Barcelona, 24 de junio de 1925. Hace 100 años. El gobernador civil y militar de Barcelona, general Milans del Bosch; siguiendo órdenes del jefe del Estado español, el rey Alfonso XIII y del presidente del gobierno dictatorial español, general Primo de Rivera; ordenaba la clausura del campo de Les Corts —el estadio del F.C. Barcelona— por un plazo de seis meses. Acto seguido intervenía el club y ordenaba, también, el cese del presidente de la institución, Joan Gamper, y su expulsión temporal de territorio estatal español por el mismo plazo de tiempo. El régimen dictatorial español no permitiría el uso del estadio ni el retorno del presidente hasta pasados seis meses (diciembre, 1925).

Estadio de las Corts, con la afición blaugrana. Década de 1920 / Fuente: F.C. Barcelona (1)
Estadio de Les Corts, con la afición blaugrana. Década de 1920 / Fuente: F.C. Barcelona

¿Por qué aquella clausura y aquella expulsión?

Los hechos que provocaron la arrebatada reacción española son bien conocidos. Diez días antes, el 14 de junio de 1925, se había organizado un partido de fútbol amistoso entre el F.C. Barcelona y el C.E. Júpiter, a beneficio del Orfeó Català. Antes del inicio del partido, la banda musical de un barco de la Royal Navy británica atracada en el puerto de Barcelona, interpretó la "Marcha Real", y las más de 12.000 personas que llenaban el Estadio de las Corts respondieron con una grande y sonora pitada. Sería la primera pitada de la historia al himno español en un estadio de fútbol. Hace 100 años.

El F.C. Barcelona, "desafecto a España"

Acto seguido, la misma banda musical, interpretó el "God Save the Queen" —el himno de Gran Bretaña; y el público de Les Corts reaccionó con un gran aplauso. Nunca se supo si aquella reacción del público —la pitada y el aplauso— fue espontánea o planificada. Pero lo que sí que quedaría claro sería la interpretación que los dirigentes del régimen dictatorial español —Alfonso XIII, Primo de Rivera o Milans del Bosch, entre muchos otros— harían de aquel hecho. El poder español lo vio como un desafío, que en su ideología mesiánica no tenía que consentir. En el expediente de clausura diría que el motivo de aquella medida sería porque el club era "desafecto a España".

Renovación carné de socio núm 1, a favor de Joan Gamper (1929) / Fuente: F.C. Barcelona (1)
Renovación carné de socio núm. 1, a favor de Joan Gamper (1929) / Fuente: F.C. Barcelona

¿Por qué el público de Les Corts silbó el himno español?

Cuando se organizó aquel partido (junio, 1925) ya hacía casi dos años que el rey Alfonso XIII y el general Primo de Rivera habían perpetrado un golpe de Estado (septiembre, 1923) que había puesto fin a medio siglo de régimen constitucional (Restauración borbónica, 1874-1923) y al primer intento de restauración del autogobierno catalán después de la derrota de 1714, la Mancomunitat de Catalunya (1914-1923). Después del golpe de Estado —perpetrado con el pretexto de acabar con la lacra del pistolerismo— el régimen dictatorial proscribió y persiguió el catalanismo político y cultural y su proyecto modernizador de Catalunya "porque contribuye a deshacer la obra nacional".

La interrupción de la primavera política y cultural catalana

El golpe de Estado interrumpió, repentinamente, una primavera política y cultural catalana que se había iniciado con el Renacimiento (siglo XIX) y que se había acelerado con la constitución y obra de gobierno de la Mancomunitat (1914-1923). El fin repentino de este recorrido puso a la sociedad catalana en estado en choque. Y en aquel contexto, aparece el F.C. Barcelona. El Barça —como ya se lo llama popularmente— es una entidad sociodeportiva que, por su naturaleza, había sobrevivido al cierre de partidos políticos, sindicatos, ateneos y grupos que, después del golpe de Estado, habían sido clausurados por orden del régimen dictatorial. El Barça tomaría el relevo de las entidades proscritas.

Cartel del 25.º aniversario del club, redactado en catalán / Fuente: Enciclopedia Catalana
Cartel del 25.º aniversario del club, redactado en catalán / Fuente: Enciclopedia Catalana

Gamper y el catalanismo

Cuando se produce el golpe de Estado (septiembre, 1923) el F.C. Barcelona ya tenía una relación con el catalanismo político y cultural. Los primeros directivos del club, como Joan Gamper, procedían de un anchísimo espectro social que ambicionaba la recuperación y la plenitud cultural y política catalana. Formaban parte de los partidos, sindicatos, ateneos y grupos y prensa que prohibiría el régimen dictatorial español (1923). Y en 1919, cuando el movimiento político, social y cultural catalanista consensúa y presenta a las Cortes españolas el primer proyecto de autogobierno del siglo XX; el club —su directiva, su plantilla y su masa social— (a diferencia del Espanyol) le dan pleno apoyo.

El compromiso del club con Catalunya

Con la dictadura, el Barça asumiría el relevo de las entidades proscritas y pasaría a abanderar el catalanismo. El catalán, prohibido y perseguido desde la ocupación borbónica de 1714, no recuperaría la oficialidad hasta la restauración del autogobierno republicano de 1931. Pero el club, desde su fundación (1899), redactaría toda su documentación interna en catalán. Y un año después del golpe de Estado (1924), desafiando aquel sórdido escenario de prohibiciones fabricado e impuesto por el poder español, publicaría todos los carteles del 25.º aniversario en catalán. El partido de la pitada (1925), a beneficio de un Orfeó Català asfixiado por el poder español, sería otra iniciativa en esta línea.

La Guardia Civil impide el accès en el estadio clausurado por la dictadura (1925) / Fuente: Enciclopedia Catalana
La Guardia Civil impide el acceso en el estadio clausurado por la dictadura (1925) / Fuente: Enciclopedia Catalana

El asesinato del presidente Sunyol

El hecho definitivo sería el asesinato de Josep Sunyol. El 6 de agosto de 1936, al inicio de la Guerra Civil (1936-1939), un grupo de paramilitares nacionalistas españoles detuvieron a Sunyol en las proximidades de Madrid, y lo asesinaron. Aquel crimen no se puede rebajar a la anecdótica categoría de daño colateral. Sunyol fue asesinado con ensañamiento por su condición de presidente del F.C. Barcelona, la entidad que —ya en aquel momento y no tan solo en nuestro país— era uno de los símbolos de la ambición colectiva de una Catalunya en plenitud. Que representaba y que representa todo aquello que era y que es el objetivo a exterminar del nacionalismo español. Del de derechas y del de izquierdas.