El maestro del cine de terror John Carpenter, “la cosa” más grande de la primera jornada del Primavera Sound 

Alguien tiene que hacer el trabajo sucio, y este año, el de poner las primeras notas al Primavera Sound, le ha tocado a Autumn Comets. Un sol que caía como si la capa de ozono hubiera desaparecido definitivamente, no es el mejor envoltorio climático para disfrutar de su shoegazing. Los madrileños, sin embargo, han tirado adelante su media hora de concierto focalizada en su último largo, We are here / You are not (2015). 

Procedente de los psicodélicos Shake, hace tiempo que el valenciano establecido en Barcelona Alberto Montero anda en solitario. Esta tarde presentaba su último álbum, Arco Mediterráneo (2015), donde se revela como una especie de Joan Manuel Serrat del indie pop. Sencillez volátil, elegancia etérea, una delicia de actuación sorprendentemente liquidada con una versión del “Smooth Operator” de Sade. 

Los yanquis que se dedican esto de hacer sonar una guitarra tienen alguna cosa especial. Quizás es algo tan banal como el ademán o las pintas que se gastan, pero los ves allí en el escenario y te transmiten un no-sé-qué que te hace creer que no te fallarán. Evidentemente, Cass McCombs ha ofrecido un muuuuuy buen concierto. Hiperactivo, a inicios de este año el californiano, cantautor entroncado con referentes como Tom Waits y Wilco, se asociaba a sus colegas de Beachwood Sparks para formar Skiffle Players. Un proyecto con el que han publicado el recomendable Skifflin' Skiffle Players (2016). En el Primavera, sin embargo, McCombs venía con novedad bajo el brazo, este Mangy Love (2016) que está previsto que aparezca el próximo mes de agosto. Por lo que ha revelado, su nuevo repertorio continúa el camino del rock y el folk con divagaciones psicodélicas, pero ahora con sugerentes flirteos con el soul. 

Pero si hablamos de soul, James Hunter... IS THE MAN. Nació en Colchester pero estoy convencido de que su alma la modelaron en la factoría Motown. El inglés se ha erigido en el maestro de ceremonias de una liturgia donde se han manifestado los espíritus de Otis Redding, Wilson Pickett y Sam Cooke. Van Morrison afirmó que Hunter es “uno de los secretos mejores guardados del rhythm and blues y el soul británico”. Y no seré yo quien lleve a la contraria al León de Belfast.

No, Destroyer no es una demoledora banda de death metal, sino el proyecto unipersonal de grácil alt rock del canadiense Dan Bejar. El tipo hace exactamente un par de décadas que viene creando progresiones de acordes, pero ha sido en los últimos años y gracias a álbumes como Kaputt (2011) y, muy especialmente, el último Poison Season (2015), que ha alcanzado su cenit creativo. Sobre el escenario Ray-ban, me ha hecho pensar en una recreación “fofisana” de Bruce Springsteen, versión afligidamente indie (y sin marcar las venas del cuello cuando canta) del Boss.

No sé cómo he acabado viendo en Suuns, porque tengo que admitir que no los conocía. Y de la ignorancia a convertirse en una de mis nuevas bandas favoritas. Los canadienses son como unos Sonic Youth con taladros, unos Yo La Tengo con impulsos autodestructivos. El suyo es el reverso oscuro del art rock. Y eso siempre es tentador. 

Las luces del escenario filtradas a través del hielo seco parecían llamaradas. Ilusión óptica ideal para un concierto de Explosions in the Sky. Prohombres del rock instrumental, su lenguaje averbal es un maremágnum emotivo que se balancea entre la tormenta decibélica más violenta y la calma tensa para acabar reventando en un paisaje fascinantemente bello. Yo he cerrado los ojos y me he dejado llevar. Brutales.  

“Horror movies will live forever”, ha asegurado John Carpenter, gran maestro del cine de terror, antes de interpretar el tema central de la banda sonora de Halloween. Anclado justo en medio del escenario, tras su sintetizador. Sin dejar de masticar chiclé, con un ademán simpáticamente desafiante. Rodeado de una banda donde destacaban su hijo Cory en los teclados y Daniel Davies, hijo de Dave Davies de los Kinks, en la guitarra; el realizador norteamericano ha ido descubriendo los temas de sus dos discos Lost Themes (2015) y Lost Themes II (2015), entremezclados con composiciones, propias o ajenas, de algunos de sus filmes más populares, como In the Mouth of Madness (1994) o la pieza introductoria de The Thing firmada por el genio Ennio Morricone. VHS Sound con tendencia al rock progresivo sintetizado; como su obra en el mundo del séptimo arte, el concierto de John Carpenter ha sido una experiencia endiabladamente exquisita. La cosa más grande que ha pasado en esta primera jornada (oficial) del Primavera Sound. “I just want to say one thing. Please drive home safely. Christine is out there”, ha avisado Carpenter (haciendo referencia a uno de sus títulos de más éxito) antes de dejar el escenario. Con una advertencia como esta, mejor recogerse hasta mañana.