Los cuentos reunidos en Cómo encontré al autor de mi necrológica. Relatos de humor autobiográficos, de Jaroslav Hašek tienen un siglo de antigüedad. Ahora los ha publicado en castellano La Fuga Ediciones, con una nueva traducción de Marina Tutusaus. Y cien años más tarde, la sátira del escritor checo mantiene su vigencia.

Jaroslav Hasek in Prague 1921 Viquipedia

Caraduras

El lector encontrará en Cómo encontré al autor de mi necrológica toda la gracia de Las aventuras del buen soldado Švejk, pero concentradas en cuentos cortos. Sobre todo, encontrará la característica caradura de Švejk. Los personajes más característicos de Hašek son absolutos antihéroes, descreídos que sólo tratan de sobrevivir en un mundo hostil y que lo hacen con grandes dosis de picardía y falta de escrúpulos. Engañan, estafan, rehúyen los compromisos, se emborrachan, hacen el vago... Hašek consigue hacer una cruda sátira de la Europa de principios del siglo XX a través de personajes populares que no comulgan con las estructuras sociales dominantes, pero que no las combaten para derribarlas, sino que se limitan a oponerse a ellas con toda su pasividad.

¿Era Hašek o no?

Hašek utiliza la primera persona en buena parte de estos cuentos para hacerles ganar en frescor y verosimilitud. No tiene ningún problema al usar un vocabulario popular, e incluso soez, terriblemente ágil. Pero a menudo quedan dudas sobre hasta qué punto los relatos son autobiográficos. El escritor checo trabajó, de muy jovencito, de aprendiz en una droguería, una experiencia que podría quedar retratada en el cuento "Una vieja droguería". No está claro hasta qué punto exageraba. Más tarde, se dedicó a escribir textos para la revista Mundo de los Animales, y tal como se explica, punto por punto, en el cuento (o no cuento) "En una revista de fauna", se especializó en inventarse animales fantásticos presentándolos como reales, hasta el punto que mantuvo contactos con eminentes zoólogos que se habían creído sus imaginativas descripciones. Ahora bien, el cuento inicial de la recopilación "Mi confesión", ironiza, justamente, sobre las supuestas maldades que habría cometido el propio autor. Y es muy probable que el relato que da nombre en la recopilación "Cómo encontré al autor de mi necrológica" fuera generado por la fecunda imaginación del escritor checo. Ahora bien, no hay ninguna duda que la propensión de los personajes de Hašek al consumo de alcohol se inspiran en su propia persona: era conocido por su fuerte alcoholismo.

Cien años que pasan en vano

En los cuentos de Hašek no hay móviles, ni internet, ni grandes superficies. Hay tenderos, revistas, campesinos que cultivan la tierra con sus manos... Pero más allá de los cambios tecnológicos, queda claro que no muchas cosas han cambiado en el alma humana desde los tiempos en que Hašek escribía. La rapacidad de los propietarios sigue existiendo, la incompetencia de los funcionarios no ha cambiado y los abusos policiales están al orden del día. Por eso Hašek se lee como si fuera un autor actual y no como el maravilloso clásico que es.

Dosis concentrada de sólido humor

Cómo encontré al autor de mi necrológica permitirá a aquellos que habían disfrutado de Las aventuras del buen soldado Švejk reencontrarse con el mejor Hašek, y hacerlo con textos breves, frescos y muy fáciles de leer. Y los que no hayan podido leer la obra magna del escritor checo, con estos cuentos pueden introducirse en la obra de un auténtico genio del lenguaje. El humor negro de Hašek continúa vivo pese al paso del tiempo. Quizás, ahora más que nunca, en tiempo de corrección política y autocensura, se echa de menos su contundencia. Esta recopilación de relatos es una auténtica bombona de oxígeno frente en un mundo que sigue, cien años después, siendo asfixiante...