Toledo, 8 de abril de 1366. Hace 658 años. El rey Enrique II de Castilla y de León —primer monarca de la casa Trastámara en el trono de Toledo— entregaba la villa de Treviño y sus pedanías a Pedro Manrique, jefe de uno de los linajes leoneses más relevantes de la época y que más apoyo le habían dado en su carrera hacia el trono. La villa y el término de Treviño, situados en el centro del condado de Álava, y que eran de jurisdicción real desde la invasión militar castellana de 1199-1200 (dependían directamente del rey en cuestiones tan importantes como el vasallaje, la justicia o la tributación) eran enajenadas del patrimonio de la Corona y pasaban a manos privadas. Treviño, de población y de cultura vasca, quedaba separada del condado de Álava y aislada del mundo vasco.

 

🔴 Resultados elecciones vascas 2024, DIRECTO | Última hora del escrutinio

 

¿Cuál era el origen de Treviño?

Pero Treviño tenía una historia que se remontaba, como mínimo, dos siglos antes de esos hechos. Navarra había sido históricamente un territorio dominado por un modelo de poblamiento denso pero disperso, que a mediados del siglo XII la cancillería de Pamplona estaba decidida a transformar. Durante la centuria de 1100, la monarquía navarra promovió la creación de docenas de nuevos asentamientos, que tenían la función de concentrar la población y la actividad económica. Una de esas fundaciones fue Treviño (1166), en tiempo del rey Sancho VI, llamado el Sabio, que se pobló y articuló con campesinos de la parte central y oriental del condado de Álava, y con una pequeña comunidad judeonavarra que tenía la misión de impulsar la actividad fabril y comercial de la zona.

Treviño pasa a Castilla

Durante la guerra relámpago de 1199-1200 —que enfrentó a los reinos de Navarra y de Castilla por el dominio del alto Ebro y el alto Duero—, los castellanos acabarían ocupando un amplio pasillo territorial que cruzaba la región occidental navarra (el actual País Vasco): desde Argantzun (en el valle del Ebro) hasta Hondarribia (en el litoral cantábrico). Sancho VII de Navarra, totalmente desbordado, se vería obligado a firmar una paz que confirmaba el nuevo dominio castellano sobre Vizcaya oriental (ya tenían el dominio de la parte occidental desde 1153), sobre Guipúzcoa y sobre gran parte de Álava. Vitoria había caído en poder de los castellanos tras un durísimo sitio (1200), pero Treviño había resistido. Fue en la mesa de las negociaciones de paz donde Treviño sería cedida a los castellanos.

Sanç VII, el rey navarro que cedió Álava a Castilla. Fuente Real Academia de la Historia (1)
Sancho VII, el rey navarro que cedió Álava a Castilla / Fuente: Real Academia de la Historia

¿Qué significó el cambio de Navarra a Castilla?

La investigación historiográfica vasca contemporánea ha desmentido la versión tradicional de la historiografía española, que presentaba la invasión castellana de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa como una empresa militar que no habría sido posible sin la colaboración de la aristocracia indígena. Los investigadores vascos actuales han probado que la aristocracia indígena fue la gran perjudicada por ese cambio de dominio. Tras la conquista castellana, los propios Haro, Bizkaiko Jaunak (condes o señores de Vizcaya) y jefes indiscutibles del estamento aristocrático indígena —nombrados por la monarquía navarra (1040), pero confirmados por Toledo cuando los castellanos se apoderan de la parte occidental del territorio vizcaíno (1153)— se exiliarían a Pamplona (1200).

¿Qué otras cosas comportó el cambio?

Los reyes navarros siempre habían sido muy cautelosos a la hora de promover la fundación de villas como Treviño. Estos establecimientos, gobernados por sus élites locales y siempre con un fuero municipal, eran radicalmente antagónicas a los intereses de una aristocracia de ideología extractiva. Pero, en cambio, la monarquía castellana, ansiosa por consolidar su dominio sobre esa nueva adquisición, y consciente, a la vez, del rechazo que generaba entre buena parte de la aristocracia indígena, no solo fortaleció —jurídica, política y económicamente— las villas y ciudades existentes, sino que multiplicó la fundación de nuevos establecimientos. Y las articuló sobre el nuevo camino principal entre la Meseta y los puertos del Cantábrico, que pasaría por Álava y Vizcaya.

Coronación de Enrique II de Castilla, el rey que enajenó Trebiñu del patrimonio real. Fuente British Libary
Coronación de Enrique II de Castilla, el rey que enajenó Treviño del patrimonio real / Fuente: British Library

Treviño bajo la dominación castellana

Treviño, situada en el camino entre Burgos ("puerto seco de Castilla") y Bermeo (puerto principal de la Vizcaya medieval), vivió su época dorada durante los primeros siglos de dominación castellana (XIII y XIV). Pero también bajo dominación castellana conoció una larga decadencia (siglos XVI a XIX) de la que no pudo escapar, porque en 1366, con la dación a los Manrique, su fuero iniciático sufriría una progresiva erosión hasta desaparecer. A mediados del siglo XV, Treviño era una villa de lengua y cultura vasca, pero ya no compartía ordenamiento jurídico ni casuística económicos con el resto de villas y ciudades de Álava. Y con la crisis posterior a la derrota de los Comuneros (1523), Treviño correría la misma suerte que las capitales castellanas de la Meseta norte.

Los liberales y Treviño

Debido a esa dación, durante cuatro siglos largos (1366-1833), Treviño fue un enclave de la provincia castellana de Burgos en el interior del territorio foral de Álava Pero en 1833, con la muerte de Fernando VII y el pacto diabólico entre María Cristina de Borbón (la viuda del rey) y los liberales (hasta entonces proscritos y masacrados), el flamante ministro Javier de Burgos tendría la ocasión de enmendar ese atávico despropósito. La sorpresa sería que esos liberales no lo eran tanto. En el dibujo del mapa provincial de 1833 (que sigue vigente hoy), Treviño permanecería como un enclave castellano dentro del País Vasco. Porque nadie de ese mundo pretendidamente liberal tuvo la voluntad política de reintegrar Treviño a Álava y al régimen foral alavés.

Mapa de las provincies del reino borbonic español antes de la división administrativa de 1833. Font IGN (1)
Mapa de las provincias del reino borbónico español antes de la división administrativa de 1833 / Fuente: IGN

Treviño en la actualidad

Transcurridos los siglos, Treviño conserva su adscripción al mundo social y cultural vasco. Y desde principios del siglo XX, la sociedad de Treviño ha impulsado varias iniciativas para reincorporarse a Álava. En 1940 forzó un referéndum que daría como resultado un 98% de la población favorable a la reincorporación, y que el régimen franquista condenaría al olvido en un oscuro cajón de un todavía más oscuro despacho. Sin embargo, el sentimiento no desaparecería. Desde 1977, Treviño y Argantzun (los dos principales núcleos del enclave) han sido gobernados, en varias ocasiones, por el PNV y EH Bildu. Y en las últimas elecciones municipales (2023), las formaciones políticas partidarias de la reincorporación a Euskadi sumarian el 70% de los votos (7 de 9 concejales).