El periodista Roger de Gràcia acaba de presentar 60 dies a Cuba (Amsterdam). Se trata de un híbrido de novela y de libro de viajes en que el autor nos explica un viaje en bici que hizo hace diez años por Cuba, en un intento de aclarar su situación sentimental con su pareja. Dos meses para reflexionar sobre su situación personal pero, sobre todo, dos meses para pasárselo bien. Mojitos, cervezas calientes, aventuras con mulatas y turistas, langostas... Y también habitaciones roñosas, cubanos pedigüeños, desengaños...

Ni real, ni falso

El libro 60 días a Cuba se presenta como una novela. Y, a pesar de todo, se basa en una historia real: hace 10 años Roger de Gràcia y su pareja de entonces atravesaban una crisis y decidieron irse a Cuba y pasar dos meses separados con el fin de aclarar su relación. Las 500 páginas de diario que redactó en aquella ocasión le ha servido como base para este libro. Asegura que "esta obra tiene un tanto por ciento de verdad y un tanto por ciento de mentira. No diré cuál, pero sí que los dos sumados hacen más del cien por cien". A pesar de todo, al lector le queda la sensación que buena parte de la obra está tejida en base a historias vividas.

Poca vergüenza

Una de las principales virtudes del libro de Roger de Gràcia es la absoluta falta de pudor con que explica sus experiencias. En primer lugar, en el aspecto sexual. El autor no tiene ningún problema al describir detalladamente todo tipo de prácticas sexuales vividas, y no se calla ni sus más chalados fracasos. También explica sus ridículos con las relaciones con los cubanos. "Creo que me mintió", afirma en un fragmento, justo después de despedirse de una chica.

Un mundo que se acaba

Roger de Gràcia afirma que ha decidido escribir ahora este libro, diez años después de su viaje a Cuba, porque teme que el mundo que retrata se esté acabando. En un momento en que se empezaban a prever cambios en Cuba, Roger de Gràcia decidió describir "una realidad única en el mundo, que te atrapa", "una Cuba fascinante que se está acabando". A pesar de todo, el autor está muy lejos de hacer una apología del régimen castrista, y apunta la distancia que hay entre las vivencias de la población y el discurso oficial.

De Cataluña a Cuba y vuelta a casa

Roger de Gràcia ha trabajado en diferentes medios como presentador y como guionista. Hace algunos años había publicado Caçadors de paraules, basado en el programa de mismo nombre que presentaba en TV3, y Maleïts amics, en buena parte articulado en base a sus compañeros del mundo de la televisión. Con 60 dies a Cuba se pasa, aunque parcialmente, al mundo de la ficción. Al ser preguntado sobre si escribirá más ficción, no lo deja nada claro: "Me gustaría volver a estar en el estado de ánimo que estaba cuando escribía esta novela", se limita a comentar.

El viaje como realidad paralela

Roger de Gràcia afirma que como turista "nunca puedes llegar a conectar con la cubanidad, básicamente por el problema político". En algún momento del relato, afirma que después del viaje se devuelve "a la vida de verdad, no en la de sueño". El trayecto no pasa de ser un paréntesis. Y, al fin, el viaje de Roger de Gràcia a Cuba es poco más que una acumulación de anécdotas agudas y bien explicadas. Que nadie espere grandes reflexiones ni grandes sorpresas. Lo mejor que se puede decir de Roger de Gràcia es que tiene gracia. Y si en el mundo de la cultura todo está permitido, excepto aburrir, eso no es poco.