Barcelona, 20 de octubre de 1936, hace 89 años, el Govern de la Generalitat, presidido por Companys (ERC), daba un cuarto de vuelta más a la maniobra de liquidación del poder anarquista, que controlaba el país desde que las fuerzas leales a la Generalitat habían derrotado —por las armas— el golpe de Estado del 19 y 20 de julio de 1936. Joan Garcia Oliver, el hombre fuerte de la CNT-FAI catalana y de la seguridad interior del país, ya estaba en Madrid para asumir la cartera ministerial de Justicia, pero la figura consensuada para restaurar y ejercer el cargo de comisario general de orden público, el dirigente anarquista Dionís Eroles, que tenía la misión de depurar a las siniestras Patrullas de Control y devolver el control de la Seguridad Interna a Mossos d'Esquadra y Guardias de Asalto, no contaba con la confianza del núcleo del poder del país.

Garcia Oliver, Fernandez y Escorza. Fuente Archivo Nacional de Polònia, Archivo de ElNacional y Revista Juventud Libre
Garcia Oliver, Fernández y Escorza / Fuente: Archivo Nacional de Polonia, Archivo de ElNacional y revista Juventud Libre

El desafío de ERC y del PSUC a los anarquistas

Companys y el consejero de Interior, Artemi Aiguader (ERC), y de Economía y Abastecimientos, Joan Comorera (fundador del PSUC y peso pesado en la política catalana del momento), pactaron el nombramiento de Andreu Revertés, dirigente de la formación independentista Estat Català. Aquel nombramiento era, en aquel momento, políticamente difícil de explicar. Estat Català, partido cofundador de ERC, se había desvinculado de la plataforma de Companys después del turbio asesinato del dirigente independentista Miquel Badia (abril de 1936), sin embargo, aquella diabólica estrategia se explicaba porque Estat Català era, históricamente, la bestia negra del anarquismo, hasta el punto que Garcia Oliver habría forzado su exclusión en la composición del Comité de Milicias Antifascistas, el gobierno de facto del país controlado por la CNT-FAI (julio-septiembre de 1936).

Compañeros, Comorera y Aguador. Fuente Biblioteca Nacional de España y Esquerra Republicana
Companys, Comorera y Aiguader / Fuente: Biblioteca Nacional de España y Esquerra Republicana

¿Por qué un dirigente de Estat Català?

Este elemento —el conflicto permanente entre el independentismo y el anarquismo que remontaba a la época del sospechoso desembarque de la FAI, que coincidió con la restauración del autogobierno catalán (abril de 1931)— explica la estrategia de Companys, Argemí y Comorera, y la confianza en Revertés para arrinconar y liquidar el poder anarquista. Dionís Eroles —el hombre de consenso propuesto por Garcia Oliver y que ya cumplía, oficiosamente, esta función desde principios de octubre— fue reubicado como "jefe de servicio de la Comisaría General de Orden Pública", subordinado a Revertés, y, a pesar de la decepción declaró a la prensa (El Diluvio, 20/10/1936): “Aquí me tienen ustedes, cargado de buena voluntad para hacer una obra provechosa en relación con el orden público y de acuerdo con las circunstancias actuales”.

Andreu Revertés. Fuente Arquea (Archivo de Revistas Catalanas Antiguas)
Andreu Revertés / Fuente: ARCA (Archivo de Revistas Catalanas Antiguas)

La reacción de Eroles

Los hechos que se produjeron inmediatamente después demostrarían que la decisión de marginar Eroles no era equivocada. El anarquista Eroles —desde su atalaya de poder— crearía un grupo delictivo, conocido como los nanos d’Eroles, que se dedicaría a la extorsión, el asalto y el asesinato selectivos (véase el reportaje "Los nanos d’Eroles, los gánsteres en la retaguardia republicana catalana"). Pero, en cambio, todo hacía pensar que con Revertés al frente de la Comisaría General se conseguiría el objetivo buscado. La gran sorpresa saltó pocas semanas después (noviembre de 1936). Mientras los nanos d’Eroles delinquían impunemente, Revertés era detenido, torturado y asesinado. ¿Qué pasó con Revertés y por qué solo estuvo treinta y cuatro días en el cargo?

Los niños de Abancalas. Font Mirevista (1936)
Los nanos d'Eroles / Fuente: Mi revista (1936)

La detención y tortura de Revertés

El 24 de noviembre, a las tres de la tarde, elementos de la Junta de Seguridad Interior de Catalunya (organismo encargado de la supervisión del orden público y que estaba coordinado por el dirigente anarquista Aurelio Fernández, alias el Cojo) detenían Revertés y lo conducían a una mazmorra del castillo de Montjuïc. Revertés fue inicialmente interrogado con relación a una falsa acusación, el asesinato de su suegra, pero enseguida apareció el verdadero motivo de aquel interrogatorio. Los secuaces del Cojo torturaron brutalmente a Revertés y obtuvieron su confesión. El complot tenía el objetivo de ejecutar a una veintena de dirigentes anarquistas, masacrar a las siniestras Patrullas de Control, tomar el poder y relevar a Companys. En cambio, no quedó claro qué destino habían previsto para el presidente: la ejecución o el exilio forzado a Francia.

¿Cómo habían tenido conocimiento de aquel complot?

La investigación historiográfica sostiene que, en la fabricación de aquel complot, los dirigentes de Estat Català no tomaron las medidas de seguridad necesarias. Unas semanas antes de la detención de Revertés, Estat Català había celebrado un acto público en la sala Price (01/11/1936), donde se insistió en que, con relación al desgobierno y la criminalidad en que estaba inmerso el país, "había que hacer alguna cosa". En aquel acto estaba presente Joan Casanovas (Estat Català), presidente del Parlament y exprimer conseller de la Generalitat, que hizo una pequeña intervención —no prevista en el programa—, pero lo bastante significativa para levantar sospechas a las secretarías de Orden Público controladas por el gansterismo anarquista. Los historiadores también apuntan una posible indiscreción por parte de alguien muy próximo, a la vez, a Revertés y a Eroles.

¿Cuándo y cómo se empieza a desmontar el complot?

El complot se empieza a desmontar horas antes de la detención de Revertés. A primera hora de la mañana del 24 de noviembre, agentes de paisano de los Mossos d'Esquadra se desplazaban al aeródromo de Can Tunis y detenían Josep Muxí, aviador y hombre de confianza de Revertés, que estaba esperando a un pasajero para volar a París y que nunca aparecería. Este pasajero tenía que ser, posiblemente, el president Companys, obligado a exiliarse después del triunfo del complot independentista. Muxí fue interrogado. Pero Companys no confirmaría el alcance de aquella operación hasta que tuvo en frente a Joan Torres Picart (Estat Català), el verdadero arquitecto de la trama. Mientras falsos policías torturaban a Revertés en Montjuïc, Torres confesaría delante de Companys y el president —que no daba crédito a lo que oía— sufriría una grave crisis nerviosa.

¿Cuál era el objetivo final de los independentistas?

Torres, Revertés y Casanovas habían mantenido conversaciones secretas con la cancillería del primer ministro francés Léon Blum (Partido Socialista) y habrían pactado la proclamación y el reconocimiento de la independencia de Catalunya y la exclusión del territorio catalán del conflicto civil español. Algunos investigadores apuntan a que la fuente de la delación del complot estaría localizada en este escenario negociador. El ejecutivo de Blum era un gobierno de concentración (Matignon, 1936) que reunía socialistas (PSF), comunistas (PCF) y anarquistas (CGT), y alguno de los negociadores franceses habría podido filtrar el contenido de aquel acuerdo, por ejemplo, a Garcia Oliver (CNT-FAI), a Tarradellas (ERC) o a Comorera (PSUC, estalinista como el PCF), y que había proclamado que la prioridad absoluta era ganar la guerra española.

El gobierno de coalició de izquierdas francesas que habría pactado con Estado Català. Fuente Bibliothèque Nationale de France
El gobierno de coalición de izquierdas francesas que habría pactado con Estat Català / Fuente: Bibliothèque Nationale de France

¿Cómo acabó aquel complot?

Alguien facilitó la rápida salida de Torres y de Casanovas del escenario del conflicto y los situó al exilio de Francia. Otro dirigente independentista implicado en aquel complot, Josep Maria Xammar (amigo personal del difunto Miquel Badia), también se exilió a Francia, y Artemi Aiguader continuó en el cargo, y, pasados los meses, su balance al frente de Interior presentaría más sombras que luces. Pero, en cambio, Revertés fue abandonado por todo el mundo y fue convertido en el blanco del odio de Companys y de los anarquistas Fernández, Eroles y Escorza. El 30 de noviembre —después de seis días de torturas incesantes—, la guardia de corps del president (un grupo de gánsteres con traje y corbata) lo excarcelaban con la orden de conducirlo a Andorra, pero se detuvieron a medio camino —en Calaf— lo sacaron del coche y lo remataron a tiros.

Casanova i Xammar. Fuente Esquerra Republicana y Frente Nacionalista de Catalunya
Casanovas y Xammar / Fuente: Esquerra Republicana y Front Nacionalista de Catalunya