Dorian ya es mayor de edad. Con dieciocho años de carrera, el grupo de música electrónica se pone de largo con Ritual, un trabajo que flota entre los samples estadounidenses, los beats latinos y los ritmos Eurodance que tanto han consentido desde el principio de su carrera. Hablamos con Marc Gili sobre su nuevo disco, el concierto como ritual y la creatividad en el tiempo.
Habéis decidido titular este disco Ritual, una idea con toques oníricos, sociales, festivos. ¿Cuándo nació este título?
Ritual se me ocurrió en plena pandemia porque un día caminando por la calle, cuando ya podía empezar a salir, me di cuenta de que nos habían prohibido una de las cosas más cruciales en la vida del ser humano que es juntarnos con los otros. Pensando con el tema reflexioné: "Excepto el nacimiento y la muerte, ¿cuáles son los momentos más importantes de la vida de una persona?". Me di cuenta que casi todos los celebramos con un ritual: un cumpleaños, el matrimonio, el año nuevo... Siendo músicos, nuestro máximo ritual es el concierto en directo. Me pareció un título muy bonito para reivindicar la comunidad. Me pareció una palabra muy poderosa para un álbum postpandémico.
Los conciertos sin duda son un gran ritual. ¿Dorian cómo los vive?
Para nosotros es el momento donde todo cuadra. Donde todo el trabajo que has hecho durante un año y medio o dos en secreto, acaba cuajando. En nuestro caso particular, hemos intentado siempre que nuestros conciertos fueran tan horizontales como fuera posible.
¿Y cómo se materializa este concepto?
Siempre hemos probado que el público sintiera que la banda no es más importante por el hecho de estar sobre un escenario. En los conciertos de Dorian, público y grupo somos una misma cosa, y siempre intentamos que el público se sienta como en nuestra casa. Y así reivindicar, al mismo tiempo, que no nos gustan las segregaciones. Por lo tanto, para nosotros un concierto es un doble ritual. Hicimos un documental durante la nuestra última gira donde decimos que para nosotros los conciertos son una pequeña utopía donde a través de la música, el baile y las letras, convertimos la noche en un sueño dónde no hay clases sociales, ni razas, ni ningún tipo de diferencias.
Después de la pandemia ya he ido a muchos conciertos, pero hasta hace poco no había podido disfrutar de un concierto sin ninguna restricción y no recordaba cómo es de catártico.
Nos hemos dado cuenta con esta pandemia lo importante que es la música y el bien que hace, para la salud mental de la peña, la música en comunidad. Está guay escuchar música con los cascos por la calle, pero nunca será lo mismo que ir a un concierto. Así pues, catarsis total, sí sí.
Marc Gili: "La música en comunidad es importante para la salud mental de la peña"
Entrando en Ritual. Si por algún cambio destaca este trabajo, es por la evolución sónica que habéis realizado. ¿Cómo describirías vuestro sonido?
Ritual es un álbum que es consecuencia de los viajes que hemos hecho durante los últimos años: la gira por Latinoamérica y los Estados Unidos. La prueba de poner en marcha un diálogo musical entre Europa y América Latina y una parte de Norte América.
¿Qué habéis cogido de cada continente?
De Europa cogemos nuestro amor por la música electrónica de baile, el Italo Disco, el Synthpop, el New Wave... estilos que siempre han estado presentes en otros álbumes de Dorian. Como novedad, en este álbum incorporamos beats caribeños, beats del norte de Argentina, como es la Chacarera... Por ejemplo, Lento es una colisión de beats caribeños y Grenc Touch. Es como si se encontraran Bomba Estéreo y Daft Punk. Y finalmente en nuestros últimos viajes por los Estados Unidos nos han influido mucho de cara a la incorporación definitiva del sample tan propia del hip hop que nos ha ido penetrando después de muchos kilómetros escuchando radios en las que sonaba esta música.
¿Cómo habéis utilizado los samples concretamente?
El sample está muy presente en Ritual de varias maneras. Hay samples de voces en varios idiomas, también tenemos samples de instrumentos, de beats... Algunos los hemos hecho nosotros con grabaciones de campo y otros los hemos encontrado por internet. Todo eso ha creado un triángulo entre tres continentes que concluye en un mosaico bastante interesante en el cual nos estamos encontrando muy cómodos. Ritual abre nuevos caminos creativos para Dorian y se podría resumir todo en una sola palabra: crossover.
¿Cuál es el origen de esta necesidad de cambio?
Nos lo pedía el cuerpo. Ya desde el inicio de la creación de las primeras canciones del disco tuvimos muy claro que queríamos incorporar nuevos ritmos, nuevos beats y otros tipos de instrumentos. Somos los mismos Dorian que a partir de su propio sonido investigan con otros conceptos musicales. Ya hace unos cuantos años que viajamos por América y necesitábamos dar este paso en que jugáramos con la pregunta que los guionistas y los novelistas también se hacen cuando tienen que empezar una obra: "y qué pasaría si...". ¿Y si mezclamos una flauta andina con un beat de trap, y le metemos por encima una guitarra New Wave? Este juego nos apetecía mucho y lo hemos aprovechado desde el principio. No ha sido fácil llegar a cuajar el concepto, Ritual nos ha dado muchísimo trabajo porque cambiar y experimentar con el sonido de un grupo no es nada fácil porque, al ser el cerebro humano rígido, vas haciendo años y cada vez se vuelve más rígido. Lo que sería fácil sería hacer lo que sabemos hacer y nos sale de forma natural, pero la aventura musical, que tendría que buscar cualquier banda con ambición creativa, es la de renovarse y seguir sorprendiendo.
Dorian: "No puedes aburguesarte y quedarte con las cuatro canciones que funcionan"
Al fin y al cabo, el oyente a veces no es capaz de adaptarse a estos cambios. ¿Os da miedo que no entiendan vuestra propuesta?
No nos da nada de miedo porque encontramos que las canciones son buenas. Consideramos que si la materia es buena, si las letras están bien trabajadas, el público acaba entendiendo y apreciando lo que acabas haciendo. Por otra parte, no entendemos nuestra carrera de ninguna otra manera. Nuestros artistas preferidos siempre han arriesgado y se han reinventado. Considero que me siento en deuda con estos artistas que nos han inspirado y, por lo tanto, hemos intentado hacer lo mismo. No se tiene que tener miedo de nada, al fin y al cabo, son cuatro días. Tienes que hacer lo que te dé la gana con tu vida.
Es una tónica muy habitual en los artistas o grupos longevos que se acaben convirtiendo en copias o caricaturas de sus épocas doradas y no evolucionan. ¿Ahora que estáis pasando por esta etapa de cambio cómo lo valoras desde dentro?
Cuando empiezas un proyecto musical con veinte años todo te sale de una manera muy fresca y lo difícil es seguir considerando esta chispa creativa a lo largo de los años.
¿Cómo la puedes seguir consiguiendo?
De varias maneras. Una sería seguir teniendo curiosidad por lo que está pasando en la calle y en el mundo de la música. Fijarse en lo que está haciendo a la gente más joven que tú y no pensar que lo sabes todo. No pensar que los buenos discos se hicieron cuando eras más joven y que ya está todo dicho. La curiosidad es la clave para ser creativo durante los años. En segundo lugar, no se tiene que ser perezoso. No aburguesarte en el sentido de quedarte en las cuatro cosas que funcionan. Puedes correr el riesgo, que les pasa a muchos artistas, de acabar aborreciéndote a ti mismo. Tirar con el piloto automático y acabar sentenciándote creativamente y quizás tu carrera incluso. Las claves serían mantener viva la curiosidad y la ambición creativa.
Estas reflexiones son muy coherentes con las colaboraciones de este disco: Lido Pimienta, Suu, Pimp Flaco, Alizzz...
Está hecho a propósito. Los invitados que tenemos en Ritual son tan eclécticos como el mismo álbum. Encontramos que si tú quieres hacer colaboraciones hoy día que ya se hacen tantas, además de poder hacerlo por razones de marketing, que no es nuestro caso, lo que es interesante es que invites a tu álbum a personas que vengan de otro estilo o concepto para así poder aportar a tu canción una forma de cantar, frasear e interpretar la letra des otro ángulo diferente al tuyo. Eso provoca un enriquecimiento de la canción y del álbum. Queríamos artistas de diferentes ámbitos en el álbum y creo que ha quedado muy redondo en este aspecto. El abanico de colores y de sensibilidades que están colaborando es muy rico en matices y formas de trabajar. Además, nosotros hemos aprendido muchísimo de esta experiencia. Nos encanta que nos enseñen y aprender. Si tú llevas a gente con talento a tu música, te acabarán enseñando otras maneras de cantar, de frasear, de componer...