Mike Flanagan, el autor de La maldición de Hill House firma su mejor trabajo con Misa de medianoche, ejercicio de terror lleno de matices y muy crítico con las religiones.

Territorios inexplorados

Mike Flanagan es una de las voces más interesantes que ha dado el terror durante los últimos años. Acostumbra a acertarla, pero es de aquellos autores que resultan sugestivos incluso cuando firman obras irregulares o que no acaban de ser lo que pretendían. Y uno de los motivos es, justamente, que conoce tan bien el género que casi siempre se arriesga a reformular sus mecanismos narrativos.

No se conforma en apelar a los clásicos, sino que busca la manera de aproximarse con lenguajes y perspectivas diferentes. En este sentido, la primera temporada de La maldición de Hill House era modélica, ya que cogía el cuento de fantasmas tradicional y le daba la vuelta explorando cómo la presencia del hecho sobrenatural marcaba la evolución dramática de todos y cada uno de los personajes.

Foto Misa de Medianoche 1
Misa de medianoche es la nueva creación de Mike Flanagan

Misa de medianoche, también estrenada en Netflix, va en la misma dirección y lleva sus planteamientos todavía más lejos, convirtiéndose en su mejor obra. En esta miniserie de siete episodios de más de una hora de duración (atención, milagro: se hacen cortos), Flanagan da toda una lección de cómo coger un viejo tema, que mejor no revelar, y conducirlo a territorios inexplorados gracias a un extraordinario trabajo de (re)construcción de su imaginario.

Lo hace también con un tratamiento muy riguroso de los matices de los personajes, que nunca actúan como cliché, y una estructura muy hábil (muy hitchcockiana, también) en qué se nos hace partícipes de un punto de vista que no es ni convencional ni cómodo para el espectador.

Epidérmica e hipnótica

Misa de medianoche es, en esencia, la crónica de dos llegadas a una isla. Una, la de un joven que ha estado en la prisión por un atropello mortal y vuelve a casa con la conciencia de haberse asomado al fracaso; la otra, la de un cura que se hace cargo de la parroquia local y tiene que guiar una comunidad que deposita en la religión la purga de todas sus miserias.

A partir de aquí, una serie de milagros, la sospecha de un mal que los asedia y, sin entrar en detalle, la revelación de una verdad que refleja a los habitantes en sus rincones más oscuros. Flanagan explica este tráfico con una sorprenmdente atención al detalle, unos diálogos espléndidos que nunca se limitan a apuntalar la acción (los personajes no hablan sólo para hacer avanzar la trama, sino que es la manera que tiene la serie de profundizar en sus reflexiones) y un crescendo final absolutamente chocante en que el director demuestra un gran dominio del suspense.

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Misa de meidanoche es la nueva joya en el catálogo de Netflix

Entre guiños a los clásicos y una muy personal visión de los relatos de género, Misa de medianoche se vuelve una apasionante relectura de la mitología fantástica que es, al mismo tiempo, un sentido y poético homenaje a su vigencia.

Es epidérmica, hipnótica y profundamente humana; dura, desoladora y muy crítica, sobre todo con la tiranía de las religiones. Y si llegas al final con el alma en un puño es porque los personajes son tan creíbles, y las atmósferas tan tangibles, que sus catarsis morales acaban siendo también las tuyas. En este contexto, una de las claves de la miniserie es su acertadísimo reparto, en especial un Hamish Linklater que se apropia de los mejores momentos de la función.

Puntuación: 5 de 5