Tordesillas (Corona castellanoleonesa), 29 de octubre de 1511. Hace 510 años. Juana de Aragón y de Castilla, hija de Fernando el Católico, viuda de Felipe Habsburgo, y madre de Carlos de Gante; firmaba la confirmación de una licencia a favor del comerciante leridano Juan de Agramunt, para explorar y colonizar Terranova, en la costa atlántica del actual Canadá. Aquella confirmación, denominada "Sobrecarta" y que está depositada en el Archivo General de Simancas (Castilla) dice: Por cuanto por parte de vos Juan de Agramonte, catalán, natural de Lérida, que es en el reino de Cataluña (...) vayáis, á vuestra costa y misión (...) con dos navios del grandor que vos paresciere é que sean de mis vasallos subditos é naturales, é asimismo la gente que lleváredes sean naturales de estos reinos (...) á descobrir cierta Tierra Nueva en los límites que á Nos pertenescen”.

Barco de la East Indian Company. El pabellón de popa|pope y del segundo palo de la EIC podría estar inspirado en la bandera catalana. Fuente Bibliothèque Nationale de France

Barco de la East Indian Company. El pabellón de popa y del segundo palo -de la EIC- podría estar inspirado en la bandera catalana. Fuente: Bibliothèque Nationale de France

El proyecto de Juan d'Agramunt

Agramunt no sería el primer europeo que ponía los pies en Terranova. En torno al año 1000, la capitana vikinga Freydis Eriksdottir —hija del mítico Erik el Rojo— había tocado aquellas costas. Ni siquiera sería el primer europeo moderno en navegar por aquellas aguas. Durante la segunda mitad del siglo XV los balleneros vascos y bretones ya frecuentaban aquellos caladores. Incluso, en 1497, Juan Cabot había replicado la empresa colombina en el mar Caribe (1492-1498) con un viaje exploratorio a Terranova y Labrador que no tendría continuación, a causa de un inesperado naufragio en alta mar. Pero la iniciativa de Agramunt sí tenía una gran importancia. Porque se proyectaba más allá de los caladores balleneros y de las playas de Terranova. Y porque el primer viaje de Jacques Cartier; primer europeo que se internó en aquel territorio, no sería hasta 1534.

¿Quién era Juan d'Agramunt?

Agramunt era miembro de una familia rica (la condición "a vuestra costa y misión" lo testimonia); que pertenecía a un segmento del patriciado urbano de Lleida muy bien relacionado con las clases mercantiles barcelonesas. Las mismas, que, desde el siglo XIV y al amparo del Consulado de Mar, participaban activamente en la apertura de nuevas rutas atlánticas. Todo apunta que los Agramunt estaban estrechamente relacionados con los Girona, otra estirpe de ricos comerciantes leridanos, que, según algunos investigadores, habrían participado en la parte catalana de la financiación del segundo viaje colombino (abril-mayo, 1493). Y, también, todo apunta que Juan d'Agramunt y su ascendencia estaban muy bien relacionados con el poder. Es bien sabido que la monarquía hispánica había limitado aquel tipo de concesiones a personas de su entorno personal y político.

Fragmento de un mapa neerlandés cartografiado por Jan Dirckx (1599). Las costas del Caribe. Fuente Bibliothèque Nationale de France

Fragmento de un mapa neerlandés cartografiado por Jan Dirckx (1599). Las costas del Caribe. Fuente: Bibliothèque Nationale de France

¿Qué pasó con aquel viaje?

El historiador castellano Martín Fernández de Navarrete (1765-1844), el primero que divulga la existencia de la concesión en Agramunt (1825); no hace ninguna referencia al desarrollo y resultado de aquel viaje. Y buena parte de la investigación historiográfica moderna plantea serias dudas en lo que se refiere a la culminación de aquella empresa. No obstante, Fernández de Navarrete, pone un especial énfasis en dos puntos de aquel contrato que sueño muy curiosos. El primero es que la monarquía hispánica autorizaba a Agramunt a crear una Casa de Contratación a la Tierra Nueva. Y el segundo es que el responsable de este nuevo organismo sería un tal Ponç o Ponce, primo y recomendado de Agramunt. La "Sobrecarta" decía textualmente: "desde agora la hago del oficio de nuestro factor de la dicha casa á Ponce primo de vos (...) por quien vos me lo suplicaisteis”.

¿Qué quedó de aquel proyecto?

Si bien es cierto que, hasta ahora, no se ha localizado ningún testimonio documental o arqueológico que certifique la culminación de aquella empresa; también lo es que los que prueban los viajes precedentes (vikingos, vascos y bretones) aparecen con cuentagotas y a medida que se suscita el interés por aquellas iniciativas primigenias. En cambio, la cartografía del siglo XVI ya nos adelanta que los navegantes catalanes tuvieron un papel muy destacado en aquellas primeras empresas. Muy probablemente, el modelo colonizador que se proyectó sobre Norteamérica (empresas privadas que asumían en solitario la creación, desarrollo y defensa de aquellos establecimientos) fue decisivo. Bajo el paraguas de la monarquía hispánica (Agramunt), de la monarquía inglesa (Cabot, Cordel, Argall, Gorgas) o de la república neerlandesa (la comunidad katalanim de Nueva York).

Mapa de las costas de Terranova, en vasco y en francés, cartografiado por Pierre Detcheuerry (1689). Fuente Bibliothèque Nationale de France

Mapa de las costas de Terranova, en vasco y en francés, cartografiado por Pierre Detcheuerry (1689). Fuente: Bibliothèque Nationale de France

Una empresa exclusivamente catalana y de ideología netamente mercantil

La investigación del prestigioso historiador leridano Josep Lladonosa (1907-1990) confirmaría que los dos primos de la "Sobrecarta" eran catalanes nacidos en Lleida. En la misma línea que Lladonosa, otros investigadores afirman que Ponç —en su juventud— habría sido paje de Fernando el Católico en la corte barcelonesa de Juan II (una condición reservada a súbditos de la Corona catalanoaragonesa). Y que, de allí, habría pasado al servicio personal de Juana de Aragón (la hija de su primer patrón), que en la "Sobrecarta" lo identifica como "nuestro cantor e capellan". Datos que ponen de relieve que la empresa americana de Agramunt, al margen de su éxito o fracaso, y como tantas otras deliberadamente ocultas o falseadas, fue de factura exclusivamente catalana y de ideología netamente mercantil.