Un año de mierda. Una ruptura sentimental. La identidad más desarreglada que un disco duro antiguo, y la necesidad de reposo por una mononucleosis y una infección de hígado.

Este era el cóctel con el que Justin Vernon, alias Bon Iver, se recluyó en la cabaña de sus padres en Wisconsin. ¿El objetivo? Curarse las heridas, las emocionales y las físicas, cazar y talar árboles. Mucho americano, todo.

Al cabo de dos semanas estaba hasta las narices del hacha. Por suerte, se llevó una guitarra. Poco a poco empezó en dar forma a For Emma, Forever Ago, un disco sanador que lo catapultó a la fama mundial el año 2007 y que demuestra que el aislamiento ha sido motor creativo desde que la música es música.

Cerrarse es un hecho habitual para los artistas pop, que lo han hecho de forma más o menos recurrente, y más o menos extremada: Daniel Johnston componía en el sótano de casa de sus padres fruto de una salud mental frágil. Brian Wilson, Radiohead o los mismos Manel se han cerrado para acabar discos. En situaciones diferentes todos ellos.

El exlíder de los Beach Boys hizo de SMiLE una montaña rusa que lo tuvo en lucha constante con sus demonios duramnte un puñado de años. Empezó en 1966, aparcó el proyecto y lo acabó publicando cuatro décadas después.

Si bien los músicos se cierran como forma de concentración, para rehuir a los fantasmas o para abrazarlos, nunca hasta el 2020 lo habían hecho –como el resto de la humanidad– por obligación.

Eso ha hecho que muchos artistas quedaran paralizados. Pero también ha habido que han aprovechado para hacer lives en todas las redes sociales posibles. Y para bendición de los oyentes de otros han reconducido proyectos que no tendrían la forma actual sin el hundimiento del mundo: Clamor, según ha explicado Maria Arnal, fue adaptándose por las circunstancias en torno a la pandemia.

Los hay que han decidido sacarse proyectos de encima, como aquel puzzle que nunca se completó y descansa –con la mitad de las piezas perdidas– en la mesa del comedor: McCartney III, de Paul Mc. Cartney, por ejemplo, se publicará en diciembre. También existen aquellos que predijeron esta nueva realidad distópica, como Neovalladolor (2020) de Erik Urano. Pero todavía mejor, hay que han dedicado el tiempo a publicar, en sólo unos pocos meses, obras a flor de piel, respuestas en forma de meditación a estos tiempos de dolor y velocidad, y también, también hay que de la broma han hecho carrera.

La vida és ara, Pau Vallvé

75 días solo cerrado en su estudio después de una ruptura sentimental. Se lo podrían haber encontrado con la barba hasta el ombligo y recitando poemas del revés. Pero Pau Vallvé hizo de este tiempo un espacio de introspección y desacomplejamiento: La vida és ara es su disco más atrevido. Nada que perder. Cajas de ritmos e incluso boleros. Adiós a los tics y bienvenida sea la rejodida verdad: "Somos como troncos bajando por el río". Dejémonos llevar.

Actual Life (April 14 - December 17 2020)', Fred Again..

Después de dos años produciendo canciones para artistas como Ed Sheeran, el británico Fred Again.. se encontró cerrado con poco más que su ordenador y muchas notas de voz en el teléfono móvil. De la nostalgia de épocas pasadas a la preocupación por la enfermedad de un amigo, muy representado en frases cortas que se repiten, como pequeños aforismos, sobre una base de electrónica, eso es Actual Life (April 14 - December 17 2020), un dietario tierno y emocionante. Un ejercicio de presente, pero con muchos hilos hacia el pasado.

Convocations, Sufjan Stevens

Sufjan Stevens no tiene mil y una caras. Tiene un millón. Pero nunca había mostrado ninguna tan funcional: Convocations (2021) es un disco todavía más bestia –una obra quíntuple– que las canciones de ambiente infinitas de Brian Eno. El compositor estadounidense, que había flirteado con el pop, el folk o la experimentación, como por ejemplo en The Ascension (2020), ha hecho de Convocations una obra que no se escucha, que se practica (ojos cerrados y ver pasar pensamientos). Se medita. Los cinco discos representan los diferentes estados del luto; Stevens perdió a su padre dos días después de publicar The Ascension.

Água, Stay Homas

A menudo, las bromas se hacen grandes. 'Crisis es oport...' que dicen. Stay Homas es el trío barcelonés que hizo de su aburrimiento un viral-musical durante el confinamiento: hacían una canción cada día, desde su terraza, con letras ex profeso y cuatro instrumentos. Unos Amics de las Arts en tiempo de Instagram que acompañaron miles de personas y que han acabado apostando por la profesionalización. El proyecto se ha hecho fuerte con Água (2020), un disco fruto de la unión de Guillem Bolt (Doctor Prats), Klaus Stroink y Rai Benet (Buhos) con Sr. Chen, uno de los productores más solicitados de la escena en catalán.

Bonus track:

Una de las canciones del disco de Stay Homas, 'Cacatúa', la comparten con PJ Sin Suela, que ha colaborado –entre muchos otros– con su compatriota Bad Bunny. Precisamente, el artista de reguetón fue uno de los primeros a lanzarse a exponer cómo se sentía a "En casita" (Las que no iban a salir, 2020). No fue el único: buscar "coronavirus" en Spotify supone encontrarse con centenares de temas que van desde la cumbia –mucha cumbia– al dembow, pasando por el trap. Pero tampoco fue el más exitoso: 'Antes que el mundo se acabe', de Residente, que poco antes había publicado la conmovedora 'René', era mucho más sutil. También apostó por la sencillez el madrileño Leiva con 'Cuarenta en cuarentena'. En el extremo opuesto, las canciones colaborativas como 'Los abrazos prohibidos' o 'Resistiré 2020'. Aislarse no siempre es sinónimo de excelencia.