les coses impossibles (Columna, 2022), libro que le valió el Premi Carlemany, la escritora Laura Gonzalvo se adentra en el universo de las lesiones medulares, los obstáculos físicos y anímicos de la tetraplejía y como esta se relaciona con la juventud y las relaciones de pareja. Es un debut literario que se mueve entre el relato iniciático y la novela de adultos, para normalizar y mostrar una realidad más allá de los tópicos que la suelen rodear. La autora habla desde una experiencia personal, con sencillez pero también conciencia crítica.

La novela parte de la lesión medular del Guim, que se queda en silla de ruedas a los 18 años. Él, a pesar de eso, tiene una actitud muy optimista respecto de sus posibilidades a la vida.
Es un personaje optimista pero también muy paciente. Puede ser que seas muy optimista, pero que si tardas mucho en conseguir una cosa te rindas porque se te hace demasiado pesado. Y en el tema de las recuperaciones después de lesiones de columna, todo acostumbra a ser muy lento. Quizás aprender a ponerse un calcetín implica estar cuatro meses intentándolo. Y hay mucha gente que no quiere estar cuatro meses así. De todos modos, es una actitud que no es tan extraña en el mundo de las lesiones medulares. Cuando estás dentro de la situación, vas paso a paso.

¿Es un libro que va sobre no rendirse?
Más que conseguir el imposible, creo que el libro va sobre no aceptar que los otros te digan qué es imposible y qué no lo es. Al final, la frase de 'la lista de las cosas imposibles' estaba muy dentro de la novela y muy relacionada con Guim y la lista de cosas que le dicen que no podrá hacer. Más que decir que quiere hacer cosas imposibles, él quiere comprobar que realmente no las puede hacer. Seguramente habrá muchas que seguirán siéndolo porque tiene la lesión que tiene.

Tenía la voluntad de mostrar la tetraplejía desde dentro, sin dramatismo ni condescendencia

Explicas que has vivido muy de cerca una lesión de estas características. Supongo que eso ha sido clave a la hora de crear la historia.
Mi marido es tetrapléjico y tuvo el accidente a la misma edad que el personaje del libro: 18 años. Hay una parte muy importante que está basada en la experiencia real de este accidente. Lo que nos pasa a la gente que conocemos de cerca estas situaciones es que oyes que hay muchos clichés sobre el tema. La gente piensa en tetraplejía y se pone a temblar y se imagina siempre lo peor. Yo tenía la voluntad de mostrar eso desde dentro, sin dramatismo ni condescendencia y ponerlo un poco en contexto: hacer entender que la gente con tetraplejía o discapacidad vive en un contexto con otra gente y normalizarlo.

Laura Gozalvo escritora - Sergi Alcàzar
La escritora Laura Gonzalvo ha debutado con la novela La llista de les coses impossibles / Foto: Sergi Alcàzar

¿Cuáles son estos clichés que rodean las lesiones medulares?
En general, creo que hay una visión muy peyorativa sobre la silla de ruedas y del hecho de no poder andar. Pero una lesión medular son muchas más cosas y quizás la de andar es la menos importante. Sí que es verdad que tiene implicaciones con respecto a la accesibilidad, pero lo que es moverse, la silla de ruedas en realidad lo resuelve bastante bien. Por otra parte, sobre la tetraplejía, que afecta a las cuatro extremidades, la lesión afecta varias vértebras y diferentes alturas de la médula y puede ser bastante diferente. No quiere decir que en todos los casos no puedas hacer nada con los brazos. A veces las discapacidades físicas tienen más que ver con el poder adquisitivo o con poder acceder a determinadas ayudas técnicas que te solucionan mucho la vida, que no con que tu vida tenga que ser tan desgraciada con la lesión.

Hay una serie de cosas que tienen un gran coste para alguien lesionado: rehabilitación, adaptarse el coche, etc.
En este país las ayudas son bastante limitadas. Así como en el ámbito de la sanidad estamos bastante bien, con respecto a la ortopedia y ayudas técnicas, las ayudas no son buenas. Y claro está, tú piensas: ¿por qué es desgraciada una persona con una lesión medular? ¿Por qué vive en un cuarto piso sin ascensor o por la lesión que tiene? Y probablemente es porque no puede salir de casa.

Hay una visión muy peyorativa sobre la silla de ruedas y del hecho de no poder andar

También hay otro tema importante que es la combinación entre la tetraplejía y el mercado laboral y poder trabajar.
Este es un tema que cambia mucho dependiendo de en qué momento hayas tenido el accidente o la lesión. La gente que adquiere discapacidades de joven o cuando todavía prácticamente no ha cotizado, como es el caso de Guim en la novela, está vendida, porque no hay ninguna ayuda. La pensión no contributiva que pueden recibir es mínima. La gente con estas discapacidades trabaja en la mayoría de casos porque no tiene otro remedio. No tiene que ver con la gravedad de la lesión sino con el momento en que la sufres. Este país se ha montado para la gente que trabaja: los derechos de los trabajadores están muy bien, pero los derechos de la persona no tanto. Y, en cambio, la gente que ha tenido el accidente en edad que ya ha cotizado puede pedir la incapacidad. Lo que sí que pasa es que la gente con grandes discapacidades que tienen una buena pensión, si trabajan, la pierden. En este escenario, te ponen en la disyuntiva entre trabajar y tener la ayuda. Es complicado.

Laura Gozalvo escritora - Sergi Alcàzar
Laura Gozalvo ha ganado el Premi Carlomany / Foto: Sergi Alcàzar

¿Es difícil aceptar los accidentes de las personas que tenemos alrededor, aprender a convivir?
En realidad es más sencillo de lo que parece porque no tenemos otra opción. Sí que es verdad que hay gente no muy próxima que se pueden asustar o desaparecer. Pero es verdad que la gente más próxima, aunque no lo conoce, lo acaba viendo como el paciente: ·es lo que hay". Una lesión medular no es una cosa tan diferente de un trauma que no se ve. La diferencia es que la silla de ruedas siempre es visible. Es inevitable pensar: "todo lo que te has perdido o todo lo que no has podido hacer" cuando ves a una persona con la silla, y ellos a veces piensan: "¡Si ya hace 30 años que voy en silla de ruedas!". Es como un luto, te puede costar más o menos, como con la gente de los alrededores. La novela también quería reivindicar un poco a las personas que están en torno a quienes tiene la lesión.

En el libro es la protagonista, Clara, que se tiene que enfrentar con la situación y en algunos momentos le cuesta.
A veces no nos sabemos comportarnos con una persona lesionada. Está todo el tema de cómo saludarlo, le doy dos besos o no, no quieres molestar... Pero al mismo tiempo no quieres que parezca que no lo haces porque va con silla. La gente a veces no sabe como darle la mano a un tetrapléjico que la tenga medio cerrada. La protagonista se enfrenta con los dos temas: el pasado juntos con Guim que comparte y el obstáculo que supone su lesión.

Una lesión medular no es una cosa tan diferente de un trauma que no se ve. La diferencia es que la silla de ruedas siempre es visible

La novela ha ganado el Premi Carlomany de fomento de la lectura, que reconoce novelas juveniles. ¿La escribiste con la idea de que entrara en esta categoría?
Cuando la empecé, yo tenía la idea de escribir una novela juvenil. Entonces me dijeron que el arco temporal era demasiado grande, que los personajes crecían demasiado y me lo sacaron de la cabeza. Al final, llegó un momento que decidí escribir y que pasara lo que pasara. Estaba el peligro de que se quedara en un agujero negro y que no la consideraran ni para adultos ni juvenil, pero ha salido bien. No tenía muy claro si era una novela juvenil o no.

¿El libro puede cambiar la percepción que los adolescentes tienen de la tetraplejía y ayudar a normalizarla?
Sí que hay una intención de normalizarla y de enseñarla, porque a veces no es que no haya discapacidades, es que no los vemos porque están escondidos. Tienen dificultades para salir o se mueven en coche, porque la movilidad sin coche es difícil, etc. Esta visibilidad sí que pienso que puede hacer que si alguien lee esta novela y después se encuentra con alguien con este tipo de lesión, que no todo le venga tan de nuevo.

El jurado final del premio son nueve jóvenes andorranos de entre 14 y 16 años. Qué crees que tiene que tener una novela juvenil para que pueda gustar a los adolescentes.
Veo que el concepto 'juvenil' es muy amplio. A veces se habla de novelas juveniles incluyendo tanto a chicos y chicas de 12 años, que yo los considero más niños, hasta los de 18. Y claro está, sus intereses no tienen nada que ver. Lo que sé es lo que me comentaron los jóvenes del jurado cuando recogí el premio. Y lo que vi es que ellos se proyectan en los personajes. Se identificaron mucho con Clara, la protagonista, con el periplo por la universidad, incluso con detalles pequeños. En cambio, la realidad de Guim les dejaba más en shock, era otra cosa.

¿Es difícil, en la época de Tik Tok y de un ritmo de consumo de contenidos muy acelerado, que los jóvenes se enganchen a leer?
Es curioso porque de más pequeños leen bastante. Yo tengo hijas de 12 años y leen mucho, incluso libros muy gruesos. Pero es verdad que cuando empiezan a consumir aplicaciones y móvil el ritmo es muy frenético. Sí que creo que necesitan un ritmo de acción, que vaya al tema más rápido. Y si es una lectura por placer, sí que son muy exigentes con qué los entretengas.