Madrid, 25 de octubre de 1924. Hace 100 años. Francisco Largo Caballero, secretario general de la UGT y miembro de la ejecutiva del Partido Socialista Obrero Español, aceptaba la propuesta de sus compañeros vocales del Consejo Superior de Trabajo, Comercio e Industria para ser su representante en el Consejo de Estado del régimen dictatorial de Primo de Rivera. UGT y PSOE alcanzaban el dudoso honor de ser las primeras —y hasta ahora las únicas— organizaciones de tradición democrática que, en el transcurso de la historia contemporánea española, han colaborado con un régimen dictatorial. El papel de Largo Caballero genera muchos interrogantes. ¿Qué hacía un dirigente ugetista y socialista en un organismo de la dictadura? ¿Y por qué se promovió su ascenso a una posición de mayor responsabilidad dentro de ese régimen?

El contexto

Un año antes (15 de septiembre de 1923), Miguel Primo de Rivera —capitán general de Catalunya— perpetraba un golpe de Estado que ponía fin a medio siglo de régimen constitucional. Primo de Rivera liquidó el llamado régimen de la Restauración borbónica (1874-1923) con el apoyo entusiástico del rey Alfonso XIII, de las clases oligárquicas madrileñas y de los sectores más reaccionarios de las burguesías industriales catalana y vasca. Primo de Rivera asaltó el poder con la pretendida misión de remontar la crisis económica y de poner fin a la lacra del pistolerismo, sobre todo del sindical (que era el que preocupaba a sus apoyos). Pero cuando estuvo en el poder, se reveló su auténtico propósito. Primo de Rivera era un furibundo nacionalista español que ambicionaba convertir el estado español en un gigantesco y siniestro cuartel militar.

Alfonso XIII y Primo de Rivera. Fuente Wikimedia Commons
Alfonso XIII y Primo de Rivera / Fuente: Wikimedia Commons

Qué hicieron Alfonso XIII y Primo de Rivera

Primo de Rivera —siempre con el apoyo de Alfonso XIII— clausuró las Cortes, intervino y desmanteló la Mancomunitat (el organismo creado para conducir a Catalunya a la restauración del autogobierno y a la modernidad), ilegalizó a todos los partidos políticos y a todos los sindicatos, cerró todas las diputaciones provinciales y todos los consistorios municipales del Estado, prohibió y persiguió el uso público de las lenguas no castellanas, y prohibió y persiguió la exhibición pública de símbolos no estatales (como la bandera de Catalunya). Y, en este contexto de represión, aparecen —colaborando con la dictadura— las figuras de Francisco Largo Caballero, dirigente de la UGT (teóricamente ilegalizada) y de Julián Besteiro Fernández, dirigente del PSOE (también teóricamente ilegalizado).

La rebelión de las bases

La promoción de Largo Caballero a las altas instancias del régimen dictatorial y el apoyo de Besteiro a esta carrera, generaron un gran debate entre las bases ugetistas y socialistas de la época. Largo Caballero y Besteiro defendieron la colaboración ugetista y socialista con la dictadura en virtud de una estrategia que denominaron "intervencionista". Pero las fuentes documentales nos hablan de una gran rebelión en las bases, que puso en cuestión el liderazgo de dichos personajes. La UGT y el PSOE se convirtieron en un cuadrilátero pugilístico, hasta que sus respectivos dirigentes introdujeron en el debate el "problema catalán". El rechazo frontal a las reivindicaciones autonomistas catalanas se convertiría, de repente, en el factor decisivo que cohesionaría, de nuevo, al socialismo español.

Pablo Iglesias, fundador del PSOE. Fuente Wikimedia Commons
Pablo Iglesias, fundador del PSOE / Fuente: Wikimedia Commons

¿Por qué el "problema catalán" cohesionó al socialismo español?

El PSOE de 1924 se podría considerar la evolución socioideológica del sector más progresista del mundo liberal español del siglo XIX, que sería el formulador del nacionalismo español moderno, inspirado en el jacobinismo republicano francés. Por lo tanto, dentro del PSOE habitaba —¡¡¡y habita!!!— un componente nacionalista español muy potente. Si a todo ello sumamos que, en 1924, un segmento importante de la sociedad española, con independencia de su extracción social, todavía no había digerido la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas (1898), y que ese mismo segmento asociaba las reivindicaciones catalanas de autogobierno al proceso independentista de las antiguas colonias, y las contemplaba como una amenaza para la unidad de España (¡¡¡en la matriz del viejo imperio!!!), se explica el cálculo de Largo Caballero y de Besteiro.

¿Por qué Primo de Rivera invitó a Largo Caballero a formar parte de su gobierno?

El golpe de Estado de Primo de Rivera se había impulsado con el pretendido objetivo de "regenerar la patria". Y Primo de Rivera, buscando apoyos que legitimaran su régimen dictatorial, dirigió su mirada hacia una parte de la oposición democrática clandestina. El PSOE era una organización política moderna, dirigida por líderes estrategas y ambiciosos, y llamada a ser uno de los relevos de los agotados partidos dinásticos que habían gobernado el estado español desde 1833. Y la UGT, estrechamente vinculada al PSOE y alejada de la radicalidad anarquista de la CNT, también. Y eso sería lo que explicaría el acercamiento, inicialmente clandestino, entre estas organizaciones y el régimen dictatorial. En ese escenario, el PSOE y la UGT representarían el papel de la izquierda pretendidamente ordenada y civilizada, contrapuesta al resto de las izquierdas, pretendidamente asilvestradas.

Mapa de la red telefónica catalana (1922) impulsada por la Mancomunidad. Fuente Cartoteca de Catalunya
Mapa de la red telefónica catalana (1922) impulsada por la Mancomunitat / Fuente: Cartoteca de Catalunya

¿Por qué Largo Caballero y Besteiro aceptaron la oferta de Primo de Rivera?

El plan de Primo de Rivera, a medio o largo plazo, consistía en restaurar el régimen constitucional y fabricar un sistema democrático bipartidista de pesebre. Y el papel que Primo de Rivera, Besteiro y Largo Caballero le habían reservado al PSOE y a la UGT era el de San José y el del Ángel Anunciador, respectivamente. El de la Virgen quedaba para un partido de derechas, que resultaría de la oportuna transformación de la Unión Patriótica (partido único creado por el dictador tras el golpe de Estado). Largo Caballero y Besteiro, borrachos de ambición, vieron la oportunidad de convertir al PSOE, por primera vez en su historia, en partido de gobierno. Y a la UGT, en su reserva ideológica. Y no les importó hacer Pascua y Ramos con el régimen que, entre otras muchas otras cosas, había intervenido y desmantelado la Mancomunitat de Catalunya.