"Cultura, el paperet darrere el qual K amaga el seu determini obstinat de fer calaix com un simple botiguer. Perquè aquesta és la seva 'cultura': comptar cèntims i més cèntims i fer muntanyetes de més cèntims i alçar la vista amb avarícia darrere de la muntanyeta i exclamar 'més, més cèntims!'. Més cultura". Miquel Adam. L'amo (L'altra editorial, 2021)

-¿Quien ganará?, me pregunta el Ashok.

Ashok es el taxista que me está llevando a Montjuïc, en el Museu d'Art Nacional de Catalunya, donde se celebra la gala del 70 premio Planeta, el del millón de euros. "Conductor profesional", dice su tarjeta de visita. Son las siete de la tarde y la Ronda Litoral va cargada. Nos da tiempo a charlar. Me explica que es de la India, de la capital, de Nueva Delhi.

-Cuando me marché era una ciudad de 10 millones de habitantes. Hoy creo que ya es el doble.

Ashok hace veinte años que vive en Catalunya. En Barcelona. En el Paseo Maragall.

-Tú ya eres catalán, Ashok

-Yo soy catalán. Estoy bien aquí. Muy bien, pero a veces añora mi casa. Pero, va, quién ganará.

-No lo sé, le reconozco consciente de que, estas horas, soy el único periodista cultural del país, muy probablemente de todo el planeta, que no sabe el nombre del vencedor del premio.

jurado Premio Planeta 2021 / Sergi Alcàzar
Jurado del premio Planeta 2021, el del millón de euros. Foto: Sergi Alcàzar

El baile de Cenicienta

La ceremonia del premio Planeta va de eso, de intentar ser el primero a recibir la filtración del ganador o la ganadora del (a partir de este 2021) millón de euros y mirar al resto de invitados con sonrisa altiva. Va de eso y de ir bien guapo.

Esta noche es como el baile de Cenicienta, con toda la gente bonita y rica de la ciudad: reyes y reinas, políticos y políticas, empresarias y empresarios, presidentes de clubs de fútbol, periodistas convertidos en celebridades y también algunos escritores y escritoras, viviendo su particular noche de la cultura. Y con ellos y ellas, periodistas mileuristas con trajes nuevos que les han costado la mitad de su sueldo, embriagados por haber sido invitados o enviados a explicar una gala en la que cenarán como monarcas y volverán en casa con un bolígrafo conmemorativo. Yo ya he perdido el mío.

Los dos WhatsApps

Deben ser las 10, dos horas después de haber llegado al Museu d'Art Nacional de Catalunya, haber presenciado medio hipnotizado la entrada, una detrás de la otra, de las celebridades, haber instalado mi portátil en la diminuta sala de prensa y haber medio redactado ya la noticia. De haber probado los aperitivos (aceptables) con los que empieza el banquete, haberme bebido la primera cerveza que consigo que me rescate milagrosamente un camarero como si se tratara de un tesoro escondido, de comerme la mitad del primer plato: una especie de tallarines vegetales con langostinos (nada del otro mundo), de escuchar la hiperbólica oda del presidente del grupo Planeta, José Creuheras, a Felipe VI y Letizia (interesante ejercicio el de observar quién se levanta y quién no a aplaudir cuando el hombre más poderoso de Planeta finaliza el discurso). De probar el lomo de merluza que nos sirven de segundo (bien) y de conseguir, todavía más milagrosamente, una segunda cerveza... Todos eso justo antes de que me llegue la filtración. Son dos whatsapps:

-La ganadora es Carmen Mola

-Son tres escritores que publican en equipo con seudónimo.

¡Baaaaam! Comparto la información con los compañeros de mesa más que nada para llevar a la contraria: si todo el mundo, llevados por el síndrome 'mi tesoro' e 'El Señor de los anillos', se calla, yo lo esparzo entre los que me rodean. ¿Hay algo más bonito en la vida que compartir y regalar? La enviada especial de France-Press, que como yo es la primera vez que asiste a la gala, me mira incrédula cuando le avanzo la noticia. Las compañeras del 24 horas de TVE me toman más en serio. De hecho, me explican que por la mañana había habido un tuit que decía alguna cosa así como que "el Planeta mola". Plata no es, oro tampoco.

panorámica invitados Premio Planeta 2021 / Sergi Alcàzar
Panorámica de los invitados a la gala del premio Planeta 2021. Foto: Sergi Alcàzar

Mola o no mola

Me marcho deprisa a la sala de prensa y acabo de redactar la pieza. Busco y rebusco información en la red sobre Carmen Mola. Se sabe muy poca cosa sobre una de las escritoras que más libros ha vendido en los últimos años. Autora de la saga 'La novia gitana', se cree que es una profesora de instituto nacida en Madrid el año 1974. Nada más. Al Planeta se ha presentado detrás del seudónimo Sergio López con la novela Ciudad de fuego. "La enigmática Carmen Mola gana el Planeta del millón de euros", lo titulo.

Vuelvo al convite a tiempo para zamparme los postres, lo mejor de la cena: uno deconstrucción del pan con aceite y sal y chocolate de toda la vida, y presenciar cómo Creuheras revela el nombre de la finalista y el de la ganadora. Llevo el ordenador conmigo por si hay ninguna sorpresa o detalle de última hora que tenga que modificar del artículo.

Y entonces me pasa, Creuheras anuncia a la finalista: Paloma Sánchez-Garnica con Últimos días en Berlín, novela presentada con el título Hijos de la ira y el seudónimo de Yuri Zhivago. Y con los nervios me confundo, y creo que acaban de anunciar la ganadora y que mi delator ha fallado. "Paloma Sánchez-Garnica gana el Planeta del millón de euros", reformulo el artículo. Y no me entero cuando anuncian que sí, que Carmen Mola es la ganadora y que Carmen Mola no es una mujer sino tres guionistas hombres: Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz que publican colectivamente bajo seudónimo.

-Oriol, creo que te has equivocado, que Paloma Sánchez-Garnica no es la ganadora, sino la finalista. La ganadora es Carmen Mola, me avisa mi compañero Pedro Ruiz (la del Nacional es una plantilla de impersonators: también tenemos una Marta Sánchez y hemos tenido un Vicent Pagès) desde la redacción.

-Gracias Pedro, tú sí que molas.

Cuando salgo del MNAC, Ashok ya me espera en plaza Espanya, hemos quedado que lo avisaría un poco antes de marcharme y me pasaría a recoger.

-¿Quién ha ganado?, me pregunta sólo verme.

-Pues todavía no lo tengo claro.