Duaita Prats es una fotógrafa que en los años ochenta, cuando era muy joven, entró en la Modelo para hacer un reportaje. Ella salió de allí pero su alma quedó cautiva entre las rejas de la prisión. La Modelo le provocó una fuerte obsesión. Y cuando se empezó a rumorear el cierre decidió emprender un reportaje sobre el centro penitenciario, con una reflexión consolidada por la experiencia y por la madurez que dan los años y las vivencias. El resultado es una exposición que se presenta en el Museu de Història de Catalunya (MHC): Deconstruint la Model. Esta muestra se podrá ver gratuitamente hasta el 17 de febrero.

exterior de la modelo duaita prados

Un universo de fotografías

La Modelo estuvo en funcionamiento durante muchos años en pleno centro de la ciudad, pero poca gente sabía qué pasaba dentro de aquellos muros. Las fotografías de Duaita Prats intentan aproximarnos a la experiencia penitenciaria a través del espacio de la Modelo. En las primeras visitas, cuando la prisión todavía estaba en funcionamiento, Prats no podía hacer fotografías de los internos ni de los funcionarios, y en la siguiente ocasión los internos acababan de ser trasladados. Pero todavía había qué fotografiar. La imprenta de sus ocupantes continuaba en las paredes, en las numerosas puertas metálicas, en los comedores, en las rejas, en los talleres, en los comedores... La exposición recoge unas 125 fotografías, desde imágenes del exterior del edificio hasta de la sala donde fue ejecutado Puig Antich, pasando por las redes colocadas en el patio para evitar que se lanzaran desde el exterior paquetitos de droga. Un recorrido sentimental por la prisión a partir del experiencia personal de Duaita Prats que tiene muy claro que no quería hacer un trabajo histórico sobre la Modelo, sino una cosa completamente diferente y más íntima.

exterior de la modelo 2 Duaita Prats

La fascinación por un edificio muy especial y muy tétrico

Duaita Prats explica que en un principio sintió una gran fascinación por la Modelo como espacio. Pero que, a raíz de una visita que hizo al lugar con responsables de Instituciones Penitenciarias, poco antes de su cierre, consideró que tenía que ir más allá y reflejar también la experiencia de la gente en su interior (internos y funcionarios). Afirma que la prisión es un microcosmos demasiado oculto que había que poner al descubierto. La comisaria de la exposición tiene muy claro que no le gustaría que destruyeran a la Modelo, porque es la expresión perfecta de una forma de ver el mundo y el orden social. En realidad, la Modelo fue diseñada, justamente como un espacio modélico que superara la superpoblada y miserable prisión de Reina Amàlia, en el Raval. A lo largo de su historia por la Modelo pasaron ladrones, asesinos y violadores, pero también sindicalistas como el Noi del Sucre, anarquistas como Joan Peiró o Joan García Oliver, fascistas, delincuentes reincidentes como el Vaquilla, resistentes antifranquistas... En la prisión del Eixample se vivieron consejos de guerra, como el que condenó a muerte a Ferrer i Guàrdia, ejecuciones, como la de Salvador Puig Antich, motines, como el de la COPEL de 1977... El 8 de junio de 2017, el día antes de que la prisión cumpliera 113 años, se cerró definitivamente con el traslado de los últimos presos.

Esta no es una exposición política, pero la experiencia de país me marcó. Podría ser yo quien estuviera en la prisión

interior de la modelo Duaita Prats

Una exposición para los tiempos que corren

La fotógrafa explica que lamenta el poco debate que genera la prisión en nuestra sociedad: "Escondemos la prisión, como la muerte, porque no nos gustan,", y explica que se tendría que reflexionar mucho más sobre ellos: "Aquí tendrían que pasar las escuelas", añade... Prats cree que demasiado a menudo cometemos el error de considerar que vivimos en mundos separados, y que nuestro mundo no es el de la gente que acaba en la prisión. En su proceso de trabajo sobre la prisión se dio cuenta de que "en la prisión podrías estar tú". Cree que es demasiado simple creer que "los malos están dentro y los buenos estamos fuera". El choque más fuerte le llegó cuando, seis meses después de hacer las últimas fotos vio cómo enviaban a la prisión a algunos dirigentes independentistas: "Esta no es una exposición política, pero la experiencia de país me marcó. Podría ser yo quien estuviera en la prisión", comenta.

Duaita Prats deconstruint la Modelo

Los grafitis y el tiempo parado

Prats se apresuró, después del cierre de la prisión, a fotografiar los grafitis de las celdas, en que los presos expresaban sus emociones. Confiesa que algunos la hicieron llorar. Y en la exposición se muestran fotografías de algunos que muestran la desesperanza, el odio, el amor... Desde "Solo Dios" hasta mensajes de arrepentimiento dedicados al padre y a la madre ya difuntos, pasando por mensajes políticos o relacionados con el fútbol. Esta desesperación porel encierro, expresada en los muros, es la experiencia de lo que Prats denomina "el tiempo parado", el tiempo que tiene en la prisión sus propias medidas y que en las fotografías de la exposición queda simbolizado por una foto del reloj del patio de entrada de la prisión, que siempre estaba parado a las1:04.

interior de la modelo bis Duaita Prats

Un mundo masculino en femenino

Prats asegura que quería que esta exposición no estuviera guiada por el morbo que generalmente caracteriza la descripción del mundo penitenciario. Y lo consigue. La fotógrafa asegura que Deconstruint la Model parte de describir un espacio masculino, donde prácticamente no había presencia de mujeres, con una mirada femenina, en qué a partir de detalles se transmiten mensajes. Con sus fotografías (y con los pocos objetos y textos sobre la institución penitenciaria que las acompañan) Prats espera que su particular experiencia de la prisión se transmita al público. Asegura que espera que la gente haga un recorrido lento y reflexivo por las dos salas. Y espera que cada uno saque sus reflexiones. No estaría nada mal que esta exposición sirviera para reflexionar sobre la prisión, una institución que los expertos consideran ineficaz, pero que todavía sigue siendo el recurso usado más para castigar que para reformar.