Hay ese momento tan bueno de la entrevista de A fondo de Espriu en el que explica que la fonética de tu lengua no se puede borrar; dice que quizá él podría esforzarse en hablar un castellano que pareciera menos abrupto, pero que entonces tendría que hacer las eles vibrantes y poner la boca en forma de culo de gallina. Lo dice despacio, serio, pensando bien cada palabra que pronuncia con un notable acento catalán. Aparte de por ese momento, es una entrevista que vale la pena ver.
Las eles velares, las neutras y las eses sonoras
He pensado en Espriu cada vez que alguien me ha dicho que se me nota el acento catalán cuando hablo castellano. Las eles velares, las vocales neutras, las eses sonoras. Debe de ser el súmmum del derrotismo y la autoflagelación que tu lengua vaya desapareciendo lentamente y que además tengas que oír que en la otra se te nota el acento. Nos han hecho creer que es menos correcto, poco formal, menos adecuado según en qué contextos. No tengas acento, mejor si no se te nota tanto: desaprobación oratoria por no limar lo suficiente los sonidos no originarios de las Castillas.
Debe de ser el súmmum del derrotismo y la autoflagelación que tu lengua vaya desapareciendo lentamente y que además tengas que oír que en la otra se te nota el acento
Tener acento no significa no hablar bien, esto quizá ni hace falta decirlo. Significa hablar una lengua con una pronunciación influenciada por otra lengua o por otra variedad dialectal. Punto. Pero parece que el castellano distinto del que se habla cerca de la capital del reino sea menos válido. Es decir, parece que hablo mejor castellano si puedo esconder el acento catalán (esas características subyacentes del habla oral) aunque tenga una sintaxis perfecta y un vocabulario envidiable. Como si no pudiera ser símbolo de riqueza, en lugar de motivo de vergüenza. Tiene que ver con esta idea de superioridad de la lengua estándar, una lengua hasta cierto punto artificial, recordémoslo, que también explica que en catalán durante mucho tiempo se hayan arrinconado las variedades dialectales en los medios de comunicación, por ejemplo.
En catalán, durante tiempo también se ha arrinconado las variedades dialectales en los medios de comunicación
El acento es un elemento más de la prosodia, que se centra en el estudio del habla, de la expresión oral. Quizá cuando viajáis jugáis a identificar qué idioma hablan los turistas aunque no los entendáis ni una palabra. Por la cadencia, por los sonidos más o menos familiares, algunos de los cuales nos costaría aprender a producir. Recuerdo que una profesora de lingüística aplicada nos decía que el sonido uvular tan típico del francés (esas erres vibrantes) es muy difícil de hacer cuando no eres francés porque no existe en el catálogo de sonidos de tu primera lengua adquirida. Y ahora ya no sé si probar eso del culo que decía Espriu o forzar aún más las eles. Para reivindicarme. Para que me digan “se te nota bastante”. Y si a alguien le molesta, “es su problema, tú”. Y esa “a” que suene bien neutra.